“Salí después que los niños a la cancha porque me quedé en el baño. Cuando entré todo el estadio empezó a aplaudirme... No entendía nada. Solo atiné a aplaudir de vuelta. Me dio mucha vergüenza. Miré a diferentes partes de la gradería para entender lo que estaba pasando. Miraba también porque era novedoso que hubiese público. Todos empezaron a aplaudirme. Pensé: ‘qué lindo, se pasaron’”, cuenta Cindy Nahuelcoy (34), en conversación con El Deportivo. El duelo al que hace alusión la árbitra se jugó a fines de agosto, en el estadio Nicolás Chahuán, en el que La Calera y Colo Colo igualaron a uno. Ella estuvo de asistente, corriendo por la banda.

Los hinchas están de vuelta en las graderías. Con bombos y mucha emoción, los fanáticos del fútbol chileno han tomado un rol protagónico desde que el gobierno abrió los espectáculos deportivos, con aforos reducidos. La presencia de los forofos, sin embargo, no solo ha sido importante por el alza del nivel del juego del torneo nacional, sino también por la recepción que le han dado a las árbitras. Según ellas mismas cuentan, los cánticos ofensivos solo van hacia el rival de turno. No se centran en ellas. Ser árbitra, que en el caso de los hombres es sinónimo de pifias o insultos de grueso calibre, se han modificado por elogios, dicen las protagonistas de esta historia.

“¿Cuándo viste que aplaudieran a un árbitro? Si al árbitro lo pifian, no lo aplauden. Eso es por norma. Lo que me pasó a mí fue súper fuerte. Me llama la atención...pero siento que se da porque la gente valora que las mujeres estemos en el fútbol. Saben y se dan cuenta de todo el proceso y esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta acá”, agrega Nahuelcoy, quien este viernes estuvo de asistente en el duelo entre Cobresal y Huachipato, en el Salvador.

Otra mujer que saltó a la cancha con hinchas en las graderías fue María Belén Carvajal. En el duelo entre Colo Colo y Everton, en el Monumental, fue designada como la cuarta árbitra. Ahí, los gritos de fondo, dedicados en su mayoría a la U, el próximo rival del Cacique, nunca fueron dirigidos hacia su persona, asegura. “La vuelta del público estuvo buena. Fue rico sentir a la gente. El ambiente fue diferente. Súper bien. Sentir el bombo, los hinchas siempre cantando. ¿Si alguna vez me han dicho algo malo? No, nada. Y si me dicen algo no los escucharía. Se ha visibilizado tanto el rol de la árbitra, que la gente ya sabe que existimos. Dejó de ser novedoso o algo llamativo para la gente”, asegura.

Los piropos están lejos de su trabajo, dicen ambas juezas. Ser mujer hoy pasó a segundo plano. “Nunca me han tirado un piropo o me han dicho algo ofensivo. Incluso me arengan en los partidos. ‘Dale Cindy’, me han dicho. Una persona, incluso, me pidió una foto en San Carlos de Apoquindo, en el partido de Universidad Católica. No sé quién era. ¿Cuándo yo iba a pensar que alguien me iba a pedir una foto? ¿A mí una foto?”, revela Nahuelcoy, entre risas. “En mi Instagram nunca he recibido mala onda, ni nada. Siempre me tiran vibras positivas. Incluso, una vez cometí un error en un duelo y los hinchas me decían que me perdonaban porque sabían que era persona”, agrega la profesional del referato.

La relación con los futbolistas

“¡¡¡Eh, eh!!! ¿Qué partido estás viendo vos? ¿Qué partido estás mirando?¡Ayúdalo!”, le grita un desaforado Leonardo Gil, jugador de Colo Colo, a la cuarta árbitra, María Belén Carvajal. Colo Colo derrota a Everton, en el Monumental, por el torneo nacional. La figura de la jueza chilena, con recorrido internacional, Mundial de Francia incluido, ni se inmuta. No se le mueve un músculo de la cara frente a los reclamos del volante. Los gritos del chileno argentino se pierden en el aire, sin recibir ningún tipo de respuesta.

