En 2015, cuando Claudio Bravo levantaba la primera Copa América de Chile, una veintena de compatriotas militaba en las cinco principales ligas del planeta: Inglaterra, España, Italia, Alemania y Francia. Un año más tarde, cuando la Roja alzaba la Copa Centenario de Estados Unidos, incluso, había 23 futbolistas chilenos en la verdadera elite del fútbol mundial. Una realidad muy lejana que aterriza hoy al balompié nacional. Cuando las transferencias a los torneos europeos aumentan en el resto de la región, en este lado no se llega ni a la mitad de las figuras que llenaron portadas en los mejores momentos del fútbol nacional. Mientras se habla hasta el cansancio del bendito recambio, los números no mienten. En la actualidad, los jugadores chilenos solo llenan una pequeña parte del interés de los ojeadores.
Nueve futbolistas que ponen al país en un lejano quinto puesto respecto de las potencias del Cono Sur. Una lista que lidera Brasil con 102 elementos, le sigue Argentina con 73, mientras que Uruguay es tercero con 27.
Y si el elemento cuantitativo es precario, el cualitativo es peor. Mientras Lionel Messi gana el Mundial con Argentina y juega en el PSG; los brasileños Vinícius Júnior, Rodrygo y Éder Militao triunfan en Real Madrid, el campeón de la Champions, que tiene en su filas al uruguayo Federico Valverde y que pelea el título de LaLiga con el Barça del brasileño Raphinha y del charrúa Ronald Araújo. En Chile, apenas los goles de Alexis Sánchez para el Olympique de Marsella son el principal soporte de una generación cansada, con jugadores que superan la treintena de años en su mayoría y no logran el manido relevo.
Tres directores deportivos europeos, el italiano Walter Sabatini y los españoles Miguel Torrecilla y Paco Zaragoza, analizan con La Tercera la sintomática realidad que tiene a la Roja ya sin ir a dos versiones de la Copa del Mundo consecutivas. Ahondan en las razones del poco interés de las potencias internacionales y en las causas de tan pronunciado declive.
Discreta liga local
De acuerdo con la última entrega de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, la liga chilena es la octava entre los países de la Conmebol. Una discreta posición que hace que el torneo nacional supere a solo dos competencias locales: la peruana y la venezolana. “Cuesta mucho más ver el fútbol chileno en las plataformas. Eso impide un poco tasar el mercado de allá. Se ve más fútbol de otros países y eso hace complicada la captación. No te sientas en el sillón de tu casa a ver, por ejemplo, un partido entre Huachipato y Audax Italiano, sin menospreciar a nadie. Hoy se ven más las ligas de Brasil, Argentina, incluso, de Colombia”, reconoce Torrecilla, ex encargado de fichajes del Celta de Vigo.
En la misma línea, insiste: “Además, es más fácil y rápido el impacto de un jugador joven de gran rendimiento, aunque sea pequeño en la división o en un fútbol menor. Pero eso hace rato que no ocurre con los chilenos. En sistemas como Fanatics o en Goal se ven más encuentros de otros países sudamericanos, pero no de Chile”.
Mal en las copas
Aunque no todo sucede en el plano local. La carencia de éxitos en torneos internacional invisibiliza al producto chileno. Sabatini, quien trabajó en Inter de Milán, Roma y Bologna, entre otros equipos, lo reconoce. “La calidad de las ligas locales se refleja en las competiciones internacionales. Si tú no llegas a instancias decisivas en esos torneos, tu liga pierde valor, visibilidad y vitrina para tus jugadores. Campeonatos como la Copa Libertadores son muy apetecidos en las plataformas para los ojeadores de los clubes importantes. Sumar más victorias, da un valor agregado a potenciales traspasos. Chile no ha logrado destacar ahí”, explica el exParma.
En los cinco últimos años, los equipos nacionales tienen el tercer peor rendimiento en la Copa Libertadores con un pobre 34%, solo sobre Venezuela (25,2%) y Perú (24,4%).
“Si los equipos llegan a las instancias finales, los clubes y jugadores tiene más opciones de mostrarse. Y, con eso, se hace más fácil que los directores deportivos tengan acceso a esos deportistas”, confirma Torrecilla.
Poco éxito en juveniles
Una de las situaciones más sintomáticos de esta crisis es el trabajo de divisiones inferiores. Las selecciones de menores son la cara visible de la salud de una liga. En el caso de Chile, un país que no mete a un equipo en un Mundial Sub 20 hace una década.
“Tú ves a los equipos de la Sub 17 y la Sub 20 y te cuesta mucho encontrar un jugador destacable. Al contrario de lo que pasa con Ecuador y Venezuela, por ejemplo, selecciones en las que puedes sacar cuatro o cinco futbolistas. Y son equipos que, históricamente, siempre han estado por debajo de Chile. No creo que el nivel del fútbol chileno es lo que se refleje ahí. Y eso viene por dos motivos: o no se está trabajando bien en las menores o no hay captación en lo profundo de todo el país”, advierte Zaragoza, exsecretario de Uniao Leiria luso.
