El proceso de investigación contra Dani Alves sigue su curso en España. El lateral brasileño continú en prisión preventiva mientras se le investiga por una presunta agresión sexual sucedida en una discoteca en diciembre de 2022.
Más de un mes después de la denuncia el Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona ha tomado la declaración a los implicados, acompañantes y a los empleados del local, además de revisar las imágenes de seguridad y la revisión de los informes policiales.
En este sentido, las evidencias recabadas hasta el momento tienen en una posición complicada a Dani Alves quien asegura, según su versión, que las relaciones sexuales que ocurrieron dentro del baño de la zona vip fueron consentidas.
Sin embargo, la víctima acusa que estas fueron forzadas y como principal prueba de este cargo contra el brasileño está el hecho de haber entregado una declaración “contundente” y “persistente” al momento de mantener en el juzgado la misma versión que hizo a los Mossos d’Esquadra la misma noche y dos días después de los hechos sobre la agresión sexual sufrida y de los golpes supuestamente dados por el jugador tras resistirse.
Allí la denunciante explicó que vio “como tocaban a mis amigas” y que además se dio cuenta “de lo pegado que estaba a ellas”. También aportó que el jugador la agarró por detrás mientras bailaban y que Alves le decía cosas al oído que no entendía, porque lo hacía en portugués. “Desde atrás me cogió la mano y la puso en su pene y la quité. Lo hizo dos veces, la segunda con mucha fuerza y la volví a retirar. Me estaba dando asco”, explicó. También aseguró que esto le dio una sensación de desamparo, pues “estábamos muy apartados”.
“Me colapsé, empecé a tener mucho miedo y sin que pasara nada pensé ¿Y si me pone algo en la bebida?”, destacó en su relato. Además se preguntaba “¿Y si me voy ahora de aquí y al salir nos cogen o algo?”, expresó tras contarle a la policía de que Alves sacó una botella de cava para invitarlas, pero ella y sus amigas se negaron y dejaron las copas en la mesa sin tocarlas. “Estaba insistiendo y era muy pesado”, explicó la mujer quien añadió que “me estaba dando asco”.
Sin intimidación
Para la defensa de Dani Alves consideran que no hubo este presunto acoso a la víctima y a sus amigas en los 20 minutos previos a la entrada al baño. Todo esto basándose en las imágenes de las cámaras de seguridad del espacio VIP. Apuntan que durante “20 largos minutos se observa a un grupo de cinco personas departiendo de un modo lúdico y festivo rodeados de muchísima gente en un espacio abierto, que dista mucho en ser el contexto y escenario de intimidación ambiental que la notoria jurisprudencia de nuestros tribunales estima como bastantes para doblegar la capacidad de la víctima y su capacidad de autodeterminación”.
Por lo mismo creen que las imágenes “desmienten del modo más radical el clima de terror que la denunciante describe”, y cuestionan la declaración emitida, pues se ve que Alves entra al baño y dos minutos después lo hace la denunciante tras hablar con sus amigas sin que el futbolista “le franquee el paso o abra la puerta”.
Además, el recurso presentado para buscar la libertad de Alves expresa que “este es el momento previo al encuentro sexual en el diminuto cubículo o baño en el que entró primero uno y luego la otra. Y que la denunciante describe y expresa como vivido en un clima de terror, pavor o microcosmos de dominación, escenario que las imágenes desmienten del modo más radical”, añadiendo que las imágenes dejan espacio a las dudas sobre si las relaciones sexuales fueron consentidas u obligadas.