Un grito contenido después de mucho tiempo de frustraciones, finales perdidas y pequeños consuelos. Ocho años después de haberse metido por última vez en una final, Argentina vuelve a una definición planetaria y lo hace con jerarquía y una confianza que hace rato no se veía. Gracias a una exhibición notable, la Albiceleste tumbó a Croacia con un claro 3-0 y tiene todo el derecho a soñar con la Copa del Mundo, esquiva desde ese inolvidable 1986.
A diferencia de los otros encuentros que enfrentó la Albiceleste en el torneo, el cuadro europeo fue el que tomó la iniciativa en los primeros minutos, obligando a replegarse a su rival. Mientras que Lio Messi y los volantes no lograban juntarse, ya que no conseguían mantener el balón. No obstante, ese orden táctico sería derribado en poco tiempo.
A los 24′, los dirigidos de Lionel Scaloni intentaron algo distinto, con un remate desde fuera del área de Enzo Fernández, que obligó a exigirse a Dominik Livakovic. Un pequeño empujoncito para ganar confianza en un partido muy cerrado.
El propio Fernández -una de las grandes figuras del encuentro- sería determinante con un pelotazo de lujo que dejó solo a Julián Álvarez. El delantero enfrentó a Livakovic, siendo derribado por este último. El juez cobró el penal y Messi fusiló con un remate alto y esquinado para abrir la cuenta en el minuto 34. La Pulga, de paso, se convirtió en el máximo anotador transandino en Mundiales.
El tanto fue el impulso definitivo para Argentina. Apenas cinco minutos después llegaría el 2-0, tras una jugada notable de Julián Álvarez, quien picó desde su propio campo y tras sacarse a rivales y aprovechar un par de rebotes definió con clase ante la salida del portero croata. Por juego y llegadas, la final era cosa de tiempo solamente. Incluso, pudo llegar el tercero, pero el meta croata lo evitó.
El recital de la Pulga
Los segundos 45 minutos encontraron a un equipo croata saliendo a buscar el descuento. De hecho, el técnico Zlatko Dalic mandó a la cancha a Orsic y a Vlasic tras el descanso, para intentar replicar la reacción que tuvieron frente a Brasil en los cuartos de final.
El ímpetu del conjunto europeo, comandado por el voluntarioso Luka Modric, le puso el partido más cómodo a Argentina, que se vio con espacios y jugadores desequilibrantes en el uno a uno. El muy buen trabajo de Fernández y Leandro Paredes les permitió a los pupilos de Scaloni mantener el equilibrio y distribuir el balón con criterio para que Messi y Álvarez aprovecharan esas posibilidades.
Sin ir más lejos, a los 57′, la Pulga tuvo el tercero tras una brillante combinación en un metro cuadrado con Fernández, pero Livakovic evitó el tanto. Un ejemplo de los espacios que tuvo y que minutos después verían reflejado en el marcador.
La gran jugada de la noche qatarí llegó a los 69′, Lionel Messi recibió de espaldas al balón con la marca de Gvardiol encima, pero al astro no le importó y se lo llevó en velocidad, se llenó de amagues y resolvió con una asistencia magnífica para que Julián Álvarez sentenciara el partido. Fiesta absoluta en el Estadio Lusail.
El último cuarto de hora estuvo de más. Croacia, absolutamente resignado con el resultado, y Argentina dosificando fuerzas par la final del domingo, donde irá por el sueño de Messi y de un país de 45 millones de habitantes. Francia o Marruecos será el último obstáculo ante de la ansiada corona.
Ficha del partido
Argentina: E. Martínez; N. Molina (86′, J. Foyth), C. Romero, N. Otamendi, N. Tagliafico; R. de Paul (74′, E. Palacios), E. Fernández, L. Paredes (62′, Li. Martínez), A. Mac Allister (86′, A. Correa); L. Messi y J. Álvarez (74′, P. Dybala). DT: L. Scaloni.
Croacia: D. Livakovic; J. Juranovic, D. Lovren, J. Gvardiol, B. Sosa (46′, M. Orsic); L. Modric (81′, L. Majer), M. Brozovic (50′, B. Petkovic), M. Kovacic; M. Pasalic (46′, N. Vlasic), A. Kramaric (72′, M. Livaja) e I. Perisic. DT: Z. Dalic.
Goles: 1-0, 34′, Messi, de penal; 2-0, 39′, Álvarez; 3-0, 69′, Álvarez.
Árbitro: D. Orsato (ITA). Amonestó a Romero, Otamendi (ARG); Livakovic, Kovacic (CRO).
Estadio Lusail. Asistieron 88.966 espectadores.