El llanto de Neymar, tras la eliminación de Brasil de Qatar 2022, fue conmovedor. A la estrella del PSG nada le hacía entender que Croacia había sido más efectivo en los lanzamientos penales y que su gol en el tiempo complementario no había servido de nada.
El talentoso intentaba reponerse en el campo de juego, mientras sus compañeros se retiraban al camarín.. Dani Alves lo fue a buscar para intentar consolarlo, sin mayor resultado.
Lo que de alguna manera logró calmar a la figura de Brasil fue un niño. Uno que celebraba con todo la clasificación de los europeos, pues su padre había sido fundamental. Leo, el hijo de Ivan Perisic, corrió a abrazar a Ney.
Luciendo la camiseta de su progenitor, el pequeño dejó los festejos de lado y partió hacia donde se encontraba el 10 del Scratch para saludarlo. Sin saber cuál seria la reacción de quién fue su rival en la cancha, el niño no dudó un segundo y abrazó al goleador histórico para decirle que mañana tendrá una nueva oportunidad.
Y así lo entendió el nacido en el estado de Sao Paulo. Y así también debió sentirlo, porque se fundió en sus brazos, luego le hizo cariño en la cabeza y le dio la mano. Increíblemente, ya sin llanto en su rostro. El máximo referente de la verdeamarela comenzó a dejar atrás una nueva frustración mundialista, pero con la convicción de que aún le queda una oportunidad para levantar el trofeo que más ansia y darle un hexacampeonato a su gente.