El infierno es Vespucio
Omar Aguilar, récordman chileno de maratón, primer ganador del de Santiago, recorre junto a La Tercera el circuito de 2018. Una voz autorizada para señalar los puntos claves del recorrido, sus pendientes y sus dificultades. La gran fiesta atlética de Chile entra en su recta final.
Fue el primero en ganar el Maratón de Santiago, cuando por 1992 era una novedad y no movía las masas que hoy lleva. Omar Aguilar (57) es voz más que autorizada para analizar la próxima versión de la que considera la carrera "más dura de Latinoamérica" y para compararla con otros circuitos del mundo. Por si fuera poco, es dueño del récord chileno en 42 kilómetros, cuando en abril de 1988 hizo el Maratón de Rotterdam en dos horas, 12 minutos y 19 segundos. Hasta ahora, nadie ha podido acercarse a sus números. "Soy único; tendría que nacer gente de nuevo, porque por ahora no hay nadie que pueda batirlo... pero las marcas son para romperlas", comenta el Pingüino.
¿Qué diferencias ve entre el circuito donde hizo historia con el del domingo? "Son muchas. Cuando yo hice el récord era un circuito más plano. Luego la ciudad fue creciendoy modificando su recorrido. Ya no es la carrera más rápida del mundo, pero sigue siendo plano. El mejor maratón, el circuito ideal, es el de Berlín", comenta.
Aguilar no correrá Santiago en 2018, pues mañana parte a otro de sus circuitos predilectos. Viaja rumbo a París, Francia, para ser guía de un grupo de sus alumnos, con quienes entrena y sale a sumar kilómetros cuatro días a la semana. "El de París es un recorrido plano, tiene algunas pendientes o pasos bajo nivel, pero no se hace pesado. Es una de las carreras más bonitas que hay, pasas por monumentos tradicionales y compartes con más de 55 mil personas", describe. Además, hace la diferencia con el de Santiago: "Es harta", responde. Y agrega: "La de acá es más pesada, por eso no se hacen buenas marcas. La altimetría es bastante alta. Santiago cada vez agarra más vuelo, pero para hacer marcas y bajar los tiempos, no es recomendable".
Sobre la preparación que hay que hacer para correr 42 kilómetros, Aguilar recomienda que se haga con anticipación. "Lo normal son 18 a 20 semanas de entrenamiento y mantener un ritmo de kilometraje. No es llegar y correr, muchos amateur lo hacen y no es recomendable. Es incluso irresponsable", explica el profesor de Santiago Runners, donde tiene a 35 alumnos bajo su conducción.
Pese a los nervios que puede despertar una competencia como la del domingo, Aguilar recomienda hacer la rutina con normalidad. Los entrenamientos deben bajar su intensidad en la semana previa para no generar una sobrecarga al y sentirla durante el recorrido. Eso sí, especifica que el cuidado depende de cada uno y que habrán nervios. "Uno va a estar preocupado, pero si tiene en mente un objetivo importante se va a cuidar más que el resto. El que simplemente quiere llegar a la meta lo va a tomar como un trote más, pero el que busca hacer marca o mejorar sus tiempos, se va a cuidar más", comenta el récord nacional y aconseja dormir bien e hidratarse bien, al menos, 48 horas horas antes.
- Kilómetro 0: "Los nervios comienzan al momento de despertar, ya dan ganas de ir al baño. Llegando a la partida hay gente que viene pálida, los nervios atacan, pero hay que saber controlarlo. Cuando llegas de madrugada y escuchas la música de fondo te motiva. Lo único que esperas es que pase rápido la hora y empezar a correr".
- Kilómetro 1: "La gente amateur sale a su paso, algunos riendo y otros conversando. Por la mitad sale el grupo más concentrado y que no les preocupa ir en la punta. Los primeros salen fuerte porque es de bajada, lo que puede ser un grave error. Lo recomendable es partir al paso de cada uno y tomando conciencia de sus capacidades. Es sólo el comienzo".
- Kilómetro 2: "Avenida España es peligrosa por los adoquines. Hay que tener cuidado con lesionarse. Recomiendo ir atento y seguir la línea azul del maratón. Busca la zona más plana. Afortunadamente no es tanta distancia, pero está desnivelado y he visto gente torcerse el pie".
- Kilómetros 3-4: "La marcha sigue rápida, seguimos en bajada. Mucha gente no controla su ritmo. Aún no aparece el público por esta zona. Falta cultura deportiva para que las personas se motiven y salgan a ver los maratones".
- Kilómetro 5: "El primer punto de agua, todos debieran hidratarse sí o sí. Hay bandas musicales aquí, que lo copiaron de Estados Unidos. El corredor de elite no escucha y solo sigue su paso, pero es una fiesta para la gente que viene más atrás. Son diferentes ambientes. En el grupo de elite, incluso hay compañerismo en prestarse la esponja para refrescarse. Los amateur van en una fiesta".
- Kilómetro 7: "En Avenida Matta hay una pequeña pendiente. Parece mínima, pero se siente. Se debe mantener el ritmo. Cada uno corre contra su propio tiempo".
