El niño que corre como un grande

Desde marzo, cuando logró batir su propio récord nacional juvenil en los 1.500 metros por primera vez, que Brayan Jara (17) no competía sobre una pista. Las restricciones por la pandemia lo obligaron a aislarse y en su natal Los Ángeles, a los pies de la Cordillera de Los Andes, en la Región del Biobío, debió olvidarse de toda la programación y resignarse a solo entrenar.

Pero hace unos días, en el Campeonato Nacional de Atletismo de Uruguay, brilló como tanto soñó. En la primera cita atlética en Sudamérica tras las cuarentenas corrió junto a adultos, lideró buena parte de la prueba, se colgó el bronce y rompió su propia plusmarca, dejándola ahora en unos respetables 3′49″63, una marca que además lo dejó entre los 10 mejores del mundo en su categoría y líder sudamericano absoluto.

“Hice las cosas bien, estuve tranquilo”, reconoce el fondista, que mira en Carlos Díaz y Víctor Aravena a sus principales referentes. Para correr más rápido que nunca, Brayan debió soportar entrenar bajo la incertidumbre, sumando kilómetros en la pista atlética del Estadio de Los Ángeles o en cualquier sendero de los cerros de su comuna.

Y aunque celebró su récord personal, sus metas son mucho más altas. “Estoy tratando de romper el récord sudamericano en los 1.500 metros”, cuenta. Sabe que no será sencillo, pero también que solo depende de él conseguirlo. La motivación, dice, la ha sacado de los entrenamientos. “Cada día, en cada esfuerzo, pienso en que al ritmo que estoy corriendo puedo conseguir una marca”.

Es difícil encontrar a un chico tan entregado a su deporte. Junto a Raúl Guarda Entrena de lunes a lunes para mejorar en una disciplina que muchos consideran tediosa dada la gran cantidad de horas y desgaste físico que hay que entregarle. Pero a él, en cambio, es lo que más le apasiona: “Muchos encuentran el mediofondo algo aburrido, porque son muchos kilómetros los que hay que correr en cada entrenamiento, pero a mí me entretiene, me gusta sentir la sensación de dolor al terminar el trabajo”.

Y por eso es que es uno de los atletas más proyectados de Chile. Pese a su corta edad, en la Federación Atlética lo observan con interés, pues saben que en él pueden hallar otro gran exponente del fondismo. Ya lo han condecorado como parte de los emblemas del futuro atlético, pero él prefiere no marearse mucho ante tantos halagos. “Mi camino ha sido constante. Siempre enfocado en un objetivo claro, no muchos, pero siempre tenerlos claros”, explica.

De un estilo agresivo, siempre intentando liderar al pelotón, Jara busca continuar cosechando victorias sobre el rekortán. También debutó en los 5.000 metros, una prueba para maduros, pero en la que él también busca hacerse un espacio.

Por ahora, los Juegos Panamericanos de Cali 2021 son su objetivo más próximo, aunque también tiene los ojos puestos en el Mundial de Atletismo Sub 20 de Nairobi. Sueña con conseguir cosas grandes para Chile, y llegar a Santiago 2023 como uno de los emblemas del recambio en el atletismo chileno.