El pícnic de Niemann antes del desempate

Niemann
Joaquín Niemann y su novia, junto a Sergio García y su esposa.

Joaco hace historia con sus ‘birdies’ en Hawai pero irrita a los puristas por su relajación y desinterés mientras terminaba English, el rival que se llevó el título.



Hawai fue una parada inolvidable para Joaquín Niemann. Un fin de semana en el que estuvo a punto de ganar su segundo PGA y en la que entró en la historia por sus 31 birdies, la tercera mejor marca en eventos de 72 hoyos en la historia del circuito.

Sus impresionantes tiros llamaron la atención de los especialistas y también su actitud, que levantó algunas suspicacias entre los más puristas, luego de que una vez finalizada su actuación, el chileno se dedicó a compartir con su novia y con Sergio García y su esposa, como si estuvieran disfrutando de un pícnic, en vez de calentar y preparar un eventual desempate. Concentrarse.

El golfista Justin Leonard, quien estaba en la cabina de transmisión, expresó su preocupación porque Niemann no se había dirigido al campo de prácticas, una sensación similar a la que experimentó Terry Gannon, famoso comentarista de golf estadounidense. ”Esto se siente como un pequeño error”, dijo Leonard. El ex caddie de Phil Mickelson, Bones McKay, añadió que un calentamiento completo es “absolutamente esencial”. No obstante, el almuerzo continuó.

Y cuando Niemann regresó tuvo un gran primer tiro, pero luego todo se definió tras su segundo golpe. La bola pasó cerca de la bandera, pero picó más allá de lo pensado y quedó en una zona muy incómoda del campo.

Mientras en Estados Unidos proliferan visiones como las de Leonard y Gannon, en Chile las opiniones son distintas.

Para el experimentado golfista Felipe Aguilar, la estrategia que tomó Joaco fue la acertada. “Pienso que ese minuto que estuvo sentado con Sergio, conversando con la señora de él y con su polola, le ayudó mucho a calmar la ansiedad”, señala. Y agrega: “Creo que no tuvo nada que ver ese break que se tomó con el resultado final que obtuvo”.

En ese contexto, el valdiviano explica que “uno de los peores momentos, antes de los playoffs, es esperar los resultados de los que vienen atrás. Entonces, estar preocupado, viéndose un par de greens o pegando pelotas, no hubiese servido de absolutamente nada, porque la cabeza la tenía en otra cosa”.

“Yo pienso que fue una buena decisión, si es que él está preocupado con un tema de ansiedad. Cuesta manejarlo, cuesta verlo. Él tiene que ir más con sensaciones en ese sentido y pienso que, si no quiere practicar, que no practique, si ya jugó 18 hoyos”, sentencia.

El psicólogo deportivo Felipe Fuenzalida trabajó más de siete años en la Federación de Golf y conoce de cerca el proceso del flamante número 31 del mundo. “El golf es un deporte de consistencia y es complicado mantenerla por cuatro horas y media. Es imposible mantener el foco atencional durante todo ese tiempo. De hecho, los estudios dicen que se puede mantener por un máximo de 45 minutos”, comienza planteando.

En relación a la particular espera del talagantino, el profesional la pone en contexto. “No hay ninguna fórmula para enfrentar una situación así. Un desempate es una experiencia estresora en la que él no tenía experiencias anteriores y todavía está en aprendizaje. Seguramente va a evaluar en el futuro si repite eso o hace otra cosa”, postula.

Otro factor que destaca el profesional, es la rapidez con la que Joaco se insertó en la élite. “No hay que olvidar que tiene 22 años. Ha tenido un proceso acelerado y eso hace que en momentos claves esté en un proceso de ajuste. El golf es un deporte de mucha rutina y aún no tiene un patrón para un hoyo de desempate. Él vive este deporte no tan dramáticamente y tiene una gran capacidad de focalización. Seguramente, sintió que lo mejor era desconectarse, porque estar muy pendiente de lo que suceda con los rivales puede convertirse en un estrés adicional y a esas alturas el feeling no es algo que se pueda mejorar en un desempate, que es mucho más mental”, concluye.

Sea como fuere, Niemann ya hace historia en el PGA.

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