Djokovic campeón: el rey de Melbourne gana su noveno Abierto de Australia
Novak vuelve a ser invencible en la Rod Laver Arena y levanta su decimoctavo Grand Slam. Ganó la final por 7-5, 6-2 y 6-2 frente a un Daniil Medvedev que poco pudo hacer frente a la aplanadora serbia. El Big Three sigue dominando el tenis mundial.
En Australia Novak Djokovic (1°) no tiene rival, o por lo menos no hace ya varios años. Este 2021 gana su noveno título en Melbourne, el tercero consecutivo. Una historia de amor entre el serbio y los oceánicos que parece nunca acabar. Su primer grande lo alcanzó allí en 2008. Trece años después, levanta el decimoctavo donde mismo. Lo consiguió tras vencer 7-5, 6-2 y 6-2 a Daniil Medvedev (4°), quien impotente, vivió en carne propia el martirio de tener que enfrentar a Novak en la Rod Laver Arena. El número uno del mundo no quiere bajarse de la pelea por ser el jugador con más grandes. Queda a dos del dígito mágico.
Cuando comenzó a jugarse el partido, el público solo necesitó de un par de paleteos para darse cuenta que se venía un día de muy buen tenis. Los dos jugadores estaban al tope de sus cualidades y golpeaban a un ritmo que parecía que ya llevaban horas jugando. Djokovic se puso 3-0, pero la ventaja se desvaneció rápidamente. La muralla Medvedev emparejó las cosas con su tenis, tan efectivo como tosco. No está ni cerca de ser el jugador más elegante, pero su efectividad asombra. Logra atacar con su defensa, obligando al rival de turno a tener que llevar su juego al limite para hacerle daño.
Djoko por su parte buscaba encarecidamente que el ruso no jugara de fondo. Con su slice de revés obligó a que Daniil tuviese que jugar desde la malla o agachándose para pegar. Todo con la intención de que el cuatro del mundo no estuviese cómodo. Emparejados hasta el final, Nole quebró en el 6-5 para llevarse el set. Cuando vio que tenía la opción, atacó. Sabe que comenzar ganando en la Rod Laver es fundamental. Su marca tras llevarse el primer set en Australia es de 75-2. Fue un golpe que Medvedev no supo revertir.
El segundo parcial comenzó movido en cuanto a quiebres. El ruso le robó el servicio al serbio en el primero juego y el número uno del mundo le devolvió el castigo en los dos siguientes. Nuevamente apareció la mejor devolución del circuito. Djokovic apretó el acelerador y se puso 4-1. Cuando firmó el 5-2 cerró el puño y gritó en medio de un estadio que se caía a aplausos. Medvedev por su parte, rompía su raqueta en busca de botar la frustración. Pero esa claridad mental no llegó. En el siguiente juego Nole volvió a quebrar y abrochó el segundo por 6-2. La montaña era cada vez más empinada para el ruso. Y su mente se lo hizo saber.
El inicio del tercero fue la lapida para un partido que Djoko dominó sin apelaciones. Daniil hizo todo lo que no se debe hacer en una instancia así. Errores no forzados de derecha, doble faltas, quiebres en contra y una evidente frustración. Quedó 4-1 abajo y entendió que el sueño de levantar su primer Grand Slam se venía abajo una vez más. El serbio por su parte ya miraba de reojo el trofeo. Un par de minutos después, 5-2 y todo estaba servido. Cerró el partido al quebrar en el juego siguiente.
Con el tricampeonato bajo el brazo, la hazaña del serbio impacta. Imbatible en tierras australianas, Nole gana su noveno Grand Slam en Oceanía. El decimoctavo en su cuenta general y queda a dos de Nadal (2°) y Federer (5°), con la ventaja de que el tiempo corre a su favor. Tiene 33 años. El español 34 y el suizo 39.
Además le pone freno a una Next Gen que quería ver un cambio de mando. Las declaraciones del serbio en la previa, donde dijo que a los jóvenes les falta mucho por mejorar para intentar superarlos, se validaron con esta abultada victoria. La experiencia y solvencia en definiciones fue una de las claves de partido. Djoko se mostró implacable de principio a fin, mientras que al ruso el contexto lo superó en momentos. Nadie sabe jugar estas instancias mejor que el Big Three.
Djokovic cierra una semana en la cual pasó por todo. Primero las polémicas por las cuarentenas, luego los fuertes dolores musculares que lo aquejaron en las primeras rondas y finalmente un tenis perfecto en los partidos definitorios. En la semifinal y hoy, realmente voló. Así se pone fin a un Grand Slam especial, quizás el último en estado de pandemia. Distinto en muchas cosas, pero con una postal común. La de Novak levantando el trofeo.
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