El lado zen de Niemann
Un latino en el cerrado mundo anglosajón del golf profesional. Su juego, su irreverencia y su calma llaman la atención de los especialistas. La revolución de Joaco ya está en marcha.
Joaquín Niemann (Santiago, 7 de noviembre de 1998) encandila al mundo con un juego que no deja indiferente a nadie y con una personalidad atípica para el empaquetado mundo del golf. Con sus dos segundos lugares en Hawai, dio un enorme salto en su carrera y ya es el número 25 del planeta, el mejor latinoamericano y el segundo más joven del top 25. Un talento que, sin duda, no se ve todos los días.
El afamado periodista de golf estadounidense Daniel Rappaport escribió hace algunos días sobre el chileno y describió sus notables cualidades. “Tiene un swing excepcionalmente explosivo que no encontrarás en ningún manual de instrucciones. Este tipo va a estar entre los 10 mejores del mundo durante mucho tiempo, quizás para el verano”, vaticinó.
No es muy distinta la opinión de Gerardo Riquelme, subdirector del diario español Marca y especialista en golf. “Me parece un jugador que en teoría tiene las condiciones para ganar un grande, seguro. No lo conozco personalmente, pero sí conozco mucho a su manager (Carlos Rodríguez) y, a través de él, sé que es un chaval formidable, que tiene claro lo que quiere ser en la vida y que tiene una humildad tremenda, que es muy importante en el deporte”, sostiene.
Su opinión la sustenta en las condiciones del talagantino. “Golfísticamente, me parece un jugador con una pegada muy buena, con un swing muy elástico, y eso, a la postre, veremos si no le genera algún tipo de lesión. Además, puttea de gran manera y lee muy bien el torneo en sí. El hecho de que haya estado dos veces cerca de ganar en Hawai es significativo y habla de que es un jugador muy competitivo. Creo que puede ser probablemente el mejor sudamericano en la historia del golf, incluso, superando a De Vicenzo y a Ángel Cabrera”, afirma.
Eduardo Miquel, entrenador de Niemann, celebra el presente de su dirigido y coincide con la visión de los expertos. “Joaco es reconocido a nivel mundial por sus condiciones; por la manera de jugar; por cómo le pega a la pelota. Es muy sólido. Y, aparte de ser un cabro súper simpático y de buen carisma, sus estadísticas de tee a green son increíbles, y por eso los gringos saben que puede ganar en cualquier minuto”, expresa.
Uno de los episodios que más impresionó al mundo del PGA, fue cuando Joaco esperó el desempate del Torneo de Campeones en Hawai. La imagen de él y su novia, compartiendo una especie de pícnic con Sergio García y su esposa, sorprendió y abrió el debate. “A mí me llamó mucho la atención. El tío estaba hablando con Sergio y las mujeres, cuando los otros jugadores se van a ver el móvil o a tirar a la cancha de práctica. Lo vi como algo muy especial y me parece que lo distingue y dice algo, que es que no tiene problemas en jugar bajo presión”, apunta Riquelme.
Pamela Zenteno, madre del golfista, explica esa manera de enfrentar las situaciones límite.”Yo creo que él lo ve de la siguiente manera: ‘Estoy a punto de ganar un torneo, voy a disputar el primer o segundo lugar. ¿Cómo lo tomo? ¿Me pongo tenso o simplemente suelto y disfruto este momento?’. Yo creo que eso es lo que él ya sabe manejar. Él tomó la opción de disfrutar ese momento. Y por eso lo vieron relajado y distendido, muerto de la risa; pero en el fondo es una forma de botar la presión que tenía encima. Es una forma de canalizarla y creo que es bien sabio hacerlo así”, concluye.
En ese sentido, la progenitora hace una radiografía de su hijo: “Voy a hablar no como mamá, porque puede sonar muy poco objetivo, pero como él ya no vive conmigo hace unos dos o tres años, he podido observarlo desde otra perspectiva y veo un hombre o un niño-adulto con unos valores, una templanza, una postura y un equilibrio muy lindos frente a la vida. Siempre ha sido muy conciliador y no se desespera. Es como si tuviera una varita mágica con la que sabe regular los tiempos en la vida. Él sabe manejar eso y sabe que todo tiene un precio y ese precio es el trabajo, la perseverancia, la pasión. Es un clic muy bonito. Tal vez tiene un lado medio zen”.
