No podemos negar que el final estuvo entretenido. La presión de Unión Española ganando su partido trasladaba toda la atención sobre un Colo Colo irresoluto en Concepción. Hasta que los albos se acordaron de su carácter y sacaron un partido adelante. Con un penal inexistente a mi juicio en el primer gol, pero con oficio y carácter para terminar encerrando a Huachipato.
¿Cuáles son los atributos de este equipo? Son varios y distintos. Los individuales están a la vista. Valdivia será, para muchos, el mejor del torneo. Se insertó muy rápido en un fondo de juego aprendido y aportó su desequilibrio. Cuando Paredes no apareció sí lo hizo Octavio Riveros, qué pasó de estar totalmente cortado a ser una de las grandes vedettes de Colo Colo.
Hay que sumar a Orion y Barroso también. Sin embargo hay un nombre propio que es el gran artífice del poder colectivo albo. Es Jaime Valdés, que a sus 36 años, sigue marcando el ritmo del equipo, tomando decisiones dentro de la cancha. Es probablemente el jugador más importante que tienen hoy los de Macul.
Pero hay otros atributos que necesita un equipo, de manera indefectible, si quiere ser campeón. Además de tener un fondo de juego que le permita atacar (que no es lo mismo que salir a no perder), se necesita un carácter especial. No sólo para ganar los clásicos (que sí ganó esta temporada), también para los partidos enredados. Esos donde la presión te empieza a comer por dentro hasta que colectivamente encuentras el ángulo de solución. Recuerdo el partido frente Wanderers, Curicó y el mismo Huachipato.
Ganar cuando todo parece nublado se te puede dar en alguna oportunidad. Pero no siempre. Y los albos supieron hacerlo.
Es tentador acostumbrarse a ganar con más oficio que fútbol, con más categoría que fondo. Pero el desafío es afuera, para Colo Colo y todos los clasificados la responsabilidad es enorme.
Por hoy el equipo de Guede ganó cuando tenía que ganar. Bien o mal supo ganar cuando otros, que tenían que hacerlo, no supieron cómo. Para nuestro torneo, es más que suficiente.