Universidad de Chile es pura felicidad. El cuadro dirigido por Gustavo Álvarez se consolidó como uno de los elencos a batir durante esta temporada. A pesar de tener un encuentro pendiente, cuatro triunfos en la misma cantidad de partidos los posicionan en la segunda ubicación del Campeonato Nacional.
El conjunto azul tiene una sonrisa permanente desde que inicio el certamen. Es, sin dudas, su momento más tranquilo tras un lustro tortuoso. El recuerdo de años peleando el descenso quedó atrás. Pareciera ser una etapa lejana, ya olvidada. Hoy, la realidad es diferente a dicho periodo e incluso muy distinta a la temporada pasada.
Si bien con Mauricio Pellegrino se encontró estabilidad y un orden defensivo, no lograron dar el salto. El cordobés, que logró finalizar el año, algo inédito en las últimas campañas, recobró la competitividad durante la primera rueda, pero decayó en la segunda mitad.
No obstante, en Azul Azul decidieron apostar por un conocedor del medio y vigente campeón. Ahora, son 12 puntos de 12 posibles, con un crucial triunfo ante Colo Colo. La U volvió a imponerse en el Superclásico del fútbol chileno luego de más de una década y se llevó los tres puntos del Monumental por primera vez desde 2001. La U se sacudió los fantasmas y quebró el maleficio del coliseo de Macul.
Trabajo físico y psicológico
El éxito de la U se explica por varios factores. Es una mezcla de variables que se alinearon para que los azules hayan tenido el mejor comienzo de los últimos diez años. De todas formas, una de las principales tiene que ver con el técnico Gustavo Álvarez. El estratega, campeón con Huachipato, recaló en el CDA a fines del año pasado. Su llegada produjo una transformación total, tanto en lo emocional como en sus métodos a la hora de trabajar. Fue un cambio de paradigmas desde el primer minuto.
El técnico de 51 años realizó un trabajo profundo para dar con su idea de juego. Sus equipos se han caracterizado por cultivar un fútbol ofensivo, que someta al rival a través del control del balón y la amplitud en ataque. Por ende, desde el principio buscó un “equipo protagonista” con jugadores que “superen sus propios límites y que hagan cosas que no han hecho nunca”. En otras palabras, brindarles confianza y convencimiento, algo perdido en el cuadro azul, para que encuentren su mejor rendimiento.
Por lo mismo, una de las primeras tareas de Álvarez en el Centro Deportivo Azul fue conversar con la psicóloga de la institución, Carolina Delmónaco, quien lleva trabajando con los futbolistas desde agosto de 2022. La profesional le preparó un informe individual de cada uno de los futbolistas, describiendo cada una de sus personalidades. ¿La primera conclusión? Que existía la materia prima para dejar atrás años de frustraciones e iniciar el proceso de reconstrucción. “He hablado con la psicóloga. Me ha dado un buen detalle de cada uno de los jugadores en otro contexto, otra experiencia, pero no me lleno de prejuicios ni de preconceptos”, detalló el director técnico en ese entonces.
Además, realizó una rápida evaluación y pidió refuerzos en diferentes posiciones del campo. Por otro lado, adelantó el inicio de las prácticas del plantel. El regreso de los futbolistas estaba previsto para el 3 de enero, pero el cuerpo técnico estimó que era ideal arrancar un día antes, ya que durante las primeras jornadas se realizan exámenes médicos y evaluaciones kinésicas para apreciar en qué condiciones llegan de sus vacaciones.
Esto trajo consigo estrictas consideraciones, entre las que se destacó un control de peso cada 24 horas. Para el transandino es imperante la forma física. En ese sentido, durante la pretemporada, el plantel se concentró en un hotel capitalino. ¿Los motivos? generar lazos internos y facilitar entrenamientos de doble jornada. Desayuno, práctica, almuerzo y siesta en el hotel, para retornar a La Cisterna a entrenar nuevamente. Rutina que se repitió durante varios días.
“El protagonismo es una forma de sentir que se traslada a la forma de jugar. Como uno vive, entrena. Y como uno entrena, compite. Por eso, a partir del primer entrenamiento, tenemos que ser protagonistas, porque para lograr algo, soy un convencido que hay que hacerlo antes. Y por eso debemos ser protagonistas en el día a día, para ser dueños de nuestro destino”, indicó sobre la relevancia de las prácticas y del convencimiento, algo que pregona constantemente.
La importancia de los entrenamientos las ha mantenido. Sin ir más lejos, después de la última victoria ante O’Higgins, los futbolistas que no jugaron o sumaron pocos minutos debieron quedarse a entrenar en el Estadio Nacional. Otro ejemplo ocurrió luego del Superclásico. Después de la alocada celebración en el camarín del Monumental tras el triunfo ante Colo Colo, el plantel entrenó a primera hora del otro día.
Tranquilidad y refuerzos
El convencimiento, la tranquilidad y el paso a paso son los lineamientos de Álvarez. Se lo transmite a sus jugadores y se lo repite a la prensa cada vez que puede. A pesar de creer en su proyecto, siempre puso mesura. Le bajó el perfil a cada avance logrado.
Su discurso no cambió, ni siquiera antes o después del Clásico: “Me parece que uno puede transmitir lo que está convencido, desde un concepto futbolístico hasta una cuestión emocional. Lo veo como una oportunidad, todo se puede, es cosa de convencer y ser constante”, aseguró antes del duelo con Colo Colo.
Esta tranquilidad la intenta llevar a sus jugadores, que han respondido en el terreno de juego. A diferencia de otros años, uno de los puntos vitales ha sido el buen rendimiento de los recién llegados. Los refuerzos han estado a la altura y se han situado como parte de la oncena estelar o como variantes.
Gabriel Castellón ha tenido rendimientos sobresalientes. Comenzó de menos a más, e incluso se vio algo dubitativo, pero ya se instaló como uno de los puntales del equipo. Franco Calderón ha cumplido en la zaga junto a Zaldivia y Ojeda. Y si bien no es un dotado técnicamente, suple sus falencias con actitud. Su velocidad, buen timing y capacidad física han sido claves para que la U solo haya recibido un tanto en el certamen, algo para lo que el meta también ha sido crucial.
Fabián Hormazábal y Maximiliano Guerrero se adueñaron de la banda derecha. El incansable lateral entregó solidez en la defensa y aportes en ofensiva, además de ser uno de los mejores ante el Cacique. El atacante, por su parte, ha sido una de las figuras. De hecho, ya lleva dos tantos en el campeonato y le dio el triunfo a los azules contra los rancagüinos.
Otra clave es la utilización del Estadio Nacional. Con O’Higgins fue la segunda presentación de los laicos en el coliseo de Ñuñoa, en un duelo al que llegaron los 35 mil espectadores aprobados por la Delegación Presidencial.
Los azules retornan a un recinto que, para ellos, es su casa. Hogar donde se sienten cómodos y pueden albergar a su hinchada. Ahí está parte de su identidad. De hecho, esperan que para el duelo atrasado con Cobresal, que se disputará el próximo lunes 25 de marzo en plena fecha FIFA, la autoridad permita un aforo completo de 43 mil espectadores.