El regreso de Cristián Bustos: “Me siento un pionero del triatlón chileno y latinoamericano”
El legendario deportista, que en octubre cumplirá 59 años, se alista para participar en el Ironman 70.3 de Valdivia en noviembre. Un desafío para el que se está preparando de gran forma, dejando atrás los complejos problemas de salud que tuvo en el último tiempo.
Cristián Bustos (6 de octubre de 1965) se alista para un nuevo desafío. El 17 de noviembre, ya con 59 años cumplidos, volverá a competir. Lo hará en el Ironman 70.3 de Valdivia, evento que cuenta con el patrocinio de la marca Chile y que ya cuenta con 1.500 inscritos (durante marzo se abrirá una nueva fase). El evento ha contado desde la presentación del proyecto con el apoyo de las autoridades regionales y sin duda una de las más entusiastas es la alcaldesa Carla Amtmann. Además, las autoridades internacionales de la disciplina ven como uno de los lugares más llamativos para una carrera de este tipo. De ahí, el compromiso para esta primera versión, que dirige Guido Cornejo.
La leyenda ha preparado su regreso con mucha dedicación, aunque su señora María Luz Toro mira con cierta reticencia la idea. “Me preocupa su salud. En estos últimos años ha tenido sus cosas de salud, y bueno, yo priorizo obviamente como pareja, como su mujer, con su vida, nuestra familia, y siempre voy a priorizar su salud. Entonces, abiertamente no lo apoyo, pero yo siempre lo voy a apañar en sus decisiones”, dice Lula, quien también es su compañera de actividades deportivas y en sus emprendimientos, como la fábrica de uniformes deportivos Athletic Sport y la línea de calcetines Qinti (colibrí, en quechua), lugar donde se desarrolla esta conversación.
¿Qué problemas de salud ha tenido, Cristián?
Hace tres años me pusieron tres stents, por un infarto. Tenía las arterias tapadas. Y eso que me cuido, hago harto deporte, como sano, pero mi cuerpo genera colesterol. No me creía el cuento ni a los doctores, así que no me tomaba la pastilla, la Atorvastatina. No pesqué. Me pusieron los tres stents y me dijeron que iba a quedar de 20, porque iba a quedar la arteria completamente destapada.
¿Y qué más le sucedió?
El año antepasado me corté los tendones del manguito rotador del hombro y a finales de año el bypass que me habían hecho en la arteria colapsó. colapsó y tuve un trombo como de 20 centímetros. Me habían dicho que iba a durar como unos 18 o 20 años más o menos. Después empecé a cachar que se me fatigaba el brazo, como que no me circulaba la sangre. Y ahí le dije a la Lula, “esta es la arteria que colapsó”. Y bueno, me tuvieron que hacer un bypass mucho más grande, como de 30 centímetros. Sacaron como 40 centímetros, hasta que arriba me sacaron de la otra pierna. Primero tenía esta pierna, así fue el 94, Y ahora otra vez la que sacaron de acá, hicieron otro bypass que debiera durar otros 20 años más, si todavía estamos vivos. Pero la recomendación médica es estar haciendo actividades.
¿Cómo se encuentra ahora?
El fin de semana corrimos casi cinco horas. He hecho bicicleta por tres, cuatro horas, sin ningún problema. Por ejemplo el fin de semana corrí una carrera y cardiovascularmente estamos bien.
¿Por qué decide correr el Ironman 70.3 de Valdivia?
Es porque cuando cumplí 50 quería celebrar los 50 corriendo un triatlón y ahora estoy a punto de los 60 y también la idea es poder celebrar haciendo lo que más me apasiona. No es que esté corriendo todos los fines de semana pero sí el deporte es lo que más me apasiona y de hecho el fin de semana estuvimos, como te mencionaba, en un trail. Hacemos paseos en mountain bike, entrenamos. Bueno, es muy intenso. También aprovechamos de mirar el paisaje y de dar gracias por estar sanos y haciendo esto. También es muy difícil mantenerse activo a estas alturas. Desde los 17 años que empecé entrenar a full y pasé una parte importante con mucha carga de entrenamiento. Hoy lo hago para disfrutar y además me he ido adaptando súper bien a los cambios fisiológicos.
Ha sido intenso...
Has carreteado tanto, le has dado duro, varios accidentes. Igual el accidente (en enero de 1994) fue como lo que más me quitó del cuerpo. De hecho, no sé si te acuerdas, cuando tuve el accidente siempre dije que fue como dormirme de 25 y despertar como de 50, porque me lesionaba constantemente, la recuperación era mucho más lenta, un cambio muy drástico entre el antes y el después y eso yo creo que fue como lo más fuerte, porque además tuve una operación muy grande en la pierna derecha: cortaron como 50 centímetros longitudinalmente, abrieron literalmente, sacaron el nervio de la pierna y ahí al abrir tienen que pasar por la arteria, por músculo, que lo tienen que cortar para llegar al nervio, porque el nervio no es como cuando te hacen un bypass vascular; cortan arriba, cortan abajo y tiran. Esto lo tenían que sacar como intacto, no lo podían estirar, no lo podían dañar, por lo tanto tenían que abrir sí o sí y eso fue lo que finalmente hizo que terminara lesionándome con el tiempo. Si no era una pierna era la otra porque iba compensando.
