La Premier League ya está en desarrollo. El campeonato británico, atractivo por definición, considerando que se trata de uno de los torneos más competitivos en el mundo, ofrece ahora un nuevo elemento para concentrar miradas: es el primero que se atreve a modificar los criterios de aplicación el VAR. La finalidad no es otra que darle una mayor naturalidad a la interpretación de las reglas de juego según los antecedentes que arroje el uso de la tecnología.
Hay tres situaciones específicas sobre las que se aplicarán nuevos criterios: el fuera de juego y las manos e infracciones dentro de las áreas.
En relación a la primera situación, habrá cambios relevantes: los jueces asistentes ya no deberán esperar a que finalice la jugada para levantar la bandera y, lo más significativo, dejarán de sancionarse los offsides milimétricos, como sucedía hasta antes de la entrada en vigencia de las modificaciones. “En una situación de fuera de juego realmente cerrada seguimos los mismos procesos que hicimos el año pasado con el VAR. Tiramos las líneas de un píxel, colocando la línea de defensa y luego la línea de ataque. Luego colocamos las líneas de transmisión más gruesas y si se superponen, esas situaciones ahora se considerarán como reglamentarias”, explicaba Mike Riley, director del Comité de Árbitros de la competición en el lanzamiento de las modificaciones.
Más contacto
La otra variante tiene que ver con las fricciones en área sancionables como penal. Ahora se establece que, para ser sancionados como penal, deben ser claros. “Se ha perdido un poco ese deporte de contacto, probablemente por la intervención del VAR”, evaluaba Riley. “La experiencia de los Eurocopa ha demostrado que la gente lo agradecerá si permites que el juego fluya, si aceptas que algunos contactos pequeños simplemente no son faltas, que son parte del juego”, añadía el personero.
Las variantes, dice el mandamás de los jueces obedecen a la retroalimentación que han recibido de parte de todos los actores del juego. “La retroalimentación que hemos recibido de clubes y jugadores es elevar ese umbral, de modo que los árbitros no busquen minuciosamente ligeros contactos, sino que consideren tres factores: ¿hay un contacto claro y adecuado? ¿Ese contacto tiene una consecuencia? ¿Hace que alguien se caiga? ¿O es la motivación del jugador utilizar ese pequeño contacto para caerse?”, describe Riley.
La conclusión, entonces, es clara: el VAR no está para los simples roces. “Si hay un contacto claro con consecuencias claras, eso es lo que penalizas, y no entras en los contactos leves ni en el campo ni en el VAR”, sentencia la máxima autoridad referil en la principal competencia primaria.