El salto al vacío del fútbol chileno: cómo se vuelve después de un mes de incertidumbre
Este viernes, después de un mes, se reanudará el Campeonato Nacional. Técnicos, futbolistas y sicólogos debaten acerca de los efectos de la paralización, obligada por la crisis social que experimenta Chile, que incluso les impide hablar con certeza del retorno a las canchas.
Este viernes se reanuda el Campeonato Nacional, aunque es inevitable condicionar, nuevamente, el retorno. Así han sido las últimas cuatro semanas. De programaciones y suspensiones. De reuniones y desencuentros. De entrenamientos sin saber para qué. Ahora, al menos, hay un orden definido de los partidos, distinto incluso al original. Las probabilidades de que el balón vuelva a rodar son mayores, naturalmente, que en el apogeo del estallido social, aunque la amenaza de boicot de algunas barras lo pongan en duda. Lo que no está claro es en qué condiciones llegarán los equipos a la disputa de la vigésimo sexta fecha del Campeonato. Será un virtual salto al vacío.
"No fue fácil esta etapa. Nosotros buscamos encontrar motivación en los jugadores y de mantener el foco en el objetivo. Tengo que destacar la disposición de ellos. Y lo mejor que nos pudo pasar es que el rival en el retorno sea Universidad de Chile", apunta Gustavo Florentín, técnico de Huachipato, que marcha en la sexta ubicación. Su meta es insertarse en un torneo internacional.
"Hay que esperar el inicio de cada partido para saber cuánto influyó. La incertidumbre es total en ese sentido. Hay que pensar que hasta en las fechas FIFA los equipos sufren cambios. Ahora no tiene por qué ser distinto. Esta para ha sido larga y va a traer algunas sorpresas, sin dudas", estima Hugo Vilches, entrenador de Curicó Unido, una de las escuadras que brega por salir de la parte baja de la tabla, para eludir el descenso. Está decimotercero, con 26 unidades, a apenas dos puntos de Iquique, que ocupa el penúltimo puesto.
Enfoque y "pretemporada"
En el receso obligado, el problema ha sido cómo enfocar a los futbolistas. En la entrevista que le concedió a La Tercera, Fernando Cordero, lateral del colista Universidad de Concepción, admitió que cuesta centrarse en el juego. Al punto de que ni siquiera considera prioritario el retorno del torneo. "Es mucho más importante lo que hay en las calles que el fútbol. Somos los actores principales y pese a que queremos jugar, porque es nuestro trabajo, también estamos con la gente. No estoy lejano a lo que pasa y obviamente no están las condiciones para jugar. Todo está complicado. El fútbol mueve masas, pero lo principal es la gente y su dignidad", sostiene.
En cambio, Ángelo Henríquez, delantero del también aproblemado Universidad de Chile, prefiere ver el lado positivo. "Todo este tiempo que hemos tenido ha sido como una pretemporada. Se vive de la misma forma de un día a día y se prepara cada uno en su físico, en integrarse en el sistema táctica y en poder llegar al equipo titular". Casi una forma de 'resetearse', corregir errores y enmendar el rumbo en una recta final que, en el caso de los azules, también será decisiva. Incluso para la permanencia en Primera División. De hecho, la analogía de la pretemporada pierde, inmediatamente, vigencia para dar paso a otra, mucho más apremiante respecto del duelo frente a Huachipato. "El partido del fin de semana es una nueva final, es un rival difícil. Debemos estar listos para lo que sea", evalúa el atacante.
Baja en el rendimiento
El aspecto sicológico es fundamental. Y, en ese contexto, los cuerpos técnicos han intentado generar las mejores condiciones posibles, asumiendo que la normalidad estuvo lejos y que incluso, a pocos días de volver a la cancha, aún no puede darse por lograda. Sebastián Leiva, sicológo deportivo con vasta experiencia en el fútbol profesional, aporta una nueva tesis: que difícilmente se van a ver partidos de mejor nivel que los que se observaban antes de las postergaciones. "Es un torneo nuevo, prácticamente. El estado emocional de los equipos depende del pasado inmediato y de la calidad de los entrenamientos. Yo esperaría que la mayoría de los equipos mantenga o baje sus rendimientos, no que los suba. Es la tendencia natural", apunta.
Leiva también detalla las consecuencias que puede generar el incierto período en los deportistas. "El nivel de incertidumbre condiciona todos los procesos sicológicos. Hay una tensión mayor y otros factores que se agudizan. Se fijaban fechas y se suspendían. Es probable que todo eso generara cuadros de irritabilidad mayor, de baja energía vital. La motivación también cae. Como encauzar todo eso es un desafío. Este tiempo tiene varias particularidades. No es lo mismo que una pretemporada, en que los tiempos son conocidos. Es un proceso irregular. Determinar cómo van llegar los equipos es especulativo, pero es evidente que se produjo un desajuste a nivel mental", observa.
El retorno de las 'semanas alegres'
Su colega Enrique Aguayo, presidente de la Sociedad Chilena de Sicología del Deporte, asiente. "¿Tienen certeza? Es una situación especial, única. Cuando se termina una temporada hay una lógica, pero no saber cuando se juega, ni siquiera con quien, lleva a la incertidumbre. Todos los equipos están en lo mismo. Los equipos dejaron de jugar en cierto nivel, pero ese nivel ya no está. Si se hace un estudio de cuantos jugadores llegaron a entrenar en los días de mayor crisis va a haber sorpresas. Crisis de este tipo tocan incluso el nivel de compromiso", detalla.
Aguayo dice que los efectos de la inactividad obligada en el rendimiento son inevitables. "El nivel deportivo se va construyendo semana a semana. Los equipos se van desarrollando en la medida en que compiten. Eso, en situaciones como ésta, eso se pierde", afirma. "Es difícil mantener el tono sicológico, la motivación. Se ven afectadas la intensidad y la agresividad competitivas. Cambia la motivación respecto de si existe la relativa certeza de que se jugará el fin de semana. Ahora es algo que puede ocurrir en un 80/20 por ciento o en un 90/10 por ciento".
El escenario más optimista respecto de la reanudación de la competencia le permite avizorar una semana mucho más normal como antesala a la vuelta de los partidos. "Hay nervios, aumenta la ansiedad y eso es muy positivo, porque energiza, mejora la concentración", dice. "En el fútbol suele decirse que cuando hay partidos las semanas se ponen alegres. Es muy cierto eso", concluye.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.