“Yo le gané al Covid-19, pero tú no eres Zlatan”. Esa frase es parte de una campaña para concientizar a la población italiana de los riesgos del coronavirus. Pero también tiene un toque de la personalidad arrolladora de un futbolista tan mediático como efectivo, que atraviesa su segunda juventud en la Serie A. Con 39 años, Zlatan Ibrahimovic sigue siendo determinante.

El último domingo le dio la victoria al Milan, sobre el Udinese, con una chilena cerca del final. Es el séptimo tanto del sueco en la liga 2020-2021, en la que se erige como el máximo artillero. La presencia de Zlatan también explica, en parte, que el cuadro rossonero sea el puntero del torneo peninsular con 16 puntos, y uno de los tres invictos.

Esta historia de reencuentro parte a fines de 2019. Luego de su paso por la Major League Soccer (MLS), en donde fue la bandera de Los Angeles Galaxy, Ibrahimovic anuncia su retorno al Milan, un gigante dormido, aletargado por momentos complejos a nivel deportivo e institucional. Recaló como agente libre y solo por seis meses. Pero fue tal su relevancia en el equipo que terminó renovando. Hizo 11 anotaciones en 20 partidos, contribuyendo a que el Milan subiera en la tabla y acabara sexto, clasificando a la Europa League. En la campaña actual suma siete tantos en ocho presencias.

Planteándolo de otra manera, Zlatan aporta el 50 por ciento de los goles del equipo en la Serie A (7 de 14). El sitio de estadísticas WhoScored menciona que el sueco es el quinto jugador con más tiros por partido de Europa, con 4,5. Está detrás de Lewandowski (5,8), Neymar (5,5), Messi (4,7) y Salah (4,6).

Otra bestia del área como el noruego Erling Haaland se rindió ante Ibrahimovic. “Son estadísticas de locura. Es una locura. Tiene 39 años y es así de bueno. Este hombre no es normal”, dijo el ariete del Dortmund a ESPN.

Más allá de los números, lo que sobresale del delantero nacido en Malmö es su personalidad avasallante, con el autoestima a tope. Para muestra, un botón: fue clave en la victoria del Milan sobre el Inter en el reciente Derby della Madonnina y Zlatan celebró publicando un mensaje en Twitter diciendo que “Milan nunca tuvo un rey, tienen un Dios”. Una tocada de oreja a los hinchas neroazzurri y de pasada a Arturo Vidal.

Un estudio interesante, basado en estadísticas de Opta hasta la temporada 19-20, muestra que el delantero ha participado menos en la construcción de jugadas desde que se fue del Milan por primera vez, en 2012. De todas maneras, ha mantenido su cantidad de remates a portería, lo que se concluye en que tiene una participación más directa en el juego, como un finalizador de jugadas. En el dibujo de Stefano Pioli en este Milan puntero de Italia, Ibra es el centrodelantero, apoyado por una línea de volantes que vienen desde atrás y que apelan a darle profundidad al equipo.

“No estoy aquí para hacer de mascota… Ya no tengo 28 años, pero en lugar de correr, aún puedo disparar desde 40 metros”, manifestó en enero pasado, recién llegado de vuelta a la tienda lombarda. Las estadísticas son clarificadoras: Zlatan, quien alguna vez que autodenominó como Benjamin Button, no es la mascota del Milan.