Rodrigo Oyarzún (56) viaja al pasado en cosa de segundos. Se ubica en los últimos años de la década de los 90’. A un costado de Juvenal Olmos, como su preparador físico en Unión Española, el estudiante de Educación física reparte el trabajo de calentamiento a figuras como la Vieja Reinoso y Hernán Caputto, entre otros. Su voz es escuchada, respetada por un plantel que no cuestiona sus instrucciones.
Hoy, lo recuerda con orgullo: “Pasé harto tiempo en el fútbol. Trabajé cerca de diez años en clubes como O’Higgins, Temuco, Magallanes, Palestino, Unión Española, entre otros equipos. Pero sabes: me aburrí en el fútbol. Salí de Unión Española porque renuncié pensando que me iría a la UC con Juvenal Olmos. No se dio y ahí empecé de cero. No quería seguir en el fútbol porque me aburrí. Me cansó la rutina, los fines de semana trabajando. ¿Con qué otros técnicos trabajé? Ricardo Dabrowsky en Palestino, Guillermo Páez, por ejemplo”, comienza diciendo el destacado PF que dio un vuelco a su vida. “Me llamó el Mortero Aravena para ir a México. También Jaime Pizarro quiso que trabajara con él. Pero yo quería dar un vuelco a mi vida”, dice.
La vida de Oyarzún dio un vuelco total. Hoy todo gira alrededor del Kickboxing. Los conos y petos los cambió por las vendas. “Me di cuenta que lo que quería era algo más de deporte de contacto. El carácter de equipo y el liderazgo individual que apliqué en el fútbol hoy me sirve para preparar otro tipo de deportistas. El respeto a la diversidad sigue siendo uno de los lemas clave de mi tipo de entrenamiento. Hoy acá uno de los deportistas más destacados que tengo es Camilo Rojas, de 18 años”, revela.
Las diferencias entre el arte marcial y el fútbol son evidentes. Sin embargo, Oyarzún asegura que la preparación física es similar. “Son totalmente diferentes, pero con características similares en relación al juego: acción-reacción y hay que tener características explosivas. Acá también tengo menos recursos porque no somos un deporte olímpico”, comenta desde el gimnasio Knockout Sport, en Santiago.
La preparación física de los futbolistas le genera cuestionamientos. Con el tiempo es capaz de hacer un análisis más detallado: “Cuando me fui estaba empezando un cambio en el fútbol. Había jugadores flojos, que sacaban la vuelta. Habían, pero no todos. El futbolista chileno era poco motivado. Para mí era como un artista. Ellos tienen una habilidad en los pies y por eso mismo hay que tenerlos motivados. Pero creo que no hay que generalizar tampoco”, cierra.