El Inter de Milán aprendió la lección. Con la esperanza de tomar la punta de la Serie A, al menos por un par de días, el cuadro lombardo salió con el cuchillo en los dientes en el Artemio Francchi. Apenas el árbitro dio el pitazo inicial se notó la diferencia de planteles y realidades.

Un duelo con especial acento chileno, con Arturo Vidal y Alexis Sánchez titulares. Licencia que se permitió el tozudo Antonio Conte (quien vio el duelo de las tribunas por suspensión) a sabiendas de que ninguno de los dos nacionales podrá jugar a mitad de semana por la Copa Italia, en la vuelta de la semifinal frente a la Juventus, por acumulación de amarillas.

Sin embargo, ambas estrellas corrieron suertes totalmente opuestas. El King nunca encontró su lugar en el medio de la cancha. Se vio lento y poco preciso en el pase. Un diagnóstico que su técnico apreció sin duda, ya que el ex volante de Barcelona no volvió después del descanso por una contusión en la rodilla izquierda.

Lo del tocopillano fue diferente. Si bien demoró en entrar en ritmo, tras perder algunos balones en el inicio, después se liberó en punta y fue constante razón de riesgo para la escuadra viola.

Cuando la presión de Inter se hizo insostenible, una jugada preparada en un córner terminó con la asistencia de Sánchez para Nicoló Barella. Una conquista que soltó a los lombardos que antes del final pudieron aumentar las cifras. Sin embargo, la habilitación perfecta del Niño Maravilla terminó en un cabezazo horrible de su amigo Romelu Lukaku.

Sánchez, frustrado

Y el segundo siguió en la misma línea. Fiorentina salvando la vergüenza e Inter con el primer puesto en medio de los ojos. La misma dinámica que envolvió al tocopillano, quien no demoró en confirmar la elección de mantenerlo en cancha.

A los 52 minutos, un pase en profundidad del chileno dejó solo a Achraf Hakimi en la punta derecha. El marroquí no dudó en levantar la cabeza, cuando vio a su compañero Ivan Perisic, quien no hizo más que empujarla.

Una decena de minutos más tarde, Conte volvió a ser Conte. Con el partido a su merced cambió puesto por puesto. Una situación que volvió a sorprender al Niño Maravilla, quien masculló la rabia cuando se dio cuenta de la herejía de su entrenador, quien lo cambió por Lautaro Martínez.

Cuando el partido estaba prácticamente sentenciado, el DT de la“Fiore Cesare Prandelli movió un poco su banca. Fue el momento de Erick Pulgar, quien pudo hacer poco para evitar que Internazionale tomara el liderato, al menos hasta que Milan (un punto abajo) reciba el domingo al colista Crotone.