Con amigdalitis. Con dolencias musculares y estomacales, ahí estuvo Arturo Vidal (30) el 11 de octubre de 2016 en el Nacional. Chile empataba a un gol con Perú y perdía dos puntos que en los pronósticos eran fijos para la Roja. Y muy fundamentales luego de tres fechas sin poder ganar en las Eliminatorias. Los chilenos jugaban sin ideas y la desesperación comenzaba a apoderarse. Hasta que apareció la figura descollante a seis minutos del final del partido, que con un zurdazo fuera del área le dio la victoria a la Selección.
El Rey Arturo pudo haber quedado con lumbago por la forma en que se echó el equipo al hombro esa noche, y su esfuerzo, talento y entrega dieron frutos. Chile lo ganó 2-1 y seguía soñando con clasificar a Rusia 2018 gracias al mejor futbolista de la generación dorada del fútbol nacional. "Por esta camiseta hago lo que sea", dijo posteriormente Vidal, a quien tuvieron que sacar en camilla del pasto de Ñuñoa.
Los recuerdos sobre aquel clásico del Pacífico lo representan de la mejor forma dentro del campo: un líder, un guerrero, un súperclase, una estrella. Y da para escribir una novela completa con las inconmensurables actuaciones del volante cuando vistió la camiseta roja con el número 8 blanco en la espalda. Vidal fue tantas veces la solución. Hoy, en cambio, aparece retratado como el principal problema de la Selección, el causante del fracaso. Las críticas, desde dentro y fuera del equipo, son arrojadas a la cara de la eliminación de Chile en su viaje a Rusia.
Y eso que Arturo ni andaba por Sao Paulo el día de la sentencia. Chile fue goleado por Brasil sin el mediocampista que, suspendido por acumulación de amarillas, vio desde Alemania cómo se quedaba sin pasajes al Mundial. A esa cita a la que tantas veces aseguró con convicción que Chile no faltaría. Y tras la eliminación, llega el huracán. Los dardos a Vidal. Duras críticas sin nombre que indudablemente disparaban hacia él, otras, con identificación completa. Las principales provenientes del círculo íntimo de Claudio Bravo, quien desde el Mundial de Sudáfrica 2010, según aseguran los que conviven con ambos, no tiene la mejor relación con el Rey. Su mujer primero, por medio de su cuenta de Instagram, dijo: "...la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiesta e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban. A quien le quepa el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando". La suegra del capitán fue más allá y en un matinal, sin usar metáfora, señaló a Vidal como quien "todos saben que llegaba curao" . Incendio.
La prensa nacional desempolva los viejos cahuines que Sampaoli arrojó sobre su jugador franquicia antes de huir ("le gusta beber y no se controla; debe recurrir a un especialista por sus problemas con el alcohol") y la internacional lo recoge para desplegar titulares tan estruendosos como el del diario catalán Sport: "Vidal, el borracho de Chile".
"Tres meses atrás, Arturo era espectacular, el que jugaba solo, el que metía, el que luchaba, el que ganaba los partidos. Todos le prendían velas, pero ahora que quedamos eliminados, todos lo matan. ¡Éste es el pago de Chile! Hay algunas cosas que Arturo no manejó bien, cometió errores que no voy a justificar, pero en la balanza, gana el deportista, el que arriesgó su carrera por defender a su camiseta. Aquí se refleja el chileno chaquetero, porque nadie hubiese dicho nada después de clasificar", dice un molesto Hugo González, ex entrenador de Vidal en Colo Colo, cuando este llegó a los 14 años. "Ha sido muy amigo de sus amigos, y eso le ha traído problemas. ¿Se les olvidó acaso que fue figura en partidos importantes o que jugó el Mundial con la rodilla echa mierda? Ahora resulta que porque fue al Monticello nos quedamos fuera del Mundial", comenta con sarcasmo.
Para Claudio Borghi, su DT en Colo Colo y en la Selección tras la partida de Bielsa y previo a Sampaoli, las críticas le llegan hoy dado su estatus en la Roja: "Tanto las glorias como los fracasos pasan por las personas más conocidas de un grupo. Se les otorga el reinado o se les mata". El argentino no califica a Vidal como indisciplinado, a pesar de que sí se ha vuelto involucrado en actos de este tipo: "Por lo que dicen terceros yo no me guío. Que un sobrino lo haya visto en el casino de fiesta no me parece una acusación muy seria. Pero de todas maneras, Vidal ya está grande, ha sido toda su vida así y logró mucho de esa manera. Hacerle entender que tiene que cambiar algunas cosas, ya es imposible", sentencia.
