Apenas se conoció la conformación de los grupos del Mundial de Qatar, el cruce entre Argentina y México asomó como uno de los más atractivos, por varios motivos. Pero ahora, después de la primera jornada de la Copa del Mundo, el duelo entre transandinos y aztecas adquirió una connotación mayor. Sobre todo para los del país vecino, que cayeron sorpresivamente ante Arabia Saudita en el debut. Entonces, ganarle al Tri es una obligación. Dicho esto, el morbo está en la presencia de Gerardo Martino en la banca mexicana.
La segunda caída consecutiva en una final ante Chile, por la Copa América (en Estados Unidos 2016), fue el triste corolario de la cortante relación entre el Tata y Lionel Messi, la que sumó una temporada con el Barcelona y dos años en la Albiceleste. Este sábado se dará un reencuentro de alto voltaje. No solo por el nexo entre ambos, sino que el partido en sí tiene una importancia radical para seguir en el Mundial.
Hay más de una cosa en común entre Martino y Messi. Ambos son rosarinos y ambos están identificados con Newell’s Old Boys, una de las mitades de la ciudad. Esta amalgama sonaba perfecta. El técnico y el futbolista coincidieron en el Barcelona para la campaña 2013-2014, uno de los pocos años en los que la Pulga no terminó celebrando un título. Pese a los antecedentes y a los factores que auguraban un buen pasar, esta comunión no fluyó. De hecho, quien fuera el director deportivo de los azulgranas en aquel tiempo, Andoni Zubizarreta, desveló una situación que explicaba un desequilibrio de poder entre el 10 y el estratega.
“Cuando Martino estaba en el Barça, le decía a Leo: ‘Ya sé que si usted llama al presidente me echa, pero coño, no hace falta que me lo demuestre todos los días’”, declaró el exarquero en una entrevista con Vicente Del Bosque en el diario El País, en 2020.
El nexo entre Martino y Messi se extendió hacia la selección, entre 2014 y 2016, periodo en el cual se dieron un par de golpes duros en el alma transandina. Perder dos veces con la Roja, ambas por penales y ambas con un Messi lejos del brillo que se le exige por su cartel de notable, fue el fin de ciclo del Tata. Cabe recordar también que el exjugador del Barcelona renunció a la selección tras la final en Estados Unidos, decisión que revirtió después.
Han pasado seis años y cada uno atraviesa por momentos disímiles. El Tata ha sido el receptor de la ácida crítica de los medios mexicanos, que no se muestran conformes con el juego del combinado nacional durante su etapa como estratega. De hecho, en septiembre, llegó al punto de pedir “un abrazo” a un periodista por hacerle una pregunta táctica en una rueda de prensa. El rosarino enfrentará a su país natal por segunda vez desde que está en el Tri.
“Si vos estuvieras en mi lugar, ¿qué harías?”, respondió a un reportero argentino que le cuestionó por sus lealtades. “Tiene que ganar México, no hay otro resultado. Sé dónde nací, el nombre del sanatorio (hospital), el año y las características de mi ciudad en Argentina, pero tengo que hacer lo imposible para que México gane, no puedo hacer otra cosa”, puntualizó el viernes, previo al choque. Sobre la Pulga, manifestó: “Con Lionel Messi hay que estar atento porque sabemos que en unos minutos te puede resolver el partido”.
Mientras tanto, el 10 albiceleste llegó a la Copa del Mundo en uno de sus mejores momentos, brillando en el PSG y con un equipo de Lionel Scaloni que no depende de él. Sin embargo, la derrota con Arabia Saudita transformó el choque con los aztecas como trascendental. Argentina necesita que Messi aparezca en todo su esplendor.