El técnico argentino César Vigevani tiene un lazo especial con el fútbol chileno. Entre enero de 2015 y diciembre de 2017 dirigió a tres equipos nacionales, entre ellos, Cobreloa, actual campeón de la Primera B; y a Huachipato, uno de los máximos aspirantes al título en esta temporada. “Es un país del que uno siempre está pendiente de volver”, dice desde Honduras, donde dirige al Motagua, uno de los clubes más populares de esa nación.
En conversación con El Deportivo, el transandino comenta el ascenso de los loínos y adelanta el duelo de la Roja ante Venezuela, “un equipo que arrancó hace tiempo su recambio”, según dice. En su paso por Talcahuano conoció al controvertido Yeferson Soteldo, una de las figuras de la Vinotinto, pero advierte que “jugadores como esos hay que educarlos”. Sobre su estilo desenfadado en la cancha, el DT comentó que “si busca molestar al rival, no suma nada”.
¿Cómo están las cosas por Honduras?
Andan bien. Es mi primera vez en Centroamérica, con las dudas de un mercado que uno no conoce. Pero este club es una gran institución. Muy profesional, la organización es muy buena. Acá en la región se habla que Motagua es un top cinco.
¿Cómo se gestó su llegada?
A mí me trajo el director deportivo Emilio Izaguirre, quien jugó varias versiones de la Champions League con el Celtic Escocia. Ahora, Motagua también metió un jugador allá. Se exportan muchos jugadores desde esta liga, por el biotipo y la genética. La selección fue a los mundiales de 2010 y 2014. Ahora se vino el profesor Reinaldo Rueda, hay un proyecto interesante.
¿Ha seguido el fútbol chileno?
Sí, justo ahora iba a subir una foto por el ascenso de Cobreloa, después de tanto luchar. Yo fui uno de los primeros técnicos del equipo en la B, hicimos una buena Copa Chile, incluso eliminamos a la UC en los penales. Íbamos segundos en el torneo, pero hubo un problema en la interna con las elecciones del club y eso nos mató. El club era un despelote, políticamente. Ocho años es mucho tiempo. Me dio mucha alegría.
Usted también dirigió a Huachipato…
Sí, vi que ahora está peleando el campeonato. Nosotros lo tomamos en un momento complicado, el equipo estaba peleando el descenso y se hizo una campaña con chicos muy jóvenes. Hicimos una buena campaña. Es un club que mantiene una línea, un proceso que termina dando frutos. Los clubes que no pierden el horizonte rinden frutos.
Un club que se ha caracterizado por formador de nuevos profesionales…
Claro, después de la temporada en que estuve yo, el club vendió entre cinco y siete jugadores: Jimmy Martínez, José Bizama, Omar Merlo, Yeferson Soteldo… Siempre lo digo, el proyecto de Huachipato es un ejemplo, no tiene la resonancia de los grandes, pero es uno de los equipos que más exporta en Chile.
¿Ha visto a la selección chilena?
La vi contra Perú. Pero está en medio de un recambio que a veces se hace complicado, sobre todo, cuando tienes una generación muy buena, con semejante jerarquía. Es lógico, después de eso, tener algunos traspiés. Pero veo al equipo alineado, con una idea clara, el recambio empieza a funcionar y parece que está por buen camino.
¿Y qué le parece Venezuela, su rival de turno?
Es una selección durísima que también hizo un recambio. Trabaja con la misma línea que tenía en la Sub 20, con un 90% de los jugadores afuera, en ligas competitivas. Venezuela se arrancó hace tiempo y será un lindo partido.
Usted tuvo a una de las figuras de esta Vinotino: Yeferson Soteldo…
Un jugador que siempre tengo en la retina. Me acuerdo cuando lo recibí, él tenía 17 años. Teníamos la incógnita de en qué puesto jugaba Soteldo para potenciarlo. La virtud que tuvimos fue de armarlo como una segunda punta que se mueva suelto por todo el frente de ataque, sin una posición fija. Ahora se luce en esa posición, como un Kun Agüero venezolano.
¿Un jugador muy controvertido?
Sí, no era fácil llevarlo. Tuvimos que hacer un trabajo en conjunto entre todos, como suele pasar con estos jugadores distintos. Tener otro trato, otros mimos, diferentes cuidados. El paso por determinados clubes lo afectó. Creo que en la U eso lo perjudicó un poco. La contradicción que, en su momento, esos aspectos le jugaron en contra.
Recuerdo un incidente en que el capitán Tomás Rincón lo echó de una concentración…
Me acuerdo de eso. Todo ese potencial que tenía, quizás esos incidentes, en algún momento le jugaron en contra para llegar al fútbol europeo, porque tenía las condiciones para consolidarse. Ahora está más grande, más maduro, seguramente habrá aprendido de esos errores. Ahora también está en un mercado difícil como el brasileño.
¿Vio el incidente que tuvo en el triunfo del Santos sobre Vasco da Gama, cuando se burló de los rivales?
Bueno, son esos jugadores distintos que es importante saber educarlos. A veces, cuando uno habla de los representantes, cómo cuidan ese entorno, cómo lo ayudan. Quizás Soteldo no tuvo ese trato. Todo eso le jugó en contra. Si no, era para que ya se fuera a Europa. La parte disciplinaria es tan importante como la futbolística.
¿Usted tuvo algún incidente puntual con el jugador?
No, porque era más joven. Sí había que tenerlo corto, no podía escaparse nada. Había que tenerlo rodeado, entre el gerente deportivo y nosotros como cuerpo técnico. No se le podía sacar la mirada de encima, había que tener mucho cuidado.
Esa manera tan burlesca y desenfadada puede traerle problemas, ¿no?
Siempre digo que puedes tirar una rabona, un gesto técnico como lo hacían Ronaldinho o Pablo Aimar. Pero productivos, por una acción de juego... no lo tiraban por sobrar al rival. Cuando uno hace una jugada que no es productiva, que no es para sacar ventaja y lo que busco es molestar al rival; para mí, no suma nada. Cuando veías a Maradona que hacía una bicicleta o una rabona, es por un recurso. Pero cuando se hacen gestos que no suman para el fútbol, en un escenario como el de Brasil, por ejemplo, generará más fastidio que otra cosa.
Pero a veces se le pasa la mano…
Le gustan esas jugadas. Como le llamamos en Argentina, tiene el potrero incorporado.