Una de las tantas noches mágicas de Estambul se tiñó en tono celeste, como si fuera el paisaje más prístino. El Manchester City se convirtió en el nuevo campeón de la Champions League, objetivo se hizo realidad un 10 de junio de 2023. En un duelo apretado ante el Inter de Milán, una exigua ventaja de 1-0 alcanzó para alcanzar el olimpo continental de manera inédita.
El partido más esperado del año, a nivel de clubes, cruzó a dos elencos con diferencias y matices marcados. Los Ciudadanos se convirtieron en el ícono del poder de los petrodólares y cómo se diseña un proyecto deportivo en base a la chequera y con la influyente presencia de Pep Guardiola. Al frente estaban los lombardos, un elenco de más historia y más laureado que su contrincante, con tres Copas de Europa en las vitrinas, y otro estilo de juego, aunque igualmente efectivo. Por algo llegaron a la final, rompiendo varios pronósticos iniciales.
Tanto la presión como el favoritismo recaían en los ingleses, que tenían la oportunidad de cerrar una temporada de ensueño, tras ganar la Premier League y la Copa FA. El millonario proyecto del City, cimentado por el jeque Sheikh Mansour (quien fue al estadio a ver a su club por primera vez en 13 años), tuvo como destino final ser campeón de Europa. Además, no querían repetir la decepción de la final de 2021, ante el Chelsea. Quizás esos factores le afectaron a los Ciudadanos, que se vieron incómodos en el primer tiempo.
Durante los 45′ iniciales, el juego corrió al ritmo que quería el Inter, que era más directo para atacar y defendía con cinco cuando el City se posaba en campo rival. En la otra faceta, Dumfries y Dimarco se soltaban por sus respectivas bandas. Pep mantuvo la innovación táctica que implementó esta temporada (3-2-4-1, para ponerle números), con John Stones siendo el comodín, entre la defensa y el medio. Esa puesta en escena ofensiva no se vio con la nitidez que, por ejemplo, se dio en la semifinal contra Real Madrid. Ya sea porque el Inter cerraba espacios o bien por el peso de llevar el cartel de candidato.
La más clara del lapso fue en los 27′, cuando lo tuvo Haaland con un remate de zurda y el golero Onana contuvo. Fue la única opción con ventaja del Androide, que tenía un duelo particular con Acerbi, el líbero italiano. Una baja relevante del City fue Kevin De Bruyne, quien duró poco más de media hora en la cancha. Debió dejar la final, igual que hace dos años, en Portugal. El karma del belga en las definiciones.
El equipo de Simone Inzaghi no alteraba su plan si no tenía la pelota. El City tenía la posesión pero carecía de la claridad para darle un uso eficaz. En el arranque del complemento, era Stones quien iniciaba las jugadas en el centro. En los 58′, Lautaro Martínez tuvo el primero de la noche pero Ederson le achicó para no dejarle espacio de definición. Después de una hora, el empate a cero era justificado, porque ninguno de los dos era mucho más que el rival.
En un trámite sin grandes emociones, el Manchester City hizo el punto de quiebre en los 68′, con el gol de Rodrigo. El volante español, el equilibrio de los sky blues, anotó el primero apareciendo por el centro, rompiendo, luego de una acción personal de Bernardo Silva. Rodri llegó de frente y colocó su remate para dejar sin respuesta a Onana. Fue como destapar una olla a presión. Una liberación en medio del partido más incómodo que podía tener el City. Inzaghi metió cambios para llegar al empate, sin embargo el Inter ya no estaba tan ordenado.
Cerca del epílogo, Lukaku se perdió de manera increíble la igualdad, debajo del arco. La impericia de los interistas jugó a favor de los ingleses. ¿Y Haaland? Aunque suene insólito, el 9 pasó desapercibido en el partido.
Aun así, Manchester City hizo historia y por fin consigue el gran anhelo de sus dueños: ganar la Champions League. Es el punto más alto del millonario plan de los jeques emiratíes cuando se hicieron cargo de la institución, en 2008. Con esto, Manchester se convierte en la segunda ciudad en tener a dos campeones de Europa, sumando los logros pasados del United. Iguala precisamente a Milán.
Es un logro especial para Josep Guardiola, porque salda una deuda. Desde que se fue del Barcelona que no lograba este cetro. Lo intentó en el Bayern Múnich durante tres años y luego en el City, donde por fin pudo ganar la copa al séptimo año. El padre de la criatura. Un nuevo triplete para un técnico de época.
Ficha del partido
Manchester City 1: Ederson; M. Akanji, R. Dias, N. Aké; J. Stones (82′, K. Walker), Rodrigo; B. Silva, K. De Bruyne (36′, P. Foden), I. Gündogan, J. Grealish; y E. Haaland. DT: P. Guardiola.
Inter 0: A. Onana; M. Darmian (84′, D. D’Ambrosio), F. Acerbi, A. Bastoni (76′, R. Gosens); D. Dumfries (76′, R. Bellanova), N. Barella, M. Brozovic, H. Calhanoglu (84′, H. Mkhitaryan), F. Dimarco; E. Dzeko (57′, R. Lukaku) y L. Martínez. DT: S. Inzaghi.
Goles: 1-0, 68′, Rodrigo, con un remate de frente a portería tras jugada de Silva.
Árbitro: S. Marciniak (POL). Amonestó a Haaland, Ederson (MC); Barella, Lukaku, Onana y el DT Inzaghi (INT).
Estadio Olímpico Atatürk, Estambul.