El hombre detrás del bote

Bienvenido Front

Bienvenido Front, el coach de la selección nacional de remo, explica su método y la relación con Chile, además del sentimiento de nostalgia por la familia y España.



A los ocho años le comunicaron que sufría de una parálisis que le iba a inmovilizar de forma permanente parte del lado derecho de su cuerpo. No había tratamiento que la curara. La limitante no le impediría hacer una vida normal a largo plazo, pero fue un golpe durísimo, como lo sería para cualquier niño que tiene el sueño de dedicar su vida al deporte. Sin embargo, lo que se presentó como una frustración se transformó en una oportunidad que no lo iba a detener para, casi 60 años después, ser un referente del remo español y dejar una huella de valor incalculable en el chileno.

El head coach de la selección de remo que triunfa en Lima, Bienvenido Front (62), llegó en 2013 a Chile y todos los estamentos que componen la disciplina coinciden en que su mano ha sido clave para explicar la sólida estructura que disfruta el remo actualmente. Su llegada se produjo luego de varios años en que la federación buscó contratarlo y cuando finalmente se produjo su arribo, muchos lo miraron con recelo por su condición física.

"Cuando llegué a Chile y se produjo el primer contacto con la gente vi cierta decepción. Uno se da cuenta. Obviamente muchos no me conocían personalmente y la primera reacción fue de sorpresa por ver que alguien de quien se espera mucho tiene una limitante de este tipo. Pero al poco tiempo eso se dio vuelta por completo gracias al trabajo y que nos ganamos la confianza de todos", recuerda.

Sus días los pasa en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Curauma, de donde apenas se mueve ya que vive a pasos del recinto. La jornada en el CEO arranca a eso de las 7 de la mañana y se extiende hasta los 8 de la noche, excepto los domingos por las tardes. Son cuatro o cinco horas en la laguna, donde desde un bote dirige cada entrenamiento y aplica la disciplina. Sus pupilos lo describen como una persona dura, obsesiva y rigurosa, que está encima de todo, pero a la vez cercana.

"Lo mejor es lo que viene. Tenemos 17 chicos de entre 16 y 22 años, el 85% del equipo, que nos hace creer que para 2023 estaremos en el mejor momento del remo chileno. Eso genera expectativas. Siempre que no hay resultados está la excusa de que son jóvenes, pero yo digo que los resultados tienen que darse sin apresurarse. Para que a los 25 años sean campeones del mundo, a los 20 tienen que acabar quintos. Si son 18° nunca serán campeones del mundo", dice el nacido en Amposta (Tarragona).

"Acá se ha cambiado no solo el sistema sino también la mentalidad", añade; "y eso hace que Chile sea muy competitivo en el remo. Lo que hicimos fue crear un sistema para que todo el esfuerzo se viese reflejado en unos resultados como equipo, no solo individuales. En su momento tuvieron éxito Cerda y Yantani, luego Leal. Al comienzo de este ciclo, las mellizas. Ahora podemos hablar de mucha más gente que está teniendo resultados".

Dice no saber cuál es la clave del éxito, aunque sí conoce la del fracaso: "Intentar contentar a todo el mundo. Aquí hay que tomar decisiones muy objetivas. Cuando tienes un grupo e intentas que todos sean felices lo único que haces es bajar el nivel. Siempre les digo a los más flojos que yo nunca los voy a esperar. Mi obligación es que los buenos sigan creciendo y que los menos buenos intenten alcanzarlos. Pero si yo por esperarlos bajo el nivel de exigencia, perdemos todos".

Para Front, lo que mantiene toda la estructura e ilusión son los resultados ya que, en sus palabras, esa es la mejor manera de demostrar su trabajo. "Los resultados alimentan a los deportistas y a las instituciones que nos apoyan, sino es imposible convencer a alguien. Si no hay resultados van a pensar que qué diablos hacemos todas las horas que estamos estrenando acá. Esa es mi filosofía".

La nostalgia

Tras seis años y medio en Chile, en la federación son conscientes de que es probable que Front parta tras Tokio 2020. Una decisión que pasa por sus propias convicciones y el desgaste diario que conlleva su cargo. "A todos lados donde me ha tocado ir voy con mi frasquito, mi método de trabajo. A ese frasquito ya le va quedando poco adentro por un desgaste natural. Y cuando se acabe es mejor que llegue una voz nueva con ideas nuevas. Nunca he estado más de ocho años en un mismo lugar", relata, mientras lo interrumpe brevemente una llamada desde España, el otro motivo que lo aleja de Chile. "Mis nietos que me llaman siempre después de la cena, hora de almuerzo acá. Los veo muy poco y se echa de menos. Mi mujer me acompañó acá al principio pero volvió, la soledad aprieta".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.