Neymar volvió al Santos para ser feliz. En el equipo que lo formó y en el que llegó a ser comparado con Pelé, la principal joya que ha surgido de esa escuadra, pretendía reencontrarse con el nivel que lo llevó, alguna vez, a ser considerado como uno de los mejores futbolistas del mundo. “Solo el Santos me puede dar el cariño que necesito”, aseguró el delantero a través de un video que compartió en sus redes sociales, a fines de enero. Por ese medio, informó la noticia que todos los fanáticos de O Peixe esperaban. Firmó por seis meses, sin opción de renovación automática.

Quería reencantarse. Sobre todo después de la grave lesión que había sufrido en su paso por el Al Hilal, de Arabia Saudita. Al país asiático había llegado en agosto de 2023. Solo pudo jugar siete partidos. El costo de tenerlo fue proporcional a su magnitud: 350 mil dólares por minuto disputado. En 248 minutos, anotó un gol y dio tres asistencias, lo que le valió para llevarse US$ 150 millones.

Ahora, el escenario parecía inmejorable. Es sabido que el delantero disfruta estando en su país, junto a los suyos. Incluso al borde de la crítica por su tendencia a organizar y participar fastuosas fiestas. De hecho, antepuso su comodidad a una cuantiosa oferta: Chicago Fire lo quería llevar a la MLS a cambio de US$ 50 millones.

El suplicio de Neymar: el astro del Santos se vuelve a lesionar

Hasta ahora, sin embargo, el regreso de Ney ha sido un verdadero suplicio. Lo refleja una escena dramática que se produjo este miércoles, cuando tuvo que abandonar prematuramente la cancha en el partido frente a Atlético Mineiro.

Devastado, el ariete dejó la cancha en los 34′ minutos del duelo ante la escuadra de Belo Horizonte. Sus imágenes llorando desconsoladamente dan la vuelta al mundo.

El duelo tenía bastantes particularidades que tendían a hacer pensar que se trataría de una jornada feliz. En principio, era el primer encuentro que Neymar disputaría como local en el campeonato brasileño, después de 12 años en el exterior. Y luego, porque cumpliría 100 duelos con la tricota del club que lo catapultó a lo más alto del fútbol mundial.

El plan salió mal. Tuvo que ser reemplazado por Benjamín Rollheiser. Ahora, debe someterse a los respectivos exámenes médicos para la gravedad de la nueva lesión. De ese diagnóstico surgirá una certeza clave: el plazo de la recuperación.

Por lo pronto, el retorno ha estado lejos de las expectativas: apenas ha jugado nueve partidos (siete en el Paulista y dos en el Brasileirao). Ha marcado tres goles y aportó tres asistencias.