Se están acabando las palabras para describir a Luka Doncic. Magia, determinación y talento definen al esloveno y lo que está haciendo no solo en la parte final de la temporada en la NBA, sino que durante todo el año ha demostrado su calidad. Y eso que es recién su segundo año en el mejor básquetbol del mundo.
En la jornada de domingo 23 de agosto, el esloveno volvió a dar una exhibición. Una en terreno complicado, pues Los Angeles Clippers ganaban la serie de cuartos de final de la Conferencia Oeste ante los Dallas Mavericks de Doncic. Sin embargo, el exjugador del Real Madrid brilló con luz propia para igualar 2-2 la llave ante uno de los favoritos a ganar el anillo.
Dallas ganó 135-133 en el tiempo suplementario, tras recuperarse en el regular de ir 21 puntos abajo, pero Luka destacó en todo el partido: 43 puntos, 17 rebotes y 13 asistencias. Y eso que llegó en duda, pues una molestia en el tobillo lo tuvo en observación hasta horas antes del juego, cuando se confirmó, por fin, que incluso sería parte del quinteto inicial en el cuarto duelo ante los Clippers.
Si durante todo el juego (y todos los disputados en la Burbuja), Doncic dio una exhibición, en el tiempo suplementario el esloveno se puso en los zapatos de Michael Jordan y LeBron James, para tener la última palabra y decidir, finalmente, que sería su equipo el triunfador de la jornada. Primero, igualó el marcador a 50 segundos del final. A 22 segundos del término, el hombre fuerte de Dallas volvió a anotar una canasta que dio dos puntos de ventaja a su elenco. Marcus Morris, desde una esquina, hizo un triple para los Clippers y se ponían una unidad arriba y con mínimo tiempo en el reloj.
Ahí, otra vez, apareció Luka. Tomó la pelota y casi sin despeinarse, hizo una finta, logró una ventana de espacio y lanzó con la bocina anunciando el fin del partido: triple, triunfo e historia para que la llave siga extendiéndose. Otro día en la oficina para el jugador más determinante en la Burbuja.