Fernanda Aguirre, la taekwondista olímpica: “Las mujeres chilenas somos potencia”
La gesta y el confinamiento de la mejor luchadora nacional, ya clasificada a los Juegos de Tokio. Una historia de trabajo y lucha contra la depresión para lograr una meta que aún no asimila.
Fernanda Aguirre (22 años) está recogiendo los frutos de años de esfuerzo y dedicación en el taekwondo. La chilena logró el cupo en los Juegos de Tokio hace dos meses, en el Preolímpico de Costa Rica, convirtiéndose en la cuarta representante de su disciplina que alguna vez clasificara a la cita de los anillos. Y aunque la pandemia obligó a detener las actividades y aplazar el certamen, ella, desde su confinamiento en Viña del Mar, le ve el lado positivo.
¿La detención ha afectado su entrenamiento?
Vengo de un ritmo muy alto, de perfeccionamiento técnico, a intentar mantener mis capacidades y condición física. Estoy en plan de mantención. Mi padre me ayudó a poner unos pilares para las pesas y los implementos que me pasó el IND. Me pasaron todo, la carpeta, escudos, lo que necesitaba.
Con la cuarentena, ¿ha tenido más tiempo libre?
Estoy estudiando, tomando muchos ramos. Full universidad. Antes viajaba y entrenaba mucho, entonces tomaba menos. Ahora estoy colapsada en trabajos, pero ocupando este tiempo estudiando y entrenando. Ahí se me va el día.
Hace poco, los clasificados a Tokio tuvieron una reunión online con la ministra del Deporte, ¿mantuvo el apoyo económico?
Nos habló para ver qué necesitábamos, cómo estábamos y que contáramos con ella. Mantuvo el apoyo y también el de médicos.
¿Cómo recuerda su clasificación?
Fue complicado. Hubo altos y bajos, mucho entrenamiento y lesiones de por medio. Antes de ir al clasificatorio tuve depresión por toda la carga que tenía. Mi deporte es por categoría, entonces es más complicado equilibrar la alimentación y el entrenamiento, más el estrés personal y de la universidad. Era complicado, pero se logró el objetivo.
¿Se apoyó en sicólogos?
Tuve la ayuda de todo el cuerpo técnico, de la sicóloga, la nutricionista... estuvieron todos metidos. Tengo dos sicólogos que estuvieron ayudándome y gracias a ellos, también, pude cumplir la meta.
¿Pensó en renunciar?
Siempre está en la mente cuando estás entrenando tan fuerte. Te cuestionas por qué estás acá, pero recuerdas que quieres cumplir un sueño, un objetivo y lograr grandes cosas. Ahí desaparece el pensamiento.
¿Cómo prepara la mente antes de competir?
A esta altura ya es costumbre. Una semana ates me da el nerviosismo y el estrés, pero cuando se acerca la competencia no es tanto. 'Estoy acá y vengo a hacer lo que sé', digo. Pasan miles de cosas antes de entrar a la cancha, pensando en situaciones del combate. Medito, hago ejercicios de respiración que me dio la sicóloga y puedo entrar. El día antes estoy relajada, dejo todo listo.
¿Recuerda los segundos previos a la semifinal donde ganó el cupo?
Los recuerdo mucho. Estaba muy nerviosa, pero sentía que no debía demostrarlo. Mi rival se veía más nerviosa que yo, estaba inquieta, me miraba. Aparte, tenemos que sentarnos juntas. Ella se sentaba, se paraba y yo intentaba no moverme. Escuchaba mi música, respiraba e intentaba salirme de donde estaba, ir a un lugar diferente en mi mente.
Y cuando le dicen que ganó, ¿se cumple el sueño de su vida?
Fue algo inexplicable. Una alegría, emoción y ganas de llorar. Por fin logré el sueño de mi vida, algo que pensé que iba a lograr pero más lejano. Lo logré, voy a Tokio.
Desde su bronce en Lima 2019, pareciera un proceso rápido en poco tiempo.
Es un proceso de 12 años. No siento que haya sido corto. Cuatro años con el coach Arias, que nos cambió a todos los de la selección. Años de entrenamientos, de llorar, luchar, querer rendirme y de a poco se fueron dando los resultados.
Entonces, disfruta el logro de mucho tiempo.
Y siento que no será el único. Pasando esta barrera, uno va luchando y poniéndose otras metas. Una medalla olímpica, un campeonato mundial... Más. Luchar por más.
¿Cuándo hubo un antes y un después en su carrera?
Creo que en los Juegos Universitarios de Nápoles 2019, donde salí tercer lugar. Siento que haber estado en esa competencia me hizo más poderosa. Me sentía más fuerte, un poco más invencible. Quería lograr mucho más. Los Panamericanos de Lima también fueron importantes. Gané la medalla contra alguien que antes ya me había ganado por 20 puntos. Fui a disfrutar, pase lo que pase, y logré la medalla.
¿La clave es ir sin presión?
La presión es tanta, que 'te irá bien, vas a ganar', nadie sabe toda la presión que hay dentro. Es bueno ir sin presión y que no importe lo que pasará, fuiste a hacer lo que sabías.
¿Cuándo asimila que clasificó a Tokio?
Todavía no puedo asimilarlo. Pensé que todo sería rápido, pero aún no se puede asimilar por las cuarentenas. Cuando me entregaron el reconocimiento por clasificar, lloraba y no paraba. Ahí pudo ser. No lo podía creer. Ahora me relajé un poco, me liberé. Quizás lo asimile durante los seis meses de entrenamiento antes de los Juegos.
¿Qué sintió cuando se postergaron?
Se veía venir. Era obvio que se debían postergar por lo que pasa en el mundo. Intento verle el lado positivo. Me sirve para recuperar lesiones, desconectarme un poco del alto rendimiento y estar con mi familia, disfrutarla, porque siempre estoy afuera y los veo poco.
¿El sueño se puso esquivo?
Por algo pasan las cosas y esto tenía que pasar. A lo mejor se vienen cosas mejores.
¿Se pone un objetivo para Tokio?
Dar lo mejor de mi. Serán mis primeros Juegos. Buscar una medalla es muy complicado, pero voy a dar lo mejor de mi, ir paso a paso y demostrar que las mujeres chilenas somos potencia.
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