- Kilómetro 8: "La gente ya empieza a asomarse. Los locatarios salen a ver la carrera, ya que saben que pasa todos los años. También la gente que pasa a las ferias, esta parte es bien concurrida".
- Kilómetros 9-10: "Aquí sigues subiendo, en Avenida Grecia, que tiene una pendiente que igual se siente. Es más, a los competidores que vienen de fuera se les hace difícil el general de la carrera. En el punto de hidratación (10k) todos deberían tomar agua. Si no tomaste antes, el cuerpo te va a pedir. Hay que hacerlo bien. El calor juega su parte también. No es bueno tomar todo de golpe, porque que el cuerpo pida eso puede ser una señal de deshidratación".
- Kilómetros 11-12-13: "Es un terreno semiplano, sube más adelante. Hay que buscar el mejor camino y la mayoría elige la izquierda. Aquí la cabeza de un corredor elite sigue bien, sin pensar en cuánto falta. A menos que haya una lesión o malestar de por medio".
- Kilómetros 15 al 18: "Uno acá se puede soltar, alargar el paso aunque no es necesario apurar. Se puede estirar más las piernas y te vas recuperando para la subida que viene. Pasado un kilómetro uno se recupera y retoma el paso. Para un elite aún no debería aparecer el cansancio. Esta parte beneficia a los corredores porque es en bajada. Hay árboles, el ambiente es mucho más fresco y eso ayuda mucho. Es un trayecto que se podría definir como fácil. Es un tramo largo y cómodo".
- Kilómetro 20: "Comienza una leve pendiente. Acá se acaba lo fácil. Por acá se le cae el poto a varios, se hace una transición a un paso más corto. Es normal que la musculatura no levante tanto. Hay que mantener un paso estable, agachar la cabeza y darle para arriba no más. Es necesario controlar el paso y saber que, como es subida, se puede ir más lento".
- Kilómetros 23 al 30: "Ésta es la parte que todos odian. Se hace eterno. Américo Vespucio (luego Avenida Ossa) son varios kilómetros subiendo. Te vas desgastando mentalmente y físicamente la ruta te come las piernas. La gente ya no habla, se acabó la alegría de los que van más atrás. Te empiezas a desgastar. En el kilómetro 24 te ofrecen gel energético. Quien lo consuma debe haberlo hecho antes, mientras entrenaba, o puede pasar la cuenta, todo se entrena. Antes de llegar al 25 hay una subida que te afecta un poco. Es corta, pero la más pronunciada del camino. Vespucio es un infierno, uno quiere llegar, por lo menos, a la Escuela Militar y no aparece nunca".
- Kilómetro 31: "Aquí ya se acabó el sufrimiento, empieza a ser más plano y aparece otra vez la sombra. Hay gente viendo en las calles, en las esquinas. La familia que le grita, apoya y aplaude a su gente, les sacan fotos. Al fondo están los caballos del club de polo. Eso sí, están los últimos 500 metros en subida, después solamente es de bajada".
- Kilómetro 33: "Empieza la recta final. Los que conocen el trayecto piensan que se acabó el maratón, porque ya hicieron lo más difícil. Los que llegan bien de piernas pueden terminar sin problemas. Se recomienda echar el cuerpo para adelante y estirar el paso. No es una bajada desenfrenada, pero sí es bajada. Es cuestión de levantar la rodilla. Si vienes bien, apura un poco, pero la idea es hacerlo gradualmente".
- Kilómetros 34-35-36: "Generalmente hay muchísima gente rodeando el Parque Bicentenario. De aquí para abajo es fácil. El que viene mal tratará de mantener, porque si intenta apurar no va a poder. Lo que sí, se empiezan a estirar los músculos. El isquitobial y los cuádriceps se empiezan a golpear. El que viene bien se va a soltar por la bajada. Pero generalmente van todos mirando hacia el norte, corriendo medios doblados y solo queriendo terminar".
- Kilómetro 39: "Es motivante, te encuentras con la gente que viene de los 21k. Eso sí, creo que deberían diferenciar en el recorrido quienes vienen de los 21, que son muchísimos, con el grupo de los 42, para que no se junten todos".
- Kilómetro 40: "Llegaste a Plaza Italia, se ven las pantallas, hay música, otro ambiente. Si vienes bien, la recomendación, nuevamente, es apurar. Pero si no, los últimos kilómetros se hacen eternos. Si vas con buena marcha puede volver el ánimos. Muchas personas se empiezan a emocionar por estar cumpliendo su objetivo, porque la carrera es muy pesada".
- Kilómetros 41-42: "Se ve la meta y aumentan los deseos de llegar. En las calles está lleno de gente viendo, se juntan muchas personas. Es una emoción porque vas terminando. Todo el sacrificio valió la pena, los días levantándote antes de las seis, todo. Está la familia, los amigos, esperando. Es un sentimiento especial. Por fin terminaste, para esto: terminar con los brazos arriba, la medalla en el pecho y bueno, será hasta el próximo año".
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