Una opinión similar a la de su compatriota Miguel Torrecilla, quien fue encargado de fichajes en Real Betis y Zaragoza. La principal captación de esas figuras emergentes está en este tipo de competiciones, que concentran a un cúmulo de veedores y representantes. “En los torneos sudamericanos de selecciones se conoce a esas potenciales figuras. Chile no ha destacado y eso influye mucho en la captación, acapara el interés de agentes, de los directores deportivos de Europa. Viajar a esos países para conocer la realidad de los futbolistas y cerrar acuerdos. Son los grandes eventos para fichar, por algo hay tantos veedores”, dice el exdirector del Celta de Vigo.
Pero no todo está perdido. La Sub 17 ha disputado las tres últimas versiones mundiales de la categoría. Sin embargo, esos mismos jugadores no han podido reforzar esa buena imagen en la Sub 20. Encima, la falta de competencia para el fútbol base entre 2020 y 2022 agrega otro pelo a la sopa. “Materia prima hay, pero si no se trabaja bien llegan los defectos. Hay cosas que se corrigen en el fútbol formativo y, al parecer, eso no está ocurriendo. Date cuenta de que la selección mayor ha tenido que buscar muchos jugadores que no estaban en Chile, con ascendencia chilena. Incluso tengo entendido que se perdieron dos años y eso, finalmente, perjudica en la formación”, advierte Zaragoza.
El español asegura que la ausencia de un proceso claro y estable en el tiempo ha conspirado en el descubrimiento de estos noveles valores. De acuerdo con su opinión, debería existir un cambio profundo en las políticas formativas. “Hay demasiados cambios en la estructura de las selecciones chilenas. Vi que había un español ahí (Francis Cagigao), pero no sé cuáles fueron sus logros. Lo primero es tener una buena organización, con objetivos a mediano y largo plazo. No en el corto plazo, no hay varitas mágicas. Los clubes y la federación no pueden estar pendientes de que venga una hornada buena y que parezca que el trabajo está bien. Chile es un país que tiene una urgencia”, agrega el exdirector del Lorca.
Adiós a la Generación Dorada
Sin embargo, una de las variables que más se repite es la falta de recambio en la selección mayor, la verdadera vitrina, Después de la Copa del Mundo de Francia ‘98, Nelson Acosta dio un diagnóstico. “Los futbolistas que se venden son los que juegan en la Roja”, aseveró. Y no deja de tener razón. La salud del principal cuadro nacional está estrechamente conectada con la presencia en competencias más importantes.
“De Chile llegan menos jugadores. Las generaciones cambian y se nota. En la etapa mía en Vigo, Celta se potenció con Fabián Orellana, Marcelo Díaz o el Tucu Hernández. Estaba Eduardo Berizzo en la banca y conocía más a los futbolistas. De eso queda muy poco”, confirma Torrecilla.
Walter Sabatini es un más directo. Según su opinión, Chile no pudo renovarse en el éxito y eso explica, en parte, la ausencia de jugadores en el top mundial. “Para los europeos, los chilenos siempre han jugado bien. Están dotados de buena técnica y toque. Tuvieron una gran generación de futbolistas como Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Charles Aránguiz, el mismo Medel que yo lo tuve en Bologna… Una serie de futbolistas que dieron mucho que hablar en Europa. Sin embargo, Chile no pudo renovar ese éxito para mostrarse más”.
En la misma línea, Zaragoza afirma: “El relevo no ha sido el adecuado. La selección de vuestro país ganó dos títulos de Copa América. Mientras eso ocurría nadie estuvo pendiente del fútbol base. Y cuando se acabó esa generación, no había nada. Los años pasan para todos, uno mira atrás y no hay mucho más. Los ojeadores buscan y no encuentran jugadores que puedan rendir en Europa. El trabajo formativo no es bueno y los futbolistas deben mejorar muchos aspectos para triunfar”.
Biotipo y población
Al margen de todas las consideraciones de procedimiento, también existe un factor genético. Las consideraciones físicas de los jugadores de otras naciones sudamericanas entrega una desventaja a los nacionales.
“Existe un tema de biotipo que marca diferencia. Por ejemplo, la liga chilena y la uruguaya son parecidas, pero el jugador charrúa tiene un mayor desarrollo físico, tiene más potencia. El chileno es más talentoso, aunque de menos musculatura”, aterriza Torrecilla.
Para Sabatini, la cantidad de población que existe en esta parte del mundo, también pone en desventaja al país respecto de las potencias de al región que tienen un semillero mayor y más promotores. “Chile es un país mucho más pequeño que el resto. Con menos personas, menos jugadores y también hay una menor cantidad de representantes”, sostiene el italiano.