¿Siente que ese accidente lo privó de llegar más alto aún?
Así es. De hecho, al que ganó Hawái el año 94, le había ganado muy bien, pero haciendo un recuento, igual me pude recuperar, pude hacer lo que me gusta y le torcí la mano a los doctores, que dijeron que nunca iba a volver a correr un triatlón ni menos a nivel profesional, pero volví a la alta competencia y en el fondo es porque te gusta, porque te apasiona, porque disfrutas.
Me imagino la rabia que debe haber sentido por lo que pasó.
Sí. Mira, la verdad que sí, rabia en un comienzo, pero finalmente no me podía quedar pegado con la rabia y vivir de que pude haber hecho esto. Pero sí, efectivamente te cortó la carrera completamente. Estaba en un momento inmejorable. Éramos cinco o siete deportistas de primer nivel mundial y estábamos todos dentro del mismo nivel. A excepción de Allen, que fue el mejor triatleta de la historia. Por lo tanto, todos estábamos como rondando los primeros lugares.
¿En qué lugar se pone usted dentro del deporte chileno?
No, nunca me ha preguntado, pero lo que sí sé es que el chileno tiene memoria muy frágil, a todos niveles. Tenemos una memoria muy frágil y las nuevas generaciones no tienen por qué saber quién fue Cristián Bustos, pero la generación hasta los 30 años hacia arriba tiene muy buenos recuerdos. En esos años había mucha prensa cubriendo triatlón, porque no había muchos deportistas que lograran grandes resultados internacionales en esa época: el Chino Ríos, Salas, Zamorano y yo. Tampoco había redes sociales. Pero en qué lugar me siento, no sé cómo responderte bien a esa pregunta.
¿Se siente un pionero, quizás?
Siento que sí colaboré y aporté mucho al desarrollo del triatlón nacional. Eso sí: un pionero del triatlón nacional y latinoamericano. Hasta el día de hoy sigo considerado como el mejor deportista latinoamericano en Hawái, en el Campeonato Mundial de Ironman, donde fui segundo. De hecho, no ha habido ningún deportista latinoamericano que haya logrado un mejor resultado en el Ironman de Hawái que yo. Ni siquiera dentro de los 10 primeros.
¿Cuánto cree que ayudó a Bárbara Riveros su ejemplo?
Yo creo que todos fuimos colaborando entre la Universidad Católica y los equipos que estaban en esa época. Se formó la rama de triatlón y los niños se acercaban. Me acuerdo de que la Bárbara tenía, no sé, ocho años y así como muchos otros deportistas que partieron con la motivación mía de verme correr y creo que fue motivación para muchas personas. O sea, el resultado que tuve fue muy importante también para muchas personas, porque eso fue como el bichito que le picó para poder meterse al triatlón.
De los triatletas actuales, ¿le gusta alguno?
Diego Moya me parece súper íntegro, súper equilibrado, súper focalizado, y tremendo deportista. Creo que es uno de los que puede lograr grandes resultados todavía. O sea, tiene 24 años, pero después detrás de él viene una camada de niños que están logrando muy buenos resultados también; de 18, 20 años. viene otra generación post Moya. Creo que Diego es una persona muy íntegra, muy sencilla, muy ubicada y obviamente que para lograr los resultados que ha logrado, hay que ser muy aperrado, muy focalizado. No se logran resultados solo porque tiene condiciones, sino porque se trabaja para lograr esos resultado.
Usted siempre ha sido un emprendedor. Ahora está con su línea de uniformes deportivos y los calcetines.
Desde chico he sido emprendedor. A los 12 años sacábamos palta y duraznos de la parcela y los íbamos a vender a los negocios. Nos conseguíamos el auto con mi papá e íbamos a los negocios en la población a vender. Después, a los 18 años, tenía un criadero de chanchos en la misma parcela, y más adelante hicimos el negocio de los galletones por el que fui muy reconocido en esa época. Y hace nueve años empecé a barajar la idea de hacer los uniformes en Chile, porque se mandaban a hacer a Colombia. Traemos telas importadas de alta calidad. En nuestra línea hacemos ciclismo, triatlón, running, natación y tenemos una línea propia que la vendemos en Falabella, París, Ripley, en el marketplace de ellos, y también en el nuestro, que es atleticsport.cl. Y hace un par de años empezamos a hacer calcetines personalizados. Adquirimos máquinas, para hacer más de 35.000 pares mensuales de calcetines. Nuestra marca se llama Qinti, que significa colibrí en quechua. ¿Por qué colibrí? Por el amor, la energía, la fuerza, la libertad, la agilidad y nos vemos reflejados en eso.
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