Todo fue extraño en el UFC 249. No hubo público; un peleador se restó a último minuto; otro se se bajó desde el primer momento por normativa de su país; también los golpes se oyeron más secos y brutales, y casi todos los asistentes, salvo los que se subieron al octágono, portaron mascarillas. Mientras los gobiernos, la OMS y el mundo entero claman por el distanciamiento social, el Ultimate Fighter Championship, la compañía más importante de artes marciales mixtas en el mundo, retornó a los combates el sábado pasado en medio de la pandemia. Y como siempre en esta industria, fue una oda a la sangre, la violencia y el morbo.
Tras una pausa obligada de 56 días, fue el octágono del VyStar Veterans Memorial Arena de Jacksonville, Florida, el escenario que UFC consiguió para realizar su show mientras dure la emergencia sanitaria. Fue difícil encontrar el lugar. Dana White, el presidente de la compañía, llegó a pensar incluso en algún terreno indígena para ello, pues ahí no tendría problemas con legislaciones estatales. Sin embargo, en Florida encontró su isla.
Una isla en la que todo resulta distinto a lo que afuera ocurre, pues pese a las 15.000 butacas vacías, en el centro no hubo distanciamiento social alguno. En total, fueron 12 combates, coronados por el de Tony Ferguson y Justin Gaethje, por el título interino de peso ligero. Gaethje sorprendió, quedándose con el cinturón y dejando a Ferguson con una fractura del hueso orbital, debido a la acumulación de golpes que recibió, 141 exactamente.
Ferguson iba a pelear contra el ruso Khabib Nurmagomedov, dueño de la corona, pero este no pudo salir de su país ante las restricciones en vuelos por causa de la Covid19 que golpea al mundo. También el brasileño Ronaldo Jacaré, que llegando a EE.UU. se enteró de su positivo por coronavirus.
Pero el show debe continuar. O así lo creen los amantes de la sangre y el castigo. Y también hubo un peleador con sangre chilena en competencia: Vicente Luque. El hijo de chileno derrotó de un zurdazo al norteamericano Niko Price, doblegándolo por un knockout técnico, determinado por el personal médico del evento, que vio como el caído ya sufría demasiado.
Si bien en Alemania ya preparan el retorno del fútbol y en algunos rincones las ligas profesionales continuaron, la UFC está empecinada en ser el primer evento deportivo de carácter mundial en retornar. Y lo hace en Estados Unidos, que hoy lidera la cifra de contagios y muertes por la pandemia en el mundo.
Diego Rivas, uno de los chilenos que consiguió subirse al octágono de UFC, es consciente del peligro ante un posible foco de contagio, pero asegura que pese ello, siempre es mejor pelear. “Los peleadores vivimos de pelear. Entonces, si está la posibilidad de hacerlo, es obvio que la van a tomar. Para muchos el dinero se ha visto escaso en esta pandemia y poder continuar trabajando es algo que todos quieren hacer”, comenta desde Temuco el Pitbull.
Incluso Donald Trump los alentó a continuar. “Los amamos, creemos que es importante. Hagan volver a las ligas deportivas, juguemos. Hagan distanciamiento social y lo que sea necesario, pero necesitamos a nuestros deportes, los queremos de regreso. Y felicitaciones a Dana White”, declaró el presidente en un video. Ante esa permisividad, la industria de la sangre buscará continuar; ayer hubo combates y el sábado continuarán.