Gustavo Poyet no solo está en la mira por la campaña que ha cumplido con Universidad Católica y por el escaso respaldo que suma entre sus hinchas. Ahora, después de la derrota frente a Universidad de Chile, en la más reciente versión del clásico universitario, el entrenador uruguayo está en riesgo de perder a uno de sus más estrechos colaboradores. En pleno partido frente a los azules, Diego Poyet, hijo del técnico y analista del equipo de la franja invadió el campo de juego para sumarse a los reclamos dirigidos al juez Roberto Tobar, quien revisaba una incidencia en la cabina del VAR.

Tobar no incluyó en su informe el comportamiento del asistente. Sin embargo, el retoño del entrenador podría recibir algún castigo por otra vía. “El Tribunal de Disciplina siempre puede actuar de oficio, en el papel. Lo he explicado muchas veces. Sin embargo, debemos revisar muchas normas”, aclara el presidente de la corte de primera instancia del fútbol chileno, Exequiel Segall, a El Deportivo. En ese escenario, el jurista admite que la materia será objeto de revisión. “Tenemos que conversarlo hoy”, se limita a responder. Naturalmente, evita emitir alguna opinión concluyente.

Lo que sí establece Segall es que cualquier decisión se adoptará conforme a la reglamentación. “Nos da lo mismo que pueda tener connotación pública. Lo que hay que revisar es lo otro, el comportamiento”, establece.

Diego Poyet en un momento feliz: celebrando la Supercopa.

Otro lío

No es primera vez que Diego Poyet se mete en líos. En mayo, el uruguayo fue sancionado por la Conmebol por incurrir en conductas antideportivas en el encuentro de la UC ante Nacional de Montevideo, por la Copa Libertadores. En esa oportunidad, se le imputó por haber escondido balones en el desenlace de choque entre los cruzados y el equipo uruguayo.

Además de aplicársele una fecha de suspensión, el club estudiantil fue multado con US$ 1.500 dólares producto del exceso, que constituía una vulneración al artículo 16.a) (V) del Código Disciplinario de la Conmebol, que establece la falta como “conducta antideportiva contra los jugadores y oficiales rivales u otras personas que no sean los oficiales de partido, pronunciando términos o expresiones atentatorios al decoro o a la dignidad o empleando gestos o ademanes contrarios al buen orden deportivo”. El monto fue descontado de los recursos que el club de Las Condes percibió por participar en la competencia.

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