Confinados y cumpliendo cuarentena, los deportistas chilenos se han visto obligados a pausar su normal preparación. En un año olímpico que aún no sabe si podrá o no celebrar sus Juegos, todos están intentando entrenar en casa, esperando hasta que el coronavirus sea al fin controlado. Son muchos los que se han visto perjudicados por la pandemia. Las ligas de todos los deportes han sido detenidas, algunas ya canceladas, mientras que la mayoría de los eventos clasificatorios a Tokio 2020 han sido pospuestos hasta nuevo aviso.

La situación tiene a cientos de exponentes complicados, pero por sorprendente que parezca, para un grupo de atletas la situación tiene un efecto secundario positivo. Se trata de los deportistas que cumplen sanciones por dopaje, que pese a estar actualmente suspendidos de participar en cualquier actividad deportiva federada, miran cómo el paso de los días y el vertiginoso ritmo de expansión del Covid-19 podría ayudarlos para perderse la menor cantidad de torneos posibles. El reloj sigue corriendo para ellos, como días de castigos cumplidos aunque las competencias estén detenidas.

En Chile, son 31 sancionados que miran en esto una oportunidad, a los que hay que añadir los cinco suspendidos provisionalmente que aún esperan sanción (ver lista). Pero sea cual sea, ya está corriendo.

El caso más emblemático es el de Nicolás Jarry. El tenista, que fue detectado con presencia de anabólicos (estanozolol y ligandrol) en un control de dopaje realizado mientras disputaba la final de la Copa Davis junto al equipo nacional en Madrid, está suspendido desde el 4 de enero por la ITF y a la espera de esclarecer su resultado analítico adverso, por el que arriesga hasta cuatro años de castigo. Ya ha cumplido dos meses y 17 días.

El Código Mundial Antidopaje establece en su Artículo 10 todo lo relacionado al período de suspensión. En él, nunca se nombra una pausa en caso de guerras, catástrofes o pandemias.

La defensa de la ex primera raqueta nacional apela a una contaminación de las vitaminas que tomó durante el torneo, una tesis que, de ser comprobada, podría aminorar a meses e incluso dejar sin efecto su actual suspensión provisional. De hecho, si el circuito ATP consigue retornar el 20 de abril, para esa fecha Jarry ya tendría cumplidos tres meses y 17 días de castigo.

El abogado Cristián Ramírez, presidente del Tribunal de Expertos en Dopaje de Chile, explica la situación. “No tiene nada que ver una cosa con la otra. Si un circuito o un evento deportivo es suspendido o aplazado, las sanciones de los deportistas castigados no varían. Es decir, siguen avanzando conforme a lo determinado por el tribunal”.

Así, en caso de que el nieto de Jaime Fillol demuestre su falta de culpa, podría regresar a las canchas sin perderse buena parte del circuito.

Ayer, por primera vez el presidente del COI, Thomas Bach, reconoció en entrevista con el New York Times la posibilidad de mover la fecha de Tokio 2020 ante la incesante expansión del coronavirus. Y esa posibilidad despierta esperanza en varios chilenos. En el caso de un aplazamiento de un año del megaevento, la más clara beneficiada sería Natalia Duco. La lanzadora de bala cumple desde abril de 2018 una sanción de tres años por consumo de GHRP-6, por lo que en 2021 sería una hasta ahora impensada oportunidad para participar en sus cuartos Juegos.

En caso de aplazarse unos meses, quien más tendría posibilidades de pelear por una clasificación a los Juegos es el mediofondista Iván López, detectado con EPO en mayo de 2016, cuando buscaba en España la marca a los Juegos de Río. El 13 de mayo, el atleta cumplirá su castigo, pero ha desechado la idea de ir por un cupo olímpico. “Lo que está pasando en el país y en el mundo en general es más importante que mis ganas de asistir a algún evento deportivo”, afirma.

Este año, 20 positivos cumplirán sus castigos. Algunos incluso antes de que el deporte vuelva a ponerse a andar.