Ante Paraguay, Alexis Sánchez cumplió una más de sus actuaciones soñadas en la Selección. El Niño Maravilla no supo de excusas. Le bastó ingresar en el segundo tiempo para marcar diferencias y transformarse en la figura de la primera victoria del combinado nacional en la era de Eduardo Berizzo. Ni siquiera los problemas físicos que le habían significado quedarse en la banca fueron suficientes para quitarle energías. El tocopillano regaló lo mejor de lo suyo y, en principio, había marcado un gol. Al menos el que se le anotó sin objeciones: el que se le consignó en los 76′, después de un control propio de su categoría.

Con esa anotación, Sánchez llegaba a 50 en 153 partidos disputados por la Roja, ocho más que Eduardo Vargas, quien ha conseguido 40 celebraciones en 105 encuentros. Sin embargo, el informe del juez Flavio Souza le añade uno más al impresionante registro: para el árbitro del compromiso, el delantero del Olympique de Marsella es el autor del tanto que desniveló el marcador en el segundo minuto de adición. Inicialmente, al menos desde el punto de vista extraoficial, se había anotado como autogol del golero guaraní.

Alexis Sánchez celebra junto a sus compañeros.

En el informe

La incidencia quedó debidamente respaldada en el informe que emitió Souza, que contiene todas las situaciones que ocurrieron durante el desarrollo el choque amistoso. Entre ellas, por ejemplo, figura la expulsión de Paulo Díaz, en los 81′, después de un entrevero con Ramón Sosa.

Sánchez había alcanzado la condición de goleador histórico de la Selección el 22 de junio de 2017, cuando superó a Marcelo Salas, quien entonces contaba con 37 tantos, al anotarle a Alemania.

El jugador formado en Cobreloa tiene más marcas para exhibir, tal como declaró después de la victoria sobre la Albirroja. Es el jugador que más ha defendido a la Selección, junto a Gary Medel, con 153 encuentros; el mayor asistidor, con 39 pases que facilitaron goles y, finalmente, quien ha logrado la mayor cantidad de triunfos: 70 celebraciones. La última tiene carácter de desahogo: frente a Paraguay, la Roja volvió a abrazarse después de un año y 54 días.

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