Faltaban menos de 24 horas para el debut de España en el Mundial, pero Gerard Piqué (31), uno de los grandes referentes del equipo, parecía estar más preocupado de otras cosas. "Preparado para ver esta noche La Decisión", tuiteaba desde el hotel de concentración en Krasnodar, como presidente del grupo inversor Kosmos, propietario de la productora Kosmos Studios, la responsable del lanzamiento del documental en el que Griezmann reveló su determinación de continuar en el Atlético. Un video de 32 minutos de duración que tuvo como víctima al Barça, el equipo desechado por el ariete galo y el que le paga el sueldo todos los meses a Piqué. De locos.
"Y recordad una cosa. Habrá gente que lo criticará, porque todo lo nuevo puede generar rechazo, pero la reflexión más importante que deja La Decisión es que a veces no todo lo que os venden es cierto", posteaba después el defensor, no conforme con haber sufragado públicamente - y participado- de la audiovisual humillación a un equipo, el Barcelona, que soñaba con fichar al francés y hasta lo había dado casi por cerrado (lo confesó su director deportivo, Guillermo Amor).
Pero el publicitado, polémico y seguramente inoportuno documental de Grizi no ha sido el único emprendimiento puesto en marcha por su marca. La propuesta de reformar desde los cimientos la Copa Davis, planteando un formato de 18 países compitiendo entre sí durante una semana en un único escenario, nació de la misma mente inquieta de un Piqué que también se ganó detractores por aquello.
Autoerigido en una suerte de azote de los medios y adalid de la lucha por el empoderamiento de los futbolistas (bastante empoderados ya, por otra parte, en estos tiempos), Piqué fue el responsable también del nacimiento del portal web Power to the players, la primera piedra de un proyecto más ambicioso consistente, en palabras del propio futbolista, en la creación de "un medio de comunicación veraz, auténtico y de los jugadores".
Pifiado en sus presentaciones con la selección en los estadios de media España por su posición decididamente independentista en el conflicto catalán; recordado por sus enfrentamientos con compañeros y ex compañeros del combinado nacional (léase Ramos o Arbeloa); agitador número uno de los clásicos Barça-Madrid (con gestos en la cancha, tuits y alguna que otra salida de tono); y hombre celoso como pocos de su intimidad, pese a mantener (por cierto desde un Mundial) una megapublicitada relación con la célebre cantante Shakira; no cabe duda de que Gerard dejó de ser hace tiempo un futbolista interesado en pasar inadvertido.
Hoy, con emprendimientos de todo tipo en los sectores de la restauración, la moda, las inversiones económicas o los videojuegos, por citar sólo algunos de ellos, Piqué es mucho más que un jugador de fútbol. O mucho menos. Un millennial más preocupado del Twitter y su film que de las amenazas de Portugal. De hecho, tras el partido tuvo que defenderse menos de la falta innecesaria que le regaló a Cristiano antes del 3-3 ("Cristiano es propenso a tirarse y le pitan casi todo") que del video puñalada contra su club ("he hablado con Bartomeu y estaba jodido, claro, quería fichar al jugador. Yo sólo ayudo a Griezmann a llevarlo a la gente").