La escalada chilena tiene en Valentina Ukrow a su próxima gran referente. Con solo 13 años, la santiaguina ha logrado instalar su nombre en la escena planetaria como una de las mejores exponentes jóvenes del continente. A esos logros deportivos, que incluyen entrenamientos en Estados Unidos y una clasificación al Mundial Juvenil, también se suma su historia de vida, una que no deja indiferente a nadie.
Cuando tenía 10 años, le encontraron un cáncer osteosarcoma en el codo derecho, lo que puso en jaque su vida y cambió totalmente su rutina. Con el apoyo de su familia y de diversas personas, logró sanarse y volver a practicar. Lejos de perder interés, ese momento en su vida la hizo volver más fuerte que nunca, al punto de estar disputando este fin de semana la cita planetaria de la especialidad, en Seúl, Corea del Sur.
Días antes de que tomara un vuelo de 36 horas a Asia, Valentina Ukrow y su madre reflexionaron sobre este camino y sobre el significado de tener una vida ligada al deporte a tan corta edad. También hay espacio para recordar ese complejo momento familiar que vivieron entre 2019 y 2020.
“Nunca lo vimos como algo que se iba a desarrollar de manera profesional. Siempre tomamos al deporte como un estilo de vida que ojalá siempre lo tuviese, pero nunca lo imaginamos a este nivel”, menciona Yenly Espinosa, mamá de Valentina y testigo principal de todo este camino.
Cuenta también que la primera vez que compitió fue a los cuatro años; que a los siete ya entrenaba dos veces a la semana y que, cuando cumplió nueve, aumentaron a tres esas sesiones. Fueron años de perfeccionamiento y conocimiento, probando tanto en la escalada de roca en montaña como en salas de boulder. Esta última es la que la tiene en Corea del Sur, compitiendo en el Mundial Juvenil en la categoría femenina Sub 16, este fin de semana. “Estoy tranquila, pero a la vez ansiosa, porque es un país mucho más avanzado y que tiene a muy buenos deportistas”, confiesa Ukrow a La Tercera.
En esta conversación también cuenta sus aspiraciones y sus gustos. Aclara que sus lugares favoritos para escalar son Petorca y Bosque Mágico (ahora cerrado), dos espacios en donde logra conectarse con la naturaleza. “Escalar me hace sentir feliz, porque es algo que no es artificial. Me siento libre, me siento parte del planeta. Me gustaría que fuésemos más personas, porque seguimos siendo una comunidad chica comparada con los otros deportes, y encuentro que es algo muy entretenido. Escalar o subir cerros te conecta con tu propio lugar”, reafirma.
La enfermedad
Esta historia de mundiales y sueños tuvo un golpe gigantesco en octubre de 2019. Tras semanas con un dolor en el codo derecho producto de un golpe, Valentina Ukrow fue al médico para descartar una lesión. Sin embargo, la respuesta fue algo que nadie esperaba. Le encontraron un osteosarcoma en el cúbito de ese brazo. “Fue súper fuerte... costó. El tiempo nos fue acomodando las emociones, porque al principio fue actuar y actuar rápido. Tuvimos mucha pena, pero también decidimos vivir este proceso con la mejor actitud. Somos una familia muy alegre y esto no tenía que ser distinto”, recuerda Yenly Espinosa.
Lo cierto es que una vez que comenzó el proceso de recuperación, los médicos le dijeron que quizás nunca podría volver a practicar su deporte. Algo que no estaba dentro de las posibilidades para Ukrow. “Nunca pensé en dejar de escalar, sino que pensaba en poner la mayor cantidad de esfuerzo para volver a hacerlo”, admite sobre esos meses de incertidumbre.
En junio de 2020, tres meses después de su operación, Luis Birkner, destacado escalador nacional y una persona muy cercana a la joven escaladora, le dio un regalo que fue clave para su retorno a la pared. Su madre lo cuenta: “Él vivió todo el proceso junto a la Vale y, cuando ya tenía el visto bueno de los doctores, le construyó un muro de escalada en su pieza. Le dijo que si ella no podía salir a escalar, él le iba a llevar la escalada a nuestro departamento”.
Con ese gesto del creador de la fundación Climbing For a Reason y el apoyo de una familia que se ha comprometido con el sueño de su hija, la joven representante nacional volvió a hacer lo que más le gusta. Atrás quedaron esos meses de pasar de clínica en clínica. Atrás quedó la incertidumbre de no saber si podría regresar. Ahora vive un momento estelar, compitiendo frente a frente con las mejores del mundo. Ella también entra en ese grupo.
Juventud y un camino especial
Recién cursa octavo básico, pero su vida ya está repleta de hitos deportivos. Además de su clasificación al Mundial por su primer lugar en el ranking overall categoría B Sub 16, ya aseguró su presencia en el Panamericano Juvenil, que se disputa en diciembre, en Ecuador.
También sabe lo que es salir al extranjero, gracias a dos experiencias clave para su desarrollo. El primero es un viaje formativo a Denver, Colorado, en abril de 2019. Ahí entrenó en uno de los centros de alto rendimiento más importantes para niños escaladores (ABC Climbing Gym) y escaló en roca en diferentes sectores icónicos para el deporte.
Finalmente, el año pasado fue invitada a la selección juvenil del Gimnasio El Muro para ir durante un mes a entrenar a España.