Aunque Ecuador terminó con el sueño de verla disputando la final del Sudamericano de la categoría, la Roja Sub 15 alcanzó a generar una alta expectativa. En un fútbol chileno golpeado por los paupérrimos resultados del combinado adulto, que, sin ir más lejos, sufrió duras derrotas ante Brasil y Colombia, por las Eliminatorias, el equipo infantil emergió como una suerte de calmante y de esperanza en que, alguna vez, se produzca el mentado recambio.
El conductor de la escuadra es Ariel Leporati, quien hace rato está vinculado al fútbol formativo. Su experiencia lo relaciona, precisamente, con una de las figuras del ciclo más exitoso de la Roja, que ahora clama porque Ricardo Gareca lo vuelva a considerar: Arturo Vidal.
El olvidado vínculo con el Rey
Hace un década, Leporati estuvo a cargo del área deportiva de uno de los proyectos más ambiciosos del Rey: el Team Vidal. Ese grupo de trabajo estaba a cargo de las actividades en el Club Chicureo, la propiedad que adquirió el entonces volante de la Juventus. El proyecto también consideraba un área social: se abrirían tres escuelas de fútbol en San Joaquín, la comuna de la que emergió el mediocampista, con los mismos estándares que la que se implementaba en el lugar, ciertamente, más acomodado. La primera, se abrió en La Legua.
“En principio, vamos a darles los uniformes. Quizás, después, les entreguemos zapatos de fútbol como premio a sus objetivos escolares y deportivos. El incentivo es parte del crecimiento”, explicaba Leporati, entonces director de Team Vidal. Por esos días, se afinaba un convenio con una marca proveedora de indumentaria. Nadie quería hablar de costos. “La cifra que demos puede ser objeto de opiniones o de críticas. Y no tiene sentido. Lo importante es que Arturo está haciendo algo concreto por niños que necesitan una oportunidad similar a la que tuvo él. Eso vale más que cualquier cantidad de dinero”, agregaba Leporati.
Al margen de la detección y formación de talentos, el entrenador y, para el caso, ejecutivo, transmitía un especial encargo de Vidal. “Vamos a reforzar la integración. Aspiramos a reducir la deserción escolar a través del deporte. A los niños les vamos a pedir periódicamente sus informes de notas, por ejemplo. Para seguir jugando fútbol, deberán demostrar que les está yendo bien en los estudios. Arturo está muy preocupado de ese tema. Y sigue muy de cerca lo que estamos haciendo con las escuelas”, establecía a La Tercera.
El método
Quienes trabajaron con Leporati en el Team Vidal dan cuenta de su competencia. Había sido descubierto en un colegio del sector oriente de la capital. En el club Chicureo generó una gran impresión. “Una persona seria, profesional, de buen trato. Apasionado por el fútbol”, describe una fuente que trabajó con él. Su ascenso a la jefatura fue, precisamente, un reconocimiento a la eficiente labor que cumplía. Entre sus virtudes destacan, por ejemplo, su buen manejo de grupo y la puntualidad. La otra, dicen, era inherente a todos los entrenadores del staff: la ambición de escalar hasta ejercer en el profesionalismo.
El trabajo tenía un respaldo metodológico. En la entidad se aplicaba el método Coerver, una técnica de entrenamiento en el fútbol ideada por el entrenador neerlandés Wiel Coerver que, en términos generales, postulaba que la técnica se puede aprender y que no solo es innata y que fortalecía aspectos como las habilidades técnicas, la velocidad, la creatividad, la confianza, el autoestima y el desarrollo de fundamentos sólidos. Coerver llegó a ser campeón local con el Feyenoord y ganó una Copa UEFA, a mediados de los 70.
Los diálogos con Vidal, en todo caso, fueron acotados. Un poco por la agenda de ambos y otro tanto por el revuelo que cada visita del volante solía producir en el lugar. De hecho, quienes conocen al entrenador desligan su despegue de la figura del Rey. “Hizo su carrera solo”, sentencian. “Si lo crees, lo creas”, es una de las frases de cabecera del entrenador que consiguió que su equipo de niños aliviara, en alguna medida, los dolores de cabeza que produce el de los mayores.