A pesar de sus 36 años, el asturiano Pablo Longoria tiene un currículo que cualquier director deportivo quisiera tener. El actual presidente del Olympique de Marsella, quien hizo posible la llegada de Alexis Sánchez, tiene una carrera de casi 20 años en la elite del fútbol mundial.
Si bien no se caracterizaba por ser un gran deportista, el hispano se hizo fanático de la pelota a los 12 años, cuando jugaba al PC Fútbol. Ahí comenzó su pasión. Llenando tablas de Excel con los nombres de los jugadores de la Euro Sub 16 y Sub 17.
Desde entonces comenzó a compartir impresiones y a analizar jugadores a través de su propia página web, para luego realizar comentarios en programas de radio y televisión en Asturias.
Pero fue Víctor Orta, actual director de Leed United, quien convenció al joven de Oviedo de que se dedicara al reclutamiento de jugadores. Así, con solo 18 años, este precoz estudioso del fútbol se fue a trabajar con grupo de veedores del empresario Eugenio Botas, el mismo de su coterráneo Marcelino García Toral, técnico de larga trayectoria en LaLiga.
Sin embargo, el gran paso lo dio cuando fue contratado como scout del Newcastle United de Inglaterra, con solo 21 años, donde alcanzó a trabajar cuatro meses, pero donde adquirió gran parte de sus conocimientos.
En el cuadro de las Urracas conoció de primera mano las decisiones que se debían tomar para formar un buen departamento de ojeadores en solo cuatro meses de trabajo. Se enteró de los presupuestos, las dinámicas, el manejo de personal y la tecnología necesaria que cimentaron su experiencia.
El niño crece
Después de cumplir los 24 años asumió la secretaría técnica de Recreativo de Huelva. Fue ahí donde sus detractores lo engalanaron con el mote de Niño de la Playstation, con toda la gracia e ironía andaluzas.
Sin embargo, esos mismos críticos fueron testigos de su primer gran triunfo en el fútbol, tras conseguir la cesión del delantero Florent Sinama-Pongolle desde Liverpool a un pequeño cuadro español que recién regresaba a la primera categoría.
Después de ese logro, el nombre de Longoria comenzó a pasearse por otras latitudes. No tardó mucho en fichar por la secretaría técnica del Atalanta de Italia, considerado el gran club formador de la Serie A peninsular.
Con el cuadro bergamasco estuvo dos años y medio, desde diciembre de 2010 hasta junio de 2013. Fue entonces cuando Sassuolo, el cuadro emiliano que pasa por el mejor momento de su historia, lo fichó como director del departamento de scouting.
Sólo dos temporadas estuvo en el cuadro neroverdi, ya que en agosto de 2015 la mismísima Juventus de Turín lo contrato como jefe mundial de su departamento de veedores.
En marzo de 2018 vuelve a Valencia, donde trabaja como el brazo derecho de Mateu Alemany, hoy director deportivo de Barcelona. En Mestalla coincide con su amigo Marcelino y, paso a paso, escala en el organigrama hasta convertirse en el director deportivo.
Su éxito en el elenco che llamó la atención del cuadro marsellés, propiedad del magnate norteamericano Frank McCourt, el ex dueño de Los Angeles Dodgers y el Miami Heat, quien adquirió el cuadro más popular del fútbol galo.
En el cuadro portuario, el asturiano primero fungió como director deportivo, donde reemplazó al histórico Andoni Zubizarreta, desde agosto desde 2020. Cargo que ocupó menos de siete meses, hasta asumir como presidente del cuadro marsellés.
Un excéntrico
Los que lo conocen, retratan al ejecutivo como “un enfermo del fútbol”. Sin embargo, en una entrevista concedida a un medio asturiano confirmó que “no soy partidario de contratar jugadores por video”.
Su pasaporte tiene todos los timbres y muchas veces se le ve recorriendo varios estadios en un mismo fin de semana. Es un convencido de que los jugadores se ven mejor en directo. Fue la misma táctica que utilizó con Alexis Sánchez, quien vio en vivo al menos un par de meses en el Giuseppe Meazza.
Pese a ese gusto por el olor a césped, también reconoce que en su casa de Oviedo tiene cuatro antenas parabólicas, donde graba alrededor de 160 partidos, de los cuales ve “unos siete u ocho por día”, según confesó en la misma entrevista asturiana.
Fue uno de los primeros directores de la época en utilizar la tecnología para reclutar jugadores. Pionero en la utilización del Big Data, en el uso de videos y técnicas modernas para hacer el análisis del rendimiento de los jugadores.
Pero no sólo de fútbol vive Longoria. El joven presidente del elenco del Velodrome también se ha preparado académicamente para alcanzar todos esos desafíos. Prueba de ello está en el hecho de que domina seis idiomas: español, inglés, italiano, alemán, portugués y, obviamente, el francés.