El testimonio de un exfutbolista chileno residente en Indonesia tras la tragedia en el clásico local: “El hincha es de mucho amor y odio; se vuelven loquitos en este país”

El exvolante nacional, con paso en el fútbol del país asiático, da cuenta del desastre ocurrido tras el clásico entre el Arema y Persebaya que cobró la vida de más de 180 personas.



Una de las mayores tragedias del fútbol mundial ocurrió el pasado fin de semana en Indonesia. Ocurrió tras el encuentro en el que el Arema cayó en el clásico contra el Persebaya Surabaya por 2-3 en el Kanjuruhan Stadium.

Tras la caída del cuadro local, la afición presente en el estadio invadió el terreno de juego y se enfrentó con la policía que lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. El incidente terminó con la vida de más de 180 personas y dejó heridos a muchos más.

Muchos de ellos fallecieron a causa de la estampida generada por querer abandonar el recinto, tal como lo reportó el sitio de noticias del país Komas. “las víctimas fueron producto de haber sido pisoteadas por otros simpatizantes, así como por la dificultad para respirar debido a los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad”, informaron.

Uno de los chilenos que vivió de cerca esta situación fue el exvolante nacional Patricio Acevedo (44 años) quien reside en Indonesia y que registra paso por los clubes PSMS Medan (2002-2004) y Semen Padang FC (2007-2008), club en el que se retiró del fútbol profesional.

“Es algo lamentable, pero que podía ocurrir en cualquier minuto. En este país hay mucha gente y los estadios se repletan, en partidos de primera y segunda división. Siempre va mucho niño al estadio, de escuelas. Y lo que pasó fue lo que pudo haber pasado en cualquier minuto, porque siempre entra gente a la cancha. De mis años de futbolista, allá por el 2004, pasó algo parecido. Perdimos un partido de local y entró la gente, quemaron todo. Tuvimos que salir en un auto policial blindado”, comienza señalando Acevedo a El Deportivo.

El ex seleccionado de Palestina mantiene una estrecha relación con el técnico chileno del Arema, Javier Roca. “Apenas terminó el partido lo llamé y le pregunté cómo estaba y me dijo que habían salido todos bien del plantel, que no hubo problema, pero que vieron gente morir en el camarín donde estaba. Fue bien trágico, pero en algún minuto iba a pasar una tragedia así, porque es demasiada la gente que va acá al estadio, sobre todo para un partido como este clásico”, indica.

Luego profundizó que tras el pitazo final “los jugadores se fueron rápidamente al camarín, porque la gente ya estaba entrando. Para proteger a los jugadores rivales también. Y una vez que estaban adentro comenzaron a sentir el ruido de la gente, como una estampida de gente, gritos desesperados. Y algunos entraron en el camarín del Arema, y los atendieron los paramédicos que estaban ahí, pero creo que en el camarín murieron cuatro personas. Así que los jugadores quedaron bien afectados”.

Relación cercana con los hinchas

Uno de los aspectos en el que Acevedo pone énfasis es en la relación cercana que tienen los futbolistas con sus hinchadas, aunque a veces esta entra en conflicto en situaciones complicadas como lo puede llegar a ser una derrota.

“Las barras son bien cercanas a los jugadores. Tienen esa cuestión de amor y odio que de repente sales a la cancha y están todos abrazándote, pidiéndote fotos, pero cuando pierden tienen ese cara y sello. Se vuelven loquitos acá en este país”.

Y los jugadores tampoco ayudan demasiado a mantener la calma en las tribunas. “Acá lamentablemente los futbolistas son muy emocionales. Les gusta pegarse patadas, pero eso no es justificación, pero la gente como que le gusta y están mal enfocados. Hay jugadores que entran a pegar solamente en el partido y eso como que calienta a la gente. Y hubo peleas durante el partido”.

El exjugador de Universidad de Chile entre 1996 y 2001 también explica cómo es la forma en que las barras viven el fútbol en Indonesia. “Aquí tienen la mala costumbre de que en los clásicos el equipo local no puede perder. Es una cuestión que ellos no aceptan y siempre queda la escoba. Como te digo esto me pasó en el 2004 cuando jugaba también en un grande con un equipo de Yakarta y pasó lo mismo, perdimos y quedó la escoba”.

Seguridad

Para este tipo de espectáculos la seguridad no varía mucho de lo que puede estar dispuesto para un encuentro de menor riesgo. Acevedo explica que “acá hay guardias y para los partidos de alto riesgo como fue el del otro día, mucha policía”. Agrega que para este encuentro “solamente entró la gente del equipo local. Ni siquiera entró la gente del equipo rival, era solo gente de Arema”.

Y luego, apunta al procedimiento de la policía como el detonante de la tragedia. “se equivocaron en tirar las bombas lacrimógenas, aparte de que tenían las puertas cerradas, entonces la gente no podía salir. Fue un mal procedimiento. Los policías siempre entran a la cancha y le pegan a la gente. Pegan palos. La gente no los enfrenta, arrancan más que nada. La mayoría son jóvenes, niños. Acá no se ven las pistolas en este país, los cuchillos se ven muy poco. Indonesia es un país relativamente seguro, eso se traduce a la gente acá que no es mala. Entran a la cancha, de repente pueden quemar cosas, pero son puros cabros. Entonces entra la policía y ellos salen arrancando no más”.

Luego, haciendo un contraste entre la actividad en Indonesia y en territorio chileno, apunta que “en Chile las barras bravas son complicadas también, a pesar de que no va mucha gente, pero son complicadas. Imagínate cuántas personas eran en el clásico, creo que tres mil personas y tiraron una bengala. O sea, si la gente no puede controlar a tres mil personas qué queda para cuando jueguen con 80 mil”, expresó en relación a la agresión sufrida por Martín Parra en el clásico universitario por la Copa Chile.

¿Puede pasar algo similar a lo sucedido en Indonesia en Chile? “Si no se toman las medidas necesarias ahora... La gente no va al estadio por lo mismo. Hay compadres míos que están jugando allá, que son técnicos y opinan lo mismo. No están dando las seguridades. Espero que no, pero si con tan poca gente no son capaces de controlar, qué queda para más adelante”, concluye Patricio Acevedo.

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