"¡Mauro... Mauro querido... los granates... jamás te olvidarán...!", vitorean con emoción los ocho mil hinchas presentes en el Estadio La Portada de La Serena. La cancha es una fiesta de agradecimientos. Da igual la derrota frente a Ñublense, importan poco los seis años de penurias en la Primera B y las nulas posibilidades de ascenso. Es un día histórico para el club papayero y el foco se centra en Mauricio Salazar, quien con 39 años se despide de su gente. Llegaron los más viejos a verlo jugar por última vez con la 18 en su espalda. El eterno capitán se va, pero su huella queda.
A Salazar lo han bautizado como el Totti granate. Apodo justo en un fútbol tan mercantilizado y donde los traspasos son pan de cada día. Llegó a los 14 años al club, jugó 18 temporadas como profesional, disputó 512 partidos y anotó 129 goles. Se convirtió así en el jugador con más presencias en la historia de Deportes La Serena y en el goleador histórico del club.
"Fue un momento muy feliz, de orgullo y también de tranquilidad. Es espectacular recibir ese cariño, uno queda con el corazón lleno", asegura Salazar, todavía emocionado por último adiós.
Su amor hacia el club papayero fue tempranero. Nacido y criado en La Serena, fue varias veces a presenciar partidos al antiguo Estadio La Portada. A los nueve años llegó a la Academia de fútbol Santa Inés, cuna de varios referentes granates como el Murci Rojas, Juan Castillo y Ricardo Rojas. "Todos los chicos que éramos hinchas de La Serena queríamos jugar ahí", relata.
A los 17 años, cuando Gustavo Huerta dirigía a los papayeros, le tocó debutar en 1997, de visita frente a la U en el Estadio Nacional. Jugó 20 minutos en la derrota por 3-0. "De verdad fue emocionante. Llevaba pocas semanas entrenando con el primer equipo. Era un niño, seguía en el colegio. Había treinta mil personas y la U estaba plagada de figuras", rememora.
De joven le tocó vivir el descenso del 99'. Llegó el momento del Totti granate. Le tocó asumir la capitanía con tan solo 21 años. En 2003, logró el anhelado ascenso. "Solo éramos jóvenes en ese equipo. Todos amigos. Fue hermoso". Así recuerda Salazar uno de sus momentos más dulces con los granates. Mauro tuvo breves pasos por Huachipato (2004) y Audax Italiano (2008). "Cuando estuve en el sur me dirigió Arturo Salah y fue él quien me ayudó a volver a La Serena. Me sentía muy cómodo acá", cuenta el volante, que terminó la carrera de Ingeniería en Minas, en la U de La Serena.
El 2012 queda en la retina de Salazar. Ahí descendió luego de que Cobresal les hiciera un gol en el último minuto. "Ese año en lo personal fue muy bueno, hice muchos goles. Me llamaron de varios lugares de Primera. La tentación de irse fue grande, pero el amor era mayor. La idea era volver a subir al club, así que me quedé. Nunca se pudo y esa será mi espina". A Salazar le gusta recibir el apodo del Totti granate. "Es un orgullo", dice. "Hoy esto es raro porque muchas decisiones se toman por dinero. Algunos se apuran, siendo que lo importante es sentirse cómodo, feliz y poder desarrollarse", dice.
El Ingeniero relata otro de los episodios por el cual la hinchada papayera le declara la idolatría: "Varias veces recibí ofertas de Coquimbo Unido, con grandes sueldos. Nunca quise irme. Es mi clásico rival desde los nueve años".
"Recién me retiré. Lo forjado aquí será un cordón difícil de romper. El lazo es enorme", sentencia el Ingeniero. Los hinchas piden que se retire la 18, lo concreto es que la Galería Sur de La Portada se inmortalizará con el nombre de Mauricio Salazar. Un homenaje en vida, para el Totti granate.