Adolfo Madriaza, psicólogo deportivo, señala que situaciones así son típicas de la sociedad chilena: "Identificar a culpables con situaciones unicausales, cuando en realidad convergen múltiples aspectos al momento del fracaso, es muy propio de nuestra cultura deportiva. No abordar con claridad las circunstancias en el momento necesario pasa también por códigos que se manejan en el fútbol".
"Hoy se carga con Vidal injustamente, porque es el mejor del plantel. Lo importante va a ser cuando hable Bravo. Una vez que él se manifieste, ahí sí qué hay que tomarle peso. No a terceras personas", dice David Henríquez, ex defensa y compañero de ambos en el equipo albo.
"A Vidal nadie le está dando duro porque sí. Él se creó este problema con sus constantes choques de indisciplina y se puso su propia etiqueta. La disciplina tiene que estar por sobre todo. No sé qué ha pasado con los demás técnicos, pero cuando Vidal estuvo conmigo, era conflictivo y complicado, pero nunca se tomó una copa de vino, ni tampoco yo sentí que estuviera bebido", puntualiza José Sulantay, su técnico en la mundialista Sub 20 de Chile en 2007.
Al volante del Bayern lo golpean. Pero al futbolista no parece afectarle. Lleva defendiéndose de forma relajada durante la semana desde las redes sociales. Twitter e Instagram, sus herramientas favoritas. Posteos de momentos alegres del seleccionado o entrenando en Múnich con la consigna "mientras ustedes hablan, yo trabajo". Un mundo en el que se muestra tal como es. Le da lo mismo el qué dirán. Ya ocurrió en sus vacaciones por las islas griegas después de la Confederaciones, cuando no tuvo ningún pudor al subir videos con sus amigos, enfiestado, cantando el himno de Chile en evidente estado de ebriedad. No se somete a convenciones sociales.
El linchamiento sufrido por Vidal tras la eliminación de Chile del Mundial también ha tenido que ver con su soberbia, sus frases provocadoras y desafiantes hacia el rival. Y que finalmente lo han llenado de enemigos. Incomoda y molesta. Lo demostró el boliviano Jhasmani Campos, quien replicó tras la caída chilena en La Paz a modo de burla: "Este triunfo es para Arturo Vidal y sus fotitos". En realidad, de casi todos los adversarios han llegado mensajes de respuesta al Rey.
El desagrado colectivo de Sudamérica lo tiene como blanco predilecto. Ya lo declararon a La Tercera referentes futbolísticos del subcontinente, como el peruano José Velásquez, el paraguayo Hugo Brizuela y el boliviano Cristaldo. "Chile está pagando la falta de humildad de Vidal", apuntó este último. La lluvia de memes y videos virales, se burlan de Celia Punk.
Una soberbia que se confunde en su actitud ganadora. "Logró imponerse en distintos lugares gracias a su nivel, pero también gracias a su personalidad. No conozco otra forma en que se pueda triunfar. De igual modo, no creo que sea lo adecuado. El que sale campeón, sale por méritos y lo que tiene que mostrar es humildad. No se puede rayar un camarín ni se puede grabar un video diciendo 'me acostumbré a ganar', porque irrita al resto de la gente. Evidentemente siempre quiere ganar y a veces se pasa de roscas", sostiene Borghi.
González añade: "Es el mejor de la selección y así se siente, muy importante. No peca de soberbia, es sólo su forma de ser y es la que lo ha llevado tan lejos. Quiere ganar incluso cuando está equivocado".
Sobre temas del camarín, Borghi dice que en la época que usó el buzo de la Roja, Vidal no necesariamente era influyente: "Arturo en el vestuario no arrastra a nadie, ya que son jugadores grandes. Cuando lo tuve yo, dentro del camarín fue un tipo alegre, no un líder nato, pero alguien completamente normal".
Su papi futbolero, como identifica el de San Joaquín a González, añade: "En el camarín son todos adultos para saber qué hacer. No hay niños chicos de 12. Vidal sólo irradió confianza y calidad" en Pedreros. "Son jugadores que están a un nivel muy alto. Con la personalidad que tienen, ellos van a ser la voz mandaste en el camarín. El jugador con más carácter y mejor nivel va a mandar. También por eso es tan difícil mandarlos".
Sulantay considera que su personalidad fuerte y ganadora explica su accionar, pero también lo critica: "Dice muchas cosas tontas y siempre provocó a los contrarios. En vez de hacer una arenga para Chile, creó varias veces un ambiente negativo en el rival, que lo único que quería era ganarnos y decirnos en nuestra cara que fuimos prepotentes".