Ni siquiera las pifias de los miles de peruanos al himno de Chile lograron remecer a la Roja. Menos los tibios aplausos de Lasarte, quien intentaba aprovechar la incómoda situación para motivar de alguna manera a sus dirigidos. El rostro serio y molesto de Medel, Aránguiz y Bravo se sumaban a la escena en el duelo jugado en Lima.

Pero tal como ha sido la tónica de las Eliminatorias, la Selección comenzó dominando, atacando, pero sin la capacidad de romper el cero. Lasarte, a un costado de la banca, lamentaba cada situación que sus dirigidos no eran capaces de profundizar. Transpirado, y a ratos ahogado, Machete intentaba ayudar a sus dirigidos con ideas que nunca fueron comprendidas.

En el campo, Alexis intentaba desnivelar, pero siempre a muchos metros de distancia de la portería local. Entre Aquino y Peña se turnaban para derribarlo, con fuertes entradas, como buscando intimidarlo. Con el correr de los minutos lograron su objetivo.

Desde la banca, Gareca parecía no incomodarse con lo que estaba viendo. Parecía leer el juego a la perfección. Les pedía calma a sus dirigidos, asumiendo que debían jugar con la presión de Chile. El local estaba asumiendo el rol de visitante. Y fue así como en su primera llegada, luego de un lateral por la derecha, Cueva aprovechó un rebote de Claudio Bravo, quien estuvo notable tras un remate a quemaropa de Guerrero. Isla fue incapaz de controlar un balón en plena área chilena. En rigor, la pelota lo ‘sobró’ para quedar en los pies de Christian Cueva, quien definió sin marca.

De ahí en adelante, Perú dominó las acciones. Lasarte no tuvo reacción. Chile sintió el gol y fue poco a poco hundiéndose. No había un plan ni menos una estrategia. Tocar el balón esperando alguna genialidad de los delanteros, quienes están lejos de su mejor momento, parecía ser la única opción. Nada de eso ocurrió.

Alexis intentó tomar el protagonismo del Equipo de Todos, pero sus pocos minutos en el Inter de Milán le pasaron la cuenta. Poco claro, y a ratos excesivamente individualista, no le permitieron marcar mayores diferencias. No estaba cómodo de enganche. A eso se le sumaba el poco aporte de Marcelino, la gran apuesta de Machete. El jugador de la UC nunca logró acomodarse a la idea de jugar tan apegado a la banda derecha.

En la segunda parte, Perú ya salió con otra actitud. De nada sirvió el ingreso de Montecinos, Jiménez y Mora. A este último lo hizo ingresar por Marcelino, cambio que significó que los locales se apoderaran del mediocampo.

El segundo gol era cosa de tiempo. Los errores defensivos nuevamente le permitieron a los incaicos ponerse arriba. Más cuando Charles Aránguiz, uno que generalmente no falla, perdió un balón fácil en la salida. Sergio Peña, en doble instancia, luego de una gran tapada del capitán de la Roja, convirtió el 2-0.

A esa altura, Lasarte ya estaba groggy. La Roja ya caía por 2-0 y el técnico uruguayo nunca encontró soluciones para poder revertir el desastre. Chile cae y el sueño del Mundial de Qatar 2022 está cada vez más lejos.