La verdad es que no lo conocía. Como tampoco conocía a Niklas Castro hasta que Reinaldo Rueda quiso llevarlo a la Selección. Se llama Sebastián Soto, es un legítimo producto de la globalización: chileno/mexicano/estadounidense y ha jugado por todas las selecciones juveniles de Estados Unidos. Hoy está a préstamo en el SC Telstar Velsen, quinto en la tabla del ascenso holandés. Soto apenas suma diez minutos en la cancha y no tiene goles anotados. Nada para arrancarse los pelos de la cabeza. Sin embargo, fue nominado para la doble fecha eliminatoria contra Uruguay y Colombia. El martes dijo que venía y el miércoles se arrepintió.

¿Por qué Rueda se fijó en él? Porque dicen que tiene gol, además, responde al prototipo de “nueve de área” que le gusta al colombiano atendiendo a la jerga de la INAF tan en boga: 1,83 metros y 75 kilos de peso. La verdad es que no tiene tanto gol: en las selecciones juveniles, todas de Estados Unidos, suma apenas cinco goles, aunque en el Mundial Sub 20 de Polonia se matriculó con cuatro. En la Sub 19 del Hannover 96, club al que fue transferido desde el Real Salt Lake, anotó bastante, 17 goles en 24 partidos, pero cuando fue promovido al primer equipo y luego al reserva no la embocó más. Por eso lo mandaron a la B holandesa, el Eerte Divise, para que se foguee. Un prospecto, un brote, una posibilidad. Pero es tanta la falta de gol en la selección chilena que ya estaba nominado para jugar eliminatorias.

En el torneo chileno los seis jugadores que encabezan la tabla de goleadores son extranjeros: cinco argentinos y un panameño. Los argentinos son todos veteranos que aplican el oficio y la experiencia. Y con eso les sobra. La falta de gol nacional se arrastra por años, y lo que es evidente, se profundiza. Retrocediendo a 2017 recordamos que uno de los problemas que tuvo la Selección en la Copa de Confederaciones fue su pobre contundencia. Algo que ya se venía insinuando en las eliminatorias. Pasa el tiempo y seguimos dependiendo de Alexis/Vargas. No hay caso, es un grillete o un ancla. No hay un solo jugador ascendente o no tan ascendente, menor de 30, que se asome, que amague, que sea candidato.

Entonces Rueda se pone creativo: Niklas Castro, Sebastián Soto… Con el transcurso de la eliminatoria seguro aparecerá otro casi chileno con un par de goles en el currículo ¿Qué pasa en las divisiones cadetes chilenas? ¿No les enseñan que la cosa redonda hay que meterla en la cosa rectangular? Porque de “transiciones”, “coberturas”, “posesión” y “presión alta” se les llena el mate, pero de rematar al arco, definir a los palos o driblear al arquero, muy poco. O no tienen talento o les falla el mate. Que Javier Parraguez sea titular en Colo Colo y Jeisson Vargas suplente sin remedio en Unión La Calera, o el carísimo Ángelo Henríquez no le haga ni sombra a Joaquín Larrivey, ahorra mucha tinta. Cambio 50 volantes mixtos que manejan varias posiciones por un solo centrodelantero con gol.

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