Su hermano mayor, Lukas (23), ha sido testigo del respeto que se ha ganado el talagantino en el circuito, ya que lo ha acompañado a diversos torneos.
“Es conocido y muy respetado en el mundo de los golfistas y ahora la gente lo sigue harto en los campeonatos. Yo he estado con toda la gente y hablan de lo bueno que es, sin saber que soy el hermano. Es un orgullo enorme”, recuerda.
También ha podido darse cuenta de algunas diferencias del golf con otras disciplinas, sobre todo desde lo humano. “Es un deporte muy competitivo desde lo deportivo, pero para nada lo es desde lo personal. Compites contra ti mismo, pero no existe mala onda. He ido a campeonatos donde no hay latinos y Joaco conversa con todos. De hecho, tiene un amigo que se llama Harold Varner, americano, que debe ser de los más simpáticos. Te cagai de la risa con él; se pone a bailar, a cantar, echa la talla. Uno tiene esa idea de que los latinos somos más alegres, pero hay de todo”, resalta.
Eduardo Miquel, entrenador de Niemann, plantea que la unión con los demás golfistas latinoamericanos ha sido clave en la adaptación: “Los latinos, aparte de que lo están haciendo muy bien, han creado un círculo en el PGA Tour, en el que se llevan muy bien todos. Y eso es fundamental, porque no llegan como pajarito nuevo y no andan por la orilla. Se sienten que pertenecen y se han potenciado todos. Comparten, comen juntos, juegan... Porque la vida en el tour es súper solitaria. y eso ayuda mucho”.
El coach valora lo que han sido las últimas semanas de su pupilo al PGA y la gran adaptación que tuvo. “Lo ha ido demostrando desde el primer minuto, pero esto último ha sido impresionante. No me sorprende, porque desde un principio he creído en el potencial que tiene y en sus habilidades. No me cabe duda de que esto va en ascenso”, dice, junto con subrayar la irreverencia de su pupilo: “Es la gracia de Joaco. No importa el escenario en que esté, sigue siendo él. Eso es muy importante, muy positivo, y eso pocos lo pueden hacer”.
Para llegar a esa fortaleza mental que lo distingue, aparte de las condiciones innatas que presenta, existe un sólido trabajo detrás. “Nosotros, en la academia, trabajamos bastante el aspecto mental, hacemos harto coaching. Joaco tiene la habilidad de aprender rápido las cosas. Como que entiende rápido cuál es la mejor manera de obtener buenos resultados y él desde chico que fue comprendiendo que el juego había que disfrutarlo y entenderlo para poder reaccionar bien en los momentos clave, que son los que vimos en las últimas semanas. Paralelamente, igual estamos trabajando con Alejandro Serrano, un psicólogo deportivo, desde octubre, y eso ha sido un apoyo grande para nosotros”, complementa Miquel.
Eso sí, el estado zen del golf no siempre permanece cuando está frente a la consola con su hermano. Ahí vuelve por un rato a la infancia: “Se enoja jugando Call of Duty y grita. A veces jugamos FIFA y también se enoja harto. De chico jugamos siempre. Como ahora está concentrado en el golf, no tiene chances contra mí. Jugamos dos partidos y dice que no quiere jugar contra mí. Jugamos con el Real Madrid”, relata.
Y cierra: “Cuando éramos más chicos, nos peleábamos todos los días, porque nos picábamos, pero igual era súper maduro. Imagínate un cabro chico de ocho años que se levante a las 7 de la mañana para ir a jugar al golf y tener su ropa lista la noche anterior. Eso te da un grado de madurez distinto. Después le empezó a tocar viajar solo y le dio esa flema que tiene ahora. Y todas esas situaciones adversas le dieron la calma para enfrentar las que se le presentan ahora”.
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