A sus 40 años, Roger Federer lucha por regresar a las canchas. Una rebelde lesión en la rodilla derecha tiene su futuro muy en duda. Sin embargo, la leyenda del tenis mundial se resiste a ponerle fin a su carrera de esta manera. Muy por el contrario, la ilusión de volver a grandes instancias todavía está, aunque no se pone plazos.

“No podré salir a correr hasta enero y no podré entrenar con pelota hasta marzo o abril. Me sorprendería muchísimo si llegase para jugar en Wimbledon (2022)”, expresó en una entrevista con el diario Le Matin, despejando cualquier duda acerca de versiones que lo daban como fijo en el Abierto de Australia.

“No me importa si regreso en 2022 o 2023, con 40 o 41 años. La pregunta que me hago es si podré torturarme todos los días para mi regreso. Mi corazón, hoy, me dice que sí. Aunque sé que el final está cerca, me gustaría intentar jugar un par de partidos importantes más de nuevo”, comentó acerca de su futuro en el circuito.

En ese sentido, se aferra a la esperanza de poder pelear por cosas importantes. “Nadie lo sabe, ni los propios médicos. Yo aún mantengo la esperanza. Mi mundo no colapsará si eso no vuelve a suceder, pero mi sueño ahora es poder volver. Creo en este tipo de milagros porque ya los he visto. Me gustaría volver a ver lo que puedo lograr como tenista profesional”, destacó.

El ex número uno del mundo pone todas sus fuerzas en la recuperación para poder cumplir el sueño de despedirse en una cancha de tenis y no retirarse sin poder volver a pisar una. “Me cuesta mucho tomar la decisión. Ojalá pudiera ser yo quien decidiera el momento. Eso es algo muy personal, todos queremos que pueda despedirme a mi manera en una cancha de tenis”.

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