Un crack con la pelota. Futuro y puesto asegurado en cualquier cantera chilena donde quisiera estar. Pero el viaje que cambió la vida de Agustín Saavedra (10) fue el pasado 5 de agosto. Con su padre y hermano, colapsados por la pandemia y aún afectados por la repentina muerte de su madre en agosto del año pasado, buscaron un respiro en Estados Unidos. De pasada se probó en el Orlando City. Hoy, dos meses después, ya vive en Norteamérica y comenzará a entrenar este miércoles. En dos años, lo espera la Masía, el laboratorio del Barcelona.

Es noticia y orgullo nacional. Otro chileno -o mini chileno- llegará al club catalán que han defendido Vidal, Alexis y Bravo en los últimos años. La historia comenzó antes de la fama que lo ha rodeado estos meses. “Desde pequeño siempre me gustó el fútbol y me di cuenta que me apasionaba. Aprendí en la escuela de la U, en Iquique. También jugaba en el colegio. Algunos de mis compañeros eran buenos, pero yo sobresalía un poco”, cuenta, en conversación con La Tercera.

“Todos los profesores me decían lo mismo, que me iba ir bien y que me lo tomara en serio. Siempre han sido buenos comentarios. Me di cuenta de que podía llegar lejos cuando fui a jugar campeonatos a otros países”, recuerda sobre las giras que realizó con su club en Iquique, Caupolicán. Sobre el boom mediático que genera estas semanas, manifiesta estar más que satisfecho. “Mis amigos y familia están súper felices y contentos”, dice.

Lo más cercano a Barcelona que ha estado de momento fue cuando realizó el tour para conocer el Camp Nou, luego de participar de un torneo en Madrid, en marzo del año pasado. Aquel viaje también lo aprovechó para disfrutar de partidos del Atlético de Madrid y PSG. Por este último guarda gran fanatismo. “Ahí todavía no sabía que iba a jugar en el Barça y fui a conocer el estadio y los camarines. Fue bonita experiencia, el estadio es súper grande”, cuenta.

Agustín, durante su visita al Camp Nou.

Su padre, Luis Saavedra, es quien lo acompaña en sus travesías y sueños. También el que explica los pasos a seguir en la carrera del joven talento. “El marido de mi sobrina llamó al Orlando City para ver si el niño se podía probar. Lo dilataron y tres días antes de irnos nos salió todo el tema. Lo probaron y el profe quedó fascinado por cómo jugó y se desempeñó Agustín. El segundo día ya lo estaba grabando con su teléfono. Él llamó a Barcelona. A nosotros nos ofrecieron que si, en el peor de los casos, a Agustín no le fuera bien en Barcelona, se quedaría con una beca universitaria acá en Estados Unidos”, explica.

“Llegamos el domingo a Orlando. Estará dos años trabajando con la gente de Barcelona aquí. Luego de eso se va a la Masía. Ellos como club no apuestan hasta los 12 años. Lo que estamos apostando es que trabajen con el niño y a los 12 años ya se logre algo concreto, con pase, que por el momento es de la U. Tampoco pueden financiarnos ni nada, porque ya les caería la FIFA. No se puede hacer nada hasta los 12 años”, agrega.

El inicio de su proceso en el club estadounidense conlleva también un cambio de vida. Dejaron Iquique por vivir en la ciudad de Disney World. “Gracias a Dios, mi hermana vive acá. Inicialmente llegamos a donde ella hasta que organicemos bien el tema y nos podamos independizar. Me vine con mis dos hijos, también tengo otro de dos años y medio. En Iquique tenemos una empresa y al menos nos da una estabilidad económica más o menos razonable para estar tranquilos allá. Es una apuesta lo que estamos haciendo. Como familia siempre lo apoyamos en todo. Viajamos a todo Chile por los campeonatos que jugaba y por qué no apostar en esta oportunidad”, dice el padre.

Pero la vida de Vicente y su familia no ha estado exenta de dificultades. En agosto de 2019 repentinamente falleció su madre. “Nunca tuvo ninguna enfermedad. Me llamó porque se sentía mal, la llevé a la clínica y sufrió un infarto en la ambulancia y no volvió. Agustín tiene una cadena que la mamá le mandó a hacer, es su amuleto. Recuerda mucho a la mamá en el corazón. Dice que todo va dedicado a la mamá”, cuenta Luis.

En medios deportivos, Bombero, como lo apodaron en la U por el ex atacante Juan Carlos Ibáñez, ya es un culé, pero para eso queda un poco. Aún no hay un acuerdo, solo palabras. “Tiene que andar bien en Orlando para ir a Barcelona”, afirma el padre, quien confiesa que ya lo han contactado representantes: “Se me han acercado dos. Quedaría encantado si se acercara Felicevich. Él es el máster. Es como cuando te vas a operar, te quieres operar con el más seco. Pero no se ha acercado. No hemos firmado con nadie aún”.

“Estoy muy emocionado y ansioso por entrenar en Orlando. Espero que me vaya bien. Será un gran logro para mí entrenar en el Barcelona”, lanza Bombero, feliz estos días, en los que hasta manda saludos a sus seguidores en Instagram.

Actualmente el pase del delantero o volante ofensivo pertenece a Universidad de Chile, quienes seguramente tendrán un rol importante cuando se oficialicen sus fichajes en las canteras internacionales. “A Agustín lo vienen siguiendo de la U desde los cinco años. Lo reclutaron, lo llevaron a Santiago, y el año pasado firmamos el pase. Se supone que nos íbamos a trasladar inicialmente a Santiago, pero como vino el estallido social y después la pandemia no nos fuimos. Después vino todo lo de Estados Unidos. No hay donde perderse. Desconozco qué pasará con el pase después”, comenta Luis Saavedra.

Seguramente, papeleos, representantes, ingresos, serán temas de análisis en algún momento. Mientras tanto, Agustín Saavedra vive el sueño de muchos y solo le resta jugar y demostrar. Adelantándose a los pasos, se la juega con sus metas: “Mi sueño es salir campeón con la selección chilena e Iquique alguna vez. Y, no sé, salir campeón con el Barcelona”, confiesa el niño que en tiempos en que se habla de renovación es una luz de esperanza. Falta esperarlo, pero de momento, es la promesa nacional.