La historia de Camilo y Anastasiia Velozo (Miastkovska, antes de casarse en 2019), ambos de 27 años, comienza muy lejos de Chile, a más de 13.000 kilómetros de distancia de su actual hogar. Se conocieron en 2018, cuando los karatecas coincidieron en un campamento de entrenamiento en Ucrania y, cinco años después, no solo son esposos, sino que también son compañeros en un viaje apasionante, pero de mucho sacrificio: representar al país en los Juegos Panamericanos de octubre.
Para él, se trata de un objetivo desde que supo que Santiago era la sede. Para ella, la idea arrancó en 2020, cuando dejó Lviv, su ciudad natal, para venir a Sudamérica.
Anastasiia llegó casi de golpe. Llevaban seis meses casados cuando Camilo le propuso venirse a vivir a Chile. Ella no dudó y aceptó al día siguiente la propuesta. Algo que ahora agradece, porque en menos de una semana todos los aeropuertos de su nación cerraron por el Covid-19. De hecho, tuvo que cambiar los pasajes y volar con menos de 48 de preparación.
La deportista dejó todo atrás para apostar por un país en el que estuvo seis meses sin poder salir a la calle ni hacer la disciplina que la transformó en campeona europea. “Estaba en un momento difícil, en un cambio muy grande, entonces no quería ni entrenar. Igual me di cuenta de que lo extrañaba mucho... la sensación de pegar, de entrenar. Le escribí al profe de Camilo y le dije vamos a entrenar”, cuenta a La Tercera.
Ahí comenzó un proceso que la tuvo entrenando en parques durante meses (no tenía los permisos para hacerlo junto a la Selección) y que, a la larga, le permitió tener su pasaporte chileno y la chance de representar al país. La primera vez que lo hizo fue en mayo de este año en los Panamericanos de la especialidad, donde quedó quinta. “Quería volver a competir. Hacerlo por Chile se transformó en un sueño muy grande. Ganar un campeonato o unos Juegos Panamericanos era una meta con la que soñaba todos los días”, confiesa.
Un proceso en donde Camilo siempre estuvo presente. Comparten jornadas de entrenamiento y cuidan de sobremanera temas como la alimentación y las horas de descanso. Tienen que ser detallistas para poder dar lo mejor el 5 de noviembre, cuando compitan en el Centro de Deportes de Contacto. Él lo hará en la categoría -67 kilos, mientras que Anastasiia en -68. “Entrenamos para conseguir el oro”, avisa el ganador de la plata en Lima 2019.
También le agradece a la Corporación de Deportes de La Florida, porque los ha apoyado como deportistas destacados gracias a la gestión de Sergio Morales, director de deportes de la municipalidad. “Nos ayuda bastante al bolsillo”, reconoce.
No ha sido sencillo para Anastasiia vivir la guerra entre Ucrania y Rusia desde Chile, con toda su familia en su país. “Estar a la distancia fue muy difícil, saber que no puedes hacer nada. En todo caso, la comunidad ucraniana siempre ha hecho muchas actividades acá. Siempre intento apoyar con dinero o compartir información que encuentro que es importante”, asegura.
Sobre cómo ha afectado esto a los deportistas de su país, también es directa. “A todos nos cambió mucho. No sé cómo explicarlo, pero es pelear como si fuese la última vez. Yo estoy a salvo, pero los que están entrenando en Ucrania no saben si quizás va a ser su última vez. Es muy peligroso y horrible lo que está sucediendo”, concluye.