El Sifup amplía la guerra a la Primera B y define el petitorio para frenar el paro: “No queremos más temporeros en el fútbol”

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Gamadiel García, en una asamblea del Sifup.

La entidad que agrupa a los futbolistas, que amenaza con una paralización de actividades por el aumento de cupos para jugadores extranjeros, ahora expone la cruda realidad de sus afiliados en el Ascenso.



El Sifup se mantiene en pie de guerra. De las “medidas drásticas” que la entidad gremial anunció a modo de eufemismo una vez que el Consejo de Presidentes aumentó a seis la cuota de futbolistas extranjeros utilizables en la Primera División en 2024, saltó decididamente a la amenaza de paralización después de reunirse con el presidente de la ANFP, Pablo Milad. “Es una postura de nueve instituciones que buscan negocios y favorecer a alguien”, enfatizó su timonel, Gamadiel García.

Ahora, la lucha se extiende a la Primera B. La organización que agrupa a los jugadores pone en evidencia la cruda realidad que atraviesan sus asociados en la categoría promocional más importante. El principal enemigo es, precisamente, la inestabilidad laboral que genera una competencia demasiado corta. En el petitorio que harán llegar a la ANFP, para que la transmita al Consejo, la exigencia en ese sentido será clara: una temporada más larga, homologable con la de la Primera División. Es, en efecto, uno de los puntos de partida.

La denuncia

El sindicato ha adoptado una frase a modo de eslogan: “No queremos más temporeros en el fútbol”. La afirmación obedece a la extensión del torneo promocional, que, efectivamente, afecta la estabilidad laboral de sus asociados, por la extensión de sus contratos con los clubes. La segunda categoría se transforma, en este caso, en el ejemplo de la precariedad, a propósito del calendario de actividades que aprobaron los presidentes de los clubes que la integran. “Los clubes de Primera B, por segundo año consecutivo, aprobaron un torneo que durará hasta octubre”, expone el Sifup, inicialmente.

Tenemos una problemática de contratos en la Primera B y en la Segunda División, tenemos una problemática de competencias, con los extranjeros y creemos que todos esos puntos, de una u otra manera, se tienen que solucionar antes de que comience el torneo. Si no, lamentablemente, tenemos que llamar a nuestras bases, ser consecuentes con lo que hemos dicho y el torneo no podría comenzar”, explicó García después de la cita con Milad.

Para mí es una gran problemática la extensión de los contratos. Al parecer, hay algunas instituciones que, al parecer, no quieren competir. No quieren extender los torneos ni los contratos de los futbolistas y esa es una de las tantas problemáticas que le planteamos a la directiva de la ANFP y que ella debe plantear al Consejo de Presidentes, que toma decisiones inconsultas, que van contrarias a la deportividad y la competencia y que están afectando a nuestros asociados ”, insistió.

La consecuencia, en esta interpretación, salta a la vista. “Provocando cesantía de más de tres meses mientras ellos siguen recibiendo los dineros de TNT Sports los 12 meses del año”, expone, acompañado de un emoji que denota asombro. “Estamos hablando de una cesantía de tres o cuatro meses de jugadores que no sé si tienen capacidad de ahorro para soportarla”, profundiza. Esa situación, dice García, los obliga a ejercer otras labores, ajenas al ámbito deportivo.

El posteo aporta un dato: “El 65 por ciento de los jugadores de Primera B solo tiene ocho meses de contrato”, apunta, reforzando la idea de que las entidades perciben ingresos fijos lo hacen por cuatro meses más.

Para la Segunda División también hay exigencias: el aumento en medio cupo para los ascensos, lo que en la práctica implicará establecer un mecanismo de promoción adicional al ascenso directo que obtiene el campeón de la categoría. Las otras son la eliminación del límite de edad y el aumento del tope salarial en la categoría, la tercera profesional en el balompié nacional.

Una excepción que ya no existe

En Pirque, donde está radicada la organización gremial, explican la situación. El año pasado, efectivamente, se acordó que la temporada de Primera B llegara hasta octubre, aunque había una justificación fundada: la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, un evento que concentraría esfuerzos y atención, además de la posibilidad de que alguna figura fuera considerada en la Selección, como ocurrió con Maximiliano Guerrero, entonces jugador de La Serena. Además, estaba la opción de que parte de la infraestructura deportiva que ocupa el fútbol se destinara a los Juegos. Sin ese evento de por medio, a juicio del Sifup, no existe explicación razonable alguna para mantener un calendario reducido.

La realidad es aún peor en la Segunda División, la tercera categoría del fútbol rentado. En ese caso, según la misma entidad, la totalidad de los jugadores mantiene relación laboral con sus clubes solo por el período en que se desarrolla la competencia.

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