Elegir a los mejores futbolistas de la historia supone, siempre, un ejercicio complejo. Siempre está el riesgo de dejar fuera del listado a alguien que reúne méritos para estar presente. La dificultad aumenta más aún cuando se trata de designar al mejor: ahí, derechamente, hay que considerar una serie de variables que no siempre son objetivas. Ponerse de acuerdo termina siendo un esfuerzo inútil. No hay ni habrá entendimiento posible.
El sitio Gol del Corazón se abocó al complejo ejercicio. El top 3, de por sí, ya es discutible. El escalafón lo lidera el argentino Lionel Messi. El segundo es el portugués Cristiano Ronaldo. El podio lo cierra el brasileño Pelé. Es decir, se olvidaron de Diego Maradona, clave en la obtención de un título mundial, logro que jamás conquistó el luso. En el caso chileno, el estudio también arroja una controversia. O varias. El mejor ubicado es Arturo Vidal, quien aparece en el 80º puesto, siete casillas sobre Elías Figueroa, considerado tres veces como el Mejor Futbolista de América. ¿Lo más llamativo? Alexis Sánchez, el otro gran referente de la Generación Dorada, ni siquiera es considerado en el ranking.
Los parámetros
La elección pretende tener visos de objetividad. En ese sentido, se establecieron varios parámetros, con el objeto de arribar a las respectivas conclusiones. Los conceptos son, de por sí, discutibles. Se consideran, por ejemplo, efectividad y calidad en su posición y sus funciones, trascendencia en la historia del fútbol y en su posición (incluye hazañas históricas o casi imposibles), los logros grupales obtenidos (en escala de prioridad de títulos) y, por cierto, los individuales. Basta considerar esos factores para concluir que Sánchez tuvo una participación similar en ese tipo de hitos respecto de Vidal. O incluso más crucial, como cuando le tocó ejecutar el último penal de la definición ante Argentina en la final de la Copa América de 2015 y le dio su primer título internacional a la Roja con un disparo a lo Panenka.
Luego, el detalle contempla a la calidad de los rivales con lo que alguna vez se tuvieron que medir y la efectividad y la condición de factor determinante en momentos decisivos de sus respectivas trayectorias, como en finales, playoffs o clásicos. Sin embargo, al menos en la entrega que realiza el sitio, no está clara la asignación que se le da a cada concepto.
Hasta los videojuegos
Lo más llamativo, en todo caso, es que también se consideran factores virtuales: así, por ejemplo, en la ecuación entran el rating que se les asigna a los futbolistas en videojuegos como FIFA 23 o E-Football, de EA Sports y Konami, respectivamente. Esa consideración, vista desde la perspectiva de los deportistas, está lejos de ser anecdótica: varios han elevado reclamos públicos cuando se sienten disminuidos en las respectivas valoraciones.
Finalmente, también incluye la tasación que se les asigna en plataformas como Transfermarkt, orientada al valor de las transferencias y entra en juego la consideración que les asigne la Federación Internacional de Historia y Estadísticas, la IFFHS, por su sigla en inglés, que también premia los rendimientos anuales.