Que La Bombonera es uno de los estadios más peculiares del mundo no es ningún descubrimiento. El recinto de Boca Juniors recibe ese nombre por su particular construcción, virtualmente vertical. Esa forma también incide especialmente en el ambiente que se vive dentro de él. El respaldo de los hinchas se siente con mayor fuerza y de ahí nace uno de los grandes mitos en torno al reducto: “La Bombonera no se mueve, late”.
En toda su historia, al menos desde que existe el estadio, los xeneizes le han sacado partido a las especiales condiciones. Tienen la convicción de que los rivales se intimidan al visitarlo y que se desconciertan con las particulares condiciones que se trasladan al campo de juego. Ahora dan otro paso en el sentido de sacarle ventaja: acostumbrar a sus jugadores desde la etapa formativa a las especiales condiciones que encontrarán cuando jueguen en el coliseo bonaerense.
Una maquinaria especial
“La Bombonera es el único estadio que se mueve”, testimonia Juan Román Riquelme, vicepresidente del club, en un video institucional que da cuenta de la última innovación. Conocimiento no le falta a quien, como jugador, brilló en esos pastos y llegó a consolidarse como uno de los máximos ídolos institucionales. “Nosotros podíamos estar jugando mal, pero venía un córner y sabías que venía un gol... Te quedas quieto cuando empiezas a saltar y la cancha se mueve”, declaró en una entrevista para graficar la diferencia que se siente en ese campo de juego.
“Hicimos una instalación para simular lo que sucede en La Bombonera cada vez que todos los hinchas alientan a la vez. En esta oportunidad, transformamos cada ‘me gusta’ en nuestras redes en un latido para hacer vibrar el predio”, anuncia el club en el video en que difunden la idea. “Cómo tiembla La Bombonera”, se escucha en el video promocional.
En mayo, el recinto boquense cumplirá 82 años desde su construcción, período en el que ha sufrido varias transformaciones sin alterar su concepción original.