El relato íntimo de Francisca Mardones de la obtención de la medalla dorada: “La palabra feliz queda corta”
La lanzadora paralímpica se quedó con la presea de oro en el lanzamiento de la bala. "Cuando volví a romper el récord mundial, ahí era mucha felicidad", comentó sobre su actuación.
Chile sumó su segunda medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 gracias a la más que notable presentación de la lanzadora Francisca Mardones. No solo se llevó la presea dorada por ganar la prueba en la Clase F54, sino que además lo logró rompiendo en dos ocasiones su propio récord mundial.
Y como si fuera poco, se transformó en la primera chilena en ganar una medalla de oro y la segunda mujer en llevarse una medalla desde Marlene Ahrens junto con Mariana Zúñiga, plata en tiro con arco.
Tras la competencia, Mardones tomó la palabra para analizar lo realizado en Tokio. “La palabra feliz queda corta. Es un momento por el que se ha trabajado mucho que he esperado muchos años también de arduo entrenamiento y constancia en el alto rendimiento. Que al fin haya salido una medalla es realmente un sueño cumplido”, comentó en diálogo con el Comité Paralímpico de Chile.
El relato en primera persona
Luego comentó cómo fue la secuencia de lanzamientos que la llevó a transformarse en campeona paralímpica y batiendo dos veces su propio récord mundial.
“Entré bien... no sé si presionada. La niña de México había hecho una marca bien buena y pasarla no era fácil. Así que me concentré mucho. Traté de repasar bien qué era lo que debía hacer, pero cuando hice el primer lanzamiento no fue bueno. Así que ahí vi cuáles eran los cambios que debía hacer”, comenzó.
“Era primera vez que lanzaba dentro del estadio olímpico, entonces no tenía como un punto de referencia y después de ese primer lanzamiento pude enfocar bien la mirada dónde tenía que hacer los siguientes lanzamientos y ahí progresivamente fue mejorando la marca”, continuó Mardones.
“Cuando igualé pensé ‘bueno, nos iremos las dos con la medalla de oro’, pero quería llevármela yo. Así que seguí tratando de mejorar y cuando ya rompí el récord mundial, que ese era mi objetivo, fue increíble. Me puse a llorar, no aguanté la emoción y después me di cuenta de que tenía que seguir lanzando. Me tuve que controlar y seguir enfocada en la competencia”, complementó.
“Cuando volví a romper el récord en el sexto lanzamiento, ahí era mucha felicidad y en el fondo que se haya concretado un sueño y todo el trabajo que habíamos hecho con el equipo”, cerró su relato.
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