El récord de Nicolás Jarry que la ATP no reconoce
La semana pasada, el tenista conectó un servicio a 239 kilómetros por hora, convirtiéndose en el más rápido de un chileno y uno de los más veloces de todos los tiempos. Sin embargo, el órgano oficial desterró de sus estadísticas la velocidad de los saques. Así lo confirman a El Deportivo.
Nicolás Jarry está dando muestras de que su recuperación tenística cada vez es más concreta. En esta temporada se ha reencontrado con su principal arma, el servicio, con la que ha comenzado a reconstruir su carrera y a mostrar notables avances.
La semana pasada alcanzó las semifinales del Challenger 125 de Salzburgo, donde logró un registro extraordinario, al alcanzar los 239 kilómetros por hora con un servicio en su duelo frente al alemán Peter Heller. También influyó bastante que la ciudad austriaca estuviera ubicada a una altitud similar a la de Santiago, lo que favorece a los sacadores.
El registro lo pone entre los jugadores más potentes de todos los tiempos. Sin ir más lejos, superó los 233 kilómetros por hora, que había conseguido ante el ecuatoriano Iván Endara en una serie de Copa Davis jugada en el Estadio Nacional, en 2018. Y, además, batió el récord de Fernando González, quien llegó a los 236, en un partido frente a Filippo Volandri, en las semifinales del Masters 1.000 de Roma.
Esta hazaña estadística de Jarry lo pone entre los 20 mejores de todos los tiempos y lo mete como el segundo más rápido en arcilla, entre otros notables hitos. Sin embargo, para la ATP estos son solamente marcas morales, ya que en relación a los servicios hay una postura distinta.
Al ser consultado por El Deportivo, Joshua Rey, uno de los portavoces del organismo internacional afirma que “la ATP no tiene ni reconoce estadisticas de velocidades de saques”. Asimismo, señala que tampoco ellos contabilizan este tipo de estadísticas. “La ATP no tiene nada en nuestra database sobre velocidades de saques. Nadie debe decir o escribir sobre un servicio más rápido”, apunta.
En ese contexto, una de las razones que ha dejado al organismo sin competencia es que los sistemas de medición no están homologados entre las distintas categorías de torneos. Si bien, en los Grand Slams, Masters 1.000 y ATP 500 y 250 los sistemas tienden a ser más o menos similares, existen variaciones en la sensibilidad de estos aparatos, lo que impide a la organización tener la certeza necesaria para sumar esta estadística.
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