"Tiene dos caras la moneda", dice José Ignacio Cornejo desde Lima. Y con razón. No celebró mayormente ayer que se le diera sorpresivamente la posibilidad de correr el Dakar, que parte el sábado, pues su entrada significaba que su amigo Paulo Gonçalves se quedaba afuera. Pero su cara -de la moneda- fue la feliz, ya que el portugués no pudo pasar los exámenes médicos requeridos tras su fuerte caída hace unas semanas, entrenando. "Tiene dos caras, pero es una oportunidad que tenía que aprovechar", señala el iquiqueño.
Lo bueno es que Cornejo deja en claro que aunque sorpresivo para muchos, él se venía preparando, desde que se bajó oficialmente en octubre, por falta de recursos. "Me mantuve entrenando firme en casa durantes estos meses. Cerca de la Navidad nos contactaron (de Honda) y ya la respuesta definitiva de que tenía que venir a Perú fue el 28 de diciembre, pero siempre aclarando que aquí en Perú se tomaría la decisión final", relata el piloto.
El campeón del mundo juvenil 2016 de rally cross country y mejor chileno en el Dakar pasado (23º) ocupará la máquina que estaba designada a Gonçalves, por lo que las expectativas no son bajas, aunque también sabe que su labor será la de mochilero. "Vengo a ser un aporte para el equipo, estar ahí si es que alguno de los pilotos de punta me necesita, pero puedo hacer mi carrera tranquilo. Sé que si sigo el ritmo que tengo, sin arriesgar de más, voy a poder estar en buenas posiciones", adelanta Cornejo.
De esta manera, serán cuatro los nacionales en motos en la máxima cita del todoterreno: Pablo Quintanilla, Cristóbal Guldman, Patricio Cabrera y Cornejo. Los otros cuatro son Boris Garafulic y Juan Carlos Vallejo, en autos, e Ignacio Casale y Giovanni Enrico, en quads.