En el polvo de ladrillo del principado ya solo quedan dos contendientes. Stefanos Tsitsipas (5°) y Andrey Rublev (8°) definirán este domingo al nuevo campeón de Montecarlo, en un duelo de dos jugadores que cargan desde hace un tiempo con la pesada mochila de ser el relevo del Big Three, y los cuales ahora tienen la posibilidad de levantar su primer Masters 1000.
El griego ha tenido una semana derechamente espectacular. No ha perdido ningún set a lo largo del torneo y se le ve extremadamente cómodo en la arcilla de Mónaco. Además de ser el verdugo de Christian Garin en octavos de final, el “Rayo” venció a uno de los jugadores de moda del año, Aslan Karatsev. Hoy en semifinales derrotó a Daniels Evans, quien eliminó a Novak Djokovic del torneo en tercera ronda, por parciales 6-2 y 6-1. Inapelable.
El helénico, de 22 años, intentará ganar su tercera final de Masters 1000, tras haber perdido Toronto 2018 frente a Rafael Nadal y Madrid 2019 en manos de Nole. Pese a que su gran victoria sigue siendo el Torneo de Maestros de 2019, Stefanos sabe que esta es una gran oportunidad para seguir agrandando su colección de trofeos.
Por el otro lado de la malla, lo espera el que quizás es el jugador con mejor forma del circuito. Desde que explotase en 2020 al ganar cinco torneos ATP, Andrey Rublev, de 23 años, no ha perdido ninguna oportunidad para demostrar todo lo que puede lograr. Su potencia y resistencia es impresionante, siendo capaz de sobrepasar a cualquier jugador que intente ganarle. Prueba de eso fue su victoria ante Nadal en cuartos de final. Vencer a Rafa ya es una sorpresa. Hacerlo en polvo de ladrillo, en uno de sus torneos favoritos y jugando derechamente mejor, es impresionante.
Hoy reafirmó ese nivel y venció a Casper Ruud, finalista del ATP de Santiago 2020, por 6-3 y 7-5. Vuelve a una final un mes después de haber levantado el trofeo en el ATP 500 de Ámsterdam.
La final se juega este domingo a las siete de la mañana de Chile. Un partido donde dos de los nombres que están llamados a liderar el ranking en los próximos años se verán las caras. El relevo se cita en Montecarlo.