Los hombres son bien respetuosos. Pero si te reclaman, te van a reclamar igual. Son eufóricos, pero siempre con respeto. Y lo otro es que nunca te hablan con garabatos, se moderan. De lo que sí me he dado cuenta es que con nosotras cuidan más el vocabulario, no dicen garabatos”, dice Carvajal.

Nahuelcoy se suma a las palabras de su colega. Los futbolistas ya reconocen a la mujer dentro de su rol en la actividad: “Nunca me ha pasado que un jugador me trate mal o me insulte. Los gritos y todo eso están siempre, porque es fútbol. Sí me molesta cuando me gritan desde la mitad de la cancha, porque están lejos y muchas veces ni ven la jugada bien. Pero son desaprobaciones, nunca una falta de respeto. A veces discuto con ellos sobre la línea, pero queda ahí. Nunca he pedido a un juez que amoneste a un jugador porque ya me cansó con sus reclamos o porque me dijo algo. Espero nunca hacerlo. Incluso, cuando ya me reclaman mucho, miro para otro lado para evitar seguir en esa discusión”, agrega. La estudiante de Educación física además hace una comparativa entre el fútbol masculino y femenino. Ha vivido ambas categorías en el referato: “Para mí las mujeres reclaman mucho, pero por todo. Los hombres hacen mucho teatro, mucha simulación. Los varones quizás pensaban que como éramos mujeres y veníamos llegando les íbamos a creer todo, pero se equivocaron”, dice. Carvajal discrepa: “Siento que reclaman por igual. Es que las mujeres a veces cometen dos faltas por partido, pero los hombres pueden tener hasta seis en un tiempo”, apunta.

El salario de las juezas

Una de las buenas noticias que recibió el referato femenino fue la equidad en el salario que comenzaron a percibir desde julio de 2021. Nunca más deberán estar ansiosas por no ser nominadas o por deber enfrentar rebeldes lesiones. Hoy son 21 mujeres contratadas por la ANFP. “Es súper importante ese punto. Antes teníamos diferencia con los varones. ¿Por qué tendría que haber una diferencia con mi compañero que corre por la banda del frente? No era justo. Ahora me puedo dedicar a esto”, dice Nahuelcoy. “Es importantísimo porque uno se dedica a esto. Es un trabajo que dura toda la semana. Entrenamos en la semana y después trabajamos los fines de semana. Son pocos los profesionales que hacemos esos turnos”, dice Carvajal, quien, al mismo tiempo, reconoce que seguiría con su silbato en caso que no hubiese salario. “Seguiría independiente de las lucas. Es importante, sí. Pero llega un momento que uno lo hace porque te gusta. Uno deja de valorizar el dinero. Ojalá que sigamos en el arbitraje, pero de cualquier forma seguiría, independiente de las lucas”.

El machismo, cada vez más fuera

Las mujeres llegaron para quedarse en el referato. Sus colegas hombres, dicen, han dejado atrás el machismo de años atrás para incluirlas en cada paso que dan. “No, ya no hay machismo. Los compañeros son un gran apoyo para nosotras. Con los compañeros conversamos de las jugadas de los fin de semana. Una ve lo que opina el hombre. A nosotros a veces nos faltan detalles que ellos lo tienen porque llevan muchos más años en el fútbol. Hay que pensar que al hombre le regalaban la pelota y a nosotros la muñeca. Ellos tienen otra perspectiva, porque desde chico están en el fútbol”, dice Carvajal, quien asegura que “en nivel creo que estamos a la par con los hombres. Pero yo estoy en ascenso. Sí me falta que me vean más, para que me conozcan más. Uno con los años se gana el respeto para que el futbolista sepa que arbitras bien”.

Nahuelcoy tiene una visión similar: “El machismo está fuera. Llevó 14 años trabajando y antes cuando pedía que me dieran la opción de arbitrar una Sub 14 o Sub 15 nunca se me dio esa opción. Se decía que la sociedad no estaba preparada (...) Ahora uno sabe que si lo hace bien, todas tendremos la misma oportunidad. Quizás muchas niñas que venían antes que yo tenían la capacidad para poder arbitrar, pero no pudieron hacerlo solo porque no les dieron la oportunidad. Yo estuve en el lugar y momento justo. Estoy súper agradecida y espero seguir creciendo”.

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