El torneo chileno tiene a los goleadores más veteranos de Sudamérica después de Perú
Los cinco primeros artilleros del campeonato nacional tienen un promedio de 30 años y casi 8 meses. Un dato estadístico que habla a las claras de la falta de recambio en el puesto que, obviamente, repercute en la Roja. Cristián Montecinos, goleador en 2005 advierte que “a Brereton hay que verlo en los partidos jodidos, no contra Bolivia o rivales de menor categoría que Chile”. Rubén Martínez, trigoleador del campeonato entre ’89 y ’91, asegura que “cuando Iván Morales haga 15 ó 20 goles en un torneo de 30 fechas, ahí se consolidará. Antes de eso seguirá siendo un proyecto”.
Con casi una rueda completa disputada, el campeonato chileno ya empieza a dar luces sobre quiénes se consagrarán como máximos artilleros del torneo. Los cinco primeros en la lista promedian una edad de 30 años y casi 8 meses. Una cifra que los pone como los segundos más veteranos entre las 10 ligas sudamericanas.
En el tope de esta particular clasificación se encuentra Perú, donde el promedio de edad de los cinco primeros en la tabla es de 31. Después, el ya mencionado Chile y un poco detrás Argentina, con 30 años, donde la media la sube el veterano José Sand, de Lanús (41 años).
Los artilleros del Brasileirao tiene un promedio de 29 años y casi 8 meses. En la parte jove de esta lista aparecen Ecuador (28 años y 10 meses), Paraguay (28 años y cinco meses), Bolivia (28 años y tres meses), Venezuela (27 años), Colombia (27 años y siete meses) y Uruguay (24 años y cinco meses).
“Hay una lectura, que los jugadores antiguos siguen vigentes. La otra es que la mayoría de los jóvenes se va del país muy temprano. Pero en general no hay una generación buena de delanteros. Pero es una tendencia en Sudamérica. Y son mayores porque viene con un bagaje, con años de circo. Aquí lo hacen bien, son letales, Larrivey o Zampedri te matan en el área, en el juego aéreo. Ponen eso distinto. El chileno no viene con ese plus, es rápido, encarador, es puntero, se cambia de orilla”, asegura Cristián Montecinos, máximo artillero en el Clausura 2005.
Asimismo, Rubén Martínez, quien fue trigoleador del campeonato (’89, ‘90 y ‘91), tiene una opinión parecida y advierte que “hay una tendencia en Sudamérica y es difícil que los más jóvenes se impongan. Todo depende como lo mires. Larrivey, con sus 36 años de edad, debe de estar feliz, halagado, de que ningún jugador de abajo en la U le pelee el puesto. Pero eso habla también de que ese jugador no está”.
Montecinos agrega que “¿El nivel? No hay que menospreciar. No juegan mal, andan bien. Quizás debiera salir gente joven, sobre todo de Chile. Pero a la larga no sale ningún juvenil, son pocos quienes lo demuestran. Encima, se vende muy rápido lo más exportable que tenemos”.
Falta recambio
Pero el hecho de tener tantos artilleros extranjeros, al margen de su edad, habla también de la escasez de especialistas en el puesto. Así lo desmenuzan los dos ex delanteros consultados por El Deportivo.
“Yo no creo en el recambio, eso se da sólo a medida que los jugadores lleguen por méritos propios. Hay muchos jóvenes, pero no tienen jerarquía. Hoy no hay un delantero como Suazo, como Caszely”, dice Montecinos.
Y Martínez apostilla que “el recambio es necesario, pero ha sido muy lento. No sólo en los goleadores. Es un puesto específico, marcado por nuestro fútbol, ahí siempre terminó nuestra columna vertebral”.
Una carencia que también se ha visto en la selección chilena, al menos eso es lo que agrega Montecinos, quien ejemplifica su discurso con la llegada de Ben Brereton a la Roja.
“Trajeron al inglés, que tiene capacidades distintas. Viene de una liga más directa, aguanta mejor la pelota de espalda, tiene buenos recorridos, cualidades suficientes para que lo pongan como uno de los mejores. Pero ojo, en sólo 3 ó 4 partidos no se puede ser algo distinto. A Brereton hay que verlo en los partidos jodidos, no contra Bolivia o rivales de menor categoría que Chile. Ahora en la fecha triple se verá si puede rendir”, afirma el ex Necaxa.
Cambio de paradigma
Al margen de la falta de nuevas figuras, los atacantes consultados hablan de una nueva forma de jugar en punta. Así lo explica el Pelado, quien asegura que los actuales arietes no sólo deben hacer goles.
“Hoy se juega distinto. Antes el centro delantero jugaba de espalda al arco, era prácticamente sólo un jugador de área. Hoy cambió todo el sistema. El jugador es físico, rápido, cualquiera te puede marcar un gol, en muchos equipos los centrales son goleadores. Las pelotas detenidas son más importantes, los tiros de esquina, las faltas cerca del área. Antes era solo una sola vía, un pelotazo o una pared”, dice el talquino.
Y el campeón de la Libertadores reafirma que “si tú ves, por ejemplo, Chupete Suazo o Paredes no son tan altos, pero tienen una gran capacidad goleadora. Ahora estamos llenos de volantes, pero no hay goleadores. Es un puesto especial, es un futbolista que debe tener algo. Hoy no hay vértigo, sobre todo en espacios reducidos. Los jugadores jóvenes pasan por etapas, son muy laguneros”.
Nuevos exponentes
Lo cierto es que los jugadores debutan temprano, pero el talento se marcha pronto del campeonato nacional. Así lo explica Montecinos, quien advierte que la falta de motivación en los jugadores jóvenes conspira para la ausencia de recambio.
“Yo se lo digo a mi hijo Joaquín, aquí no hay metas de dinero, sólo seguir mejorando. El fútbol es un medio para seguir haciendo cosas mejores. Quizás en general el chileno es conformista y cómodo, le da lo mismo, no hace un esfuerzo para mejorar cuando ya tiene un contrato asegurado”, advierte el orgulloso padre del delantero de Audax.
Martínez, en tanto, se enfoca en la explosión de Iván Morales y advierte que “a mí me da risa cuando dicen que si traen otro 9 Morales e va a perder. La competencia es buena para los delanteros, demuestra que si mantengo mi cuota o mi nivel, puedo consolidarme en el puesto. Cuando Morales haga 15 ó 20 goles en un torneo de 30 fechas, ahí se consolidará. Antes de eso seguirá siendo un proyecto”.
Y enfatiza su opinión, ya que “a mí me trajeron a Dabrowski, Yáñez, Barticciotto, a Hugo Rubio, después al Tunga González… Pero al final me vi beneficiado. Eso hace la competencia, te revaloriza. Si yo me tengo poca fe, no llego a ningún lado. Me acuerdo con Dabrowski, que me decía que siempre me quedara cerca de él, que lo van a mover, que se llevaba las marcas… A mí siempre me iba a quedar una”.
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