El partido interminable
River Plate y Boca Juniors jugarán en el estadio Santiago Bernabéu la final de vuelta del torneo continental, dos semanas después del bochorno vivido en Buenos Aires. Bajo fuertes medidas de seguridad y la atenta mirada del mundo futbolístico, la Conmebol cruza los dedos para que la definición no sufra otro impasse. La ida acabó 2-2.
"Jugadores, jugadores, no se los decimos más, la Copa Libertadores, de La Boca no se va". Con ese ambiente de aliento mezclado con presión se vive en Boca Juniors esta final de Copa Libertadores. Cerca de mil hinchas fueron al hotel del plantel xeneize solamente para juntarse y alentar a un elenco que saludó brevemente a una hinchada que no acepta otra cosa que el triunfo. En la cita no se nombró a la barra brava de Boca. Los más animados eran los de la peña residente en Madrid, que de todas formas no le provocaron mayores problemas a la policía local. El barrio del hotel Eurostar Suites Mirasierra, un sector totalmente residencial y de gente de avanzada edad, sí se sintió algo invadido con el grupo que rompió la calma de un mediodía festivo.
El contar con la ventaja de jugar en una cancha neutral, esquivando la visita al Monumental, y a 10 mil kilómetros de distancia de Buenos Aires se ha transformado en un arma de doble filo para Guillermo Barros Schelotto y sus dirigidos. El Mellizo, experto en calentar superclásicos tanto como jugador como en su rol de entrenador, ha tenido que probar varios esquemas, sin decidirse sobre quién acompañará a Ramón Wanchope Ábila en ataque. Mauro Zárate, Darío Benedetto y Sebastián Villa, todos con características diferentes, se pelean un cupo para fortalecer el ataque boquense. El Pipa, eso sí, cuenta con ventaja por su registro copero: cuatro goles entre las semifinales con Palmeiras y la final de ida.
Carlos Tevez tiene asegurado su lugar en el banco de suplentes. Boca, además, decidió entrenar los lanzamientos penales, formato que le entregó la finales de la Copa Libertadores 2000 y 2001. En caso de empate en esta final, por cualquier marcador, habrá tiempo suplementario y si se mantiene la igualdad, todo se definirá desde los 12 pasos. Guillermo Andrada y Julio Buffarini, arquero y lateral derecho, serán novedades en el equipo titular en relación a la final de ida. Agustín Rossi y Franco Jara son los afectados.
En River, Gallardo mantiene la duda, por lo menos públicamente, de jugar con cuatro o cinco defensores. En caso de jugar con línea de cuatro en el fondo, Nacho Fernández estará en el mediocampo, pero es probable que, tal como lo hizo en la ida en La Bombonera, aparezca Lucas Martínez Qarta para poblar la defensa.
La sorpresa la marca la probable aparición de Julián Álvarez, delantero de 18 años que aprovecharía la suspensión de Rafael Santos Borré y la persistente lesión de Ignacio Scocco para sumar sus primeros minutos en la Copa Libertadores. Nada menos que en el escenario más impensado.
Quien se juega un partido aparte es otro joven riverplatense: Exequiel Palacios, de 20 años, quien está en la mira de Real Madrid. Y en River saben que el joven mediocampista toma esta final como un partido doblemente especial, al jugarse en la que probablemente sea su próxima casa.
España, expectante
Por este fin de semana, los medios madrileños han dejado la Liga en segundo plano. La repercusión mundial que ha generado este llamativo encuentro pone a Madrid, que el 1 de junio de 2019 también albergará la final de la Champions League, en el centro del mundo deportivo.
"No es que en España sigamos mucho el fútbol sudamericano, generalmente lo hacen los más fanáticos, pero el Boca-River es otra cosa, uno de los grandes clásicos mundiales", cuenta Guillermo Maisterra de La Sexta. La amenaza de los barras bravas no opaca la importancia del evento. "Es un regalo disfrutar de estos equipos históricos. Lo que sí, queremos es que gane el fútbol. Se ha hecho un esfuerzo grande. Es un dispositivo de seguridad de final de Champions, pero armado en una semana", comenta Andrea Ramos de Movistar.
Para Javier Gómez de Telemadrid, "esta semana que viene hay Champions, así que la Liga toma importancia este sábado (ayer) y el foco de este domingo estará en este partido tan curioso. Madrid gana muchas cosas con esto, es una final que toda Europa y Sudamérica mira. España gana visibilidad y dinero". Mientras José Palacios, de Cadena Ser, agrega: "Para los que somos muy futboleros, esta noticia ha sido maravillosa. Es un fin de semana un poco complicado con un par de festivos, pero acá la gente ha acogido esta noticia con más ilusión que miedo. España es un país de fútbol, y Madrid es la ciudad más futbolera teniendo cinco clubes en